VI

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La semana había transcurrido como si la vida de Hyunjin estuviera en pleno videojuego y al inicio de cada día, cuando ponía sus pies en la escuela, tuviera que correr a esconderse del famoso monstruo que todo buen héroe enfrenta. En otras palabras, sin metáforas de por medio, Hyunjin era un cobarde y se escondía entre su casillero y la sala de cerámica de Minho, su destinado que no debía ser su destinado.

No era mentira cuando decía que no deseaba a Minho. Su historial de Google tenía búsquedas como: "¿El destino se puede equivocar?", "¿Cómo cambio mi destinado?" o incluso "Club de apoyo online para gente que odia su alma gemela".

El drama era parte de su vida y no iba a alejarlo porque en el fondo, le entretenía seguir metiendo su cabeza dentro de un cubículo en la pared cada mañana, esperando que unos profundos ojos azules no le miraran directamente.

Dejó sus cosas en su cama y se recostó en ella, sabiendo que la semana había terminado casi con éxito, incluso si había tenido que correr en dirección contraria si venía Minho por el pasillo, o esconderse detrás del lienzo en plena clase de artes plásticas e incluso evitar las horas de entrenamiento de Jisung. No es personal, Jisung, no contigo al menos, pensó Hyunjin.

La puerta de su habitación sonó al ser golpeada. Por el modo pausado de golpear y hasta casi elegante, Hyunjin supo inmediatamente que era su hermano. Un leve "No hay nadie" se escapó de sus labios de manera sarcástica. La puerta fue abierta de igual manera.

—Que deprimente te ves tirado en esa cama un viernes por la tarde —le acusó Chris, con los brazos cruzados y apoyado en el umbral de la puerta.

—Y eso que mi peor faceta son los Lunes.

Chris entró a la habitación, golpeó la pierna del menor y éste se movió a un costado para que el mayor pudiera acostarse a su lado. Los dos hermanos Hwang, mirando el techo aburrido de una habitación aburrida, un viernes totalmente aburrido.

—Jisung me habló. Me dijo que está preocupado por ti. ¿Qué tan deprimente tienes que verte como para que me hable tu amigo y me pida que no te olvides que mañana tiene un partido importante? —Chris seguía mirando el techo, pero Hyunjin había cerrado los ojos escondiéndose en su propia oscuridad mental.

—Es un interesado. No te dejes engañar. Quiere que vaya a su partido, no mi salud mental —declaró el menor, haciendo un puchero leve con sus labios. Chris sonrió ante ese comentario.

—¿Y lo vas a soltar? —preguntó el mayor.

—¿Soltar qué?

—Lo que tu cara muestra y tu mente oculta —completó Chris, girando su rostro para ver el perfil de su hermano.

Chris había llegado a la casa antes que Hyunjin, y con eso quería decir que era adoptado. Los padres del menor habían firmado todos los papeles para que formara aparte de la familia porque la madre de los Hwang no podía tener hijos biológicamente. Más tarde, cuatro años después, nació Hyunjin. Chris en su momento estaba celoso, no se suponía que tendría un hermano, al final el médico estaba equivocado y si pudieron concebir un hijo biológico. Tuvieron su momento de brecha, su relación de hermandad era media débil, pero a la larga ambos se dieron cuenta que se necesitaban mutuamente.

Chris era un chico responsable, pero su personalidad era algo difícil de tratar. Callado y alejado del mundo entero. Hyunjin por su parte siempre fue una pequeña caja de inseguridades y sorpresas, gritarle era digno de un llanto y se ponía nervioso por cualquier cosa. Los hwang tenían su lado débil, y solo entre ellos, bajo ese techo aburrido, se conocían las dos facetas de la vida.

No era de sorprender que Chris tardará solo cinco minutos en darse cuenta que a su hermano algo le atormentaba. Hyunjin esperaba que el viniera a su puerta, siempre lo hacía, pero no quería contarle está vez lo que sucedía. Le haría pisar tierra firme y el estaba cómodamente volando entre fantasías que su propia mente creaba.

El cielo es azul - [Hyunho] [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora