Capítulo 2

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Parte 2

El empuje contra la pared me deja desubicada y sin aire, no esperó a que me recuperara cuando dio otro empujón.

—Responde—sentencia. Siguiendo con su agarre en mi hombro.

—No, no salgo con nadie—aprieta mi hombro, como si eso me hiciera confesar lo contrario, poco después se aparta—. ¿Por qué siempre me preguntas eso? No es como si te importara.

—Reviso que la mercancía no esté en manos equivocadas.

—¿Ahora me llamas "mercancía"? Eres un asco.

—Mhhm, yo recuerdo que te gustaba que te dijera cosas aún más sucias que esa—me ruborizo, no tiene un ápice de cordura. Tengo una necesidad creciente de salir corriendo pero su mano en mi hombro es mi recordatorio de que no puedo moverme sin ser acorralada—. ¿Por qué no estabas en la fiesta de tu preparatoria?

—Entonces sí estabas ahí—otro empuje más fuerte vuelve a marearme y aún así no le dejo de mirar—. No quería estar en una fiesta donde me acosarías todo el tiempo.

En breve cuando salieron mis palabras valerosas y estúpidas, sentí el arrepentimiento y un pavor que casi me hacen cerrar los ojos. No sucedió nada. Dylan posó su antebrazo al lado de mi cabeza.

—Tenemos que hablar seriamente.

—¿De qué quieres hablar esta vez?

Callamos al instante en que un grupo de adultos pasa por el pasillo, Dylan me había llevado a un espacio reducido entre un edificio y otro, ahora estaba menos asustada el saber que algunos conocían este lugar.

—Me dijeron que hablas mucho con un hombre que está en tu prepa. Si dices que no sales con nadie, porqué es que te la pasas hablando con él.

—No sé de qué estás hablando—el aliento de Dylan apesta a alcohol, no lo había notado antes pero sí parece estar un poco borracho—. Pregúntale bien a tus contactos, parece que se confunden muy a menudo.

Azota su mano cerca de mi rostro.

—No estoy para tus jueguitos—sacude su bolsillo y de él obtiene un celular—. ¿Quién es él?—muestra una foto en donde me encuentro sonriendo a un chico que ni siquiera conozco—Responde y me iré.

—Lo saludé, eso es todo. No lo conozco—explota de la risa. Tiemblo cuando acerca algo frío a mi mejilla, sus dedos—. Te juro que no lo conozco.

—¿En serio crees que te voy a creer esa mamada? Siempre le coqueteas a cualquier persona que se te acerca. Te lo estás tirando, ¿verdad? ¿Lo haces con ese tipo?

—Te lo juro, no salgo con él—repito, temerosa de su mirada furiosa. No tarda en que su enojo llegue a extremos, así que apresuro mis palabras—. Muéstrame otra foto de él y te aseguro que cuando lo tenga ubicado lo bloquearé y le dejaré de hablar.

Arrastra sus labios hacia mi oreja y su mano empuja suavemente mi mejilla, todo para que escuche y no huya.

—No le voy a creer ninguna palabra a una p*uta como tú—lo ronronea. Instantes después baja su mano hacia mi cuello, acariciando y apretando.

—Dylan, ya—el pánico incrementa a cada apretón que le da a mi cuello, saboreando la voz entrecortada que sale de mi garganta —. Créeme, no saldría... con nadie si no eres tú.

Disminuye la fuerza y aleja su mano, no lo suficiente como para moverme pero sí para tenerme acorralada. Tiene su antebrazo apoyado a la pared, escondiendo mi cabeza a los espectadores de la plaza  ya que del otro lado da al estacionamiento vacío. Su mano roza mi espalda, baja despacio, queriendo torturarme, le intento detener, en cuanto hago solo un diminuto movimiento, me da una bofetada y sostiene mi mandíbula, como advertencia, y con mucho asco dejo que continúe su recorrido.

InefableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora