Capítulo 10

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Mi sonrisa se encuentra por los cielos, estoy demasiado emocionada por mi primer día de trabajo, hacer algo por mi cuenta. Ayudar a mi madre es una responsabilidad y un agradecimiento de mi parte, por todo lo que me ha brindado y sin pedir algo a cambio.

Pienso en lo que tengo en mi closet, no tengo nada para el trabajo, que sea presentable como dice Magnolia. Usar una blusa y unos jeans, me parece tan simple. Mientras que si uso un vestido floreado sería alegre pero no apto para ir al trabajo. Un gran dilema.

—¿Qué me conviene?— le pregunto al póster de Tom Cruise —¿El vestido o los jeans? —espero su respuesta, sonrío —Siempre eliges muy bien, pícaro.

Le beso en la mejilla, es un amor. ¡Y no estoy loca!

Utilizaré los dos, el vestido y los jeans, una gran idea de mi novio. Bajo para desayunar y solo me encuentro una nota de mi madre diciendo que salió. A lado de ésta hay un plato lleno frutas y una carita feliz de lechera.

—Aww, siempre tan linda —me llevo el plato hacia el trabajo.

¡Allá vamos!



El día es caluroso pero soportable, me dan ganas de brincar de la alegría y cantar a todo pulmón. ¿Y si lo hago? Como dije, estoy de muy buen humor.

—¡Buenos días, alegría! —grito con fuerzas mientras brinco —¡Buenos días, señor sol!

Escucho varias risitas entre la gente, parece que les he contagiado mi alegría. Pensándolo bien, no estaría mal ser un payaso para alegrar a las personas. Veo desde lejos el lugar de trabajo, el cual tiene un letrero en grande diciendo: " Vive", que es el nombre del pequeño restaurante.

El semáforo se pone de color rojo, así dándome paso. Saludo a las personas que están en el auto con una gran sonrisa, algunas me saludan pero otras me ignoran. Doy un paso atrás cuando un auto pasa sin tener cuidado, casi atropellandome y lo peor es que se va de largo.

Corro hasta la banqueta, donde se encuentra mi trabajo pero sin antes despotricar haciendo el auto.

—¡Es un tarado! —y con eso me siento triunfal.

La campana avisa que llegué, ahí está Emma con su mini falda, limpiando las mesas. En la pequeña ventana que da a la cocina se ve a Janet organizando los ingredientes para su plato del día. Y en la caja está Anna, haciendo cuentas. Anna al notar mi presencia, sonríe amablemente.

—Muy bien, llegaste temprano —me hace una seña a que venga.

Me acerco acercó ella y veo que tiene una gran lista de precios y todos los aperitivos.  Veo a uno que me llama la atención pero Anna comienza a explicar.

—Aquí tienes todos los precios, hoy tendrás las tarea de cajera y mañana posiblemente de limpieza —mira por el rabillo a Emma quien limpia sin ganas las mesas —. Necesito que pongas tu mayor empeño porque hoy vendrán...

—¿¡Sus nietos?! —preguntamos exaltadas Emma y yo.

Después miro con extrañeza a Emma, también  me voltea a ver con vergüenza, para luego seguir limpiando.

—No, vendrá el dueño de esto —su mirada se ilumina —, mi esposo.

—El horrible de tu esposo —ríe Janet.

—¡Janet!

—Haré todo para que esté bien —le aseguro a Anna —. Confía en mi.

—Gracias, Zulay.

La campana suena y entra unos clientes, es hora de trabajar, Emma se acerca a ellos y les piden la orden. Ahora tengo que concentrarme y hacer cuentas todo el día.





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