~Como las cosas deben ser~

1K 68 231
                                    

- ¿Uraraka san estás lista? - Preguntó Midoriya tocando la puerta del baño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


- ¿Uraraka san estás lista? - Preguntó Midoriya tocando la puerta del baño. Del otro lado la castaña se miraba al espejo respirando hondo. - ¿Uraraka san? - 

- Si... - Entonces se separó del lavabo y abrió la puerta, ante el peliverde apareció la castaña con su vestido de novia y el cabello recogido. 

- Te falta el velo, ¿llamo a Tsuyu chan? - 

- No, no salgas... sólo... - 

- ¿Qué te pasa? - 

- Deku kun, ¿dime que no me voy a caer delante de todas esas personas? -  Midoriya jamás había estado tan a punto de reírse en la cara de alguien como en ese momento; pero se tragó la risa y le habló con calma. 

- Uraraka san, no te vas a caer, no va a pasar nada malo, no te tienes que preocupar. - 

- Es que... cuando nos casamos éramos sólo nosotros dos, los testigos y el juez... - 

- Ajá. - 

- Allá afuera hay como 200 personas. - 

- Pero es que Kacchan es una persona importante. - 

- Yo sólo conozco como a 50 personas. - 

- Vamos Uraraka san, no pasará nada malo. -

 - No, quizás no... pero son 200 pares de ojos que me van a mirar y además están los medios. ¡Dios mío! Me voy a caer y me va a ver medio planeta. - Y ya no pudo aguantarlo más. 

- ¡Pppfttt! Lo siento. - 

- No es gracioso Deku kun, por favor. - 

- Es que no sé porque tienes miedo de caerte. - 

- ¡Porque no hormé los zapatos! - Hubo una pausa en la que Izuku intentaba entender a qué se refería; era evidente que el problema eran los zapatos pero no entendía la razón. 

- Am... ¿Y si no los usas? - 

- ¿Qué? - Lo miró como si estuviera loco. 

- Si, tu vestido es largo, ni siquiera se te ven los pies. - La castaña bajó el mirar y notó que la tela de la falda le llegaba hasta el suelo, pero claro, justo al punto en donde lo rozaba pues la medida fue con los zapatos puestos pero ella no caminó con ellos, sólo se paró a que le tomaran medidas y los fue dejando y dejando y dejando y cuando se dio cuenta, ya era el día de la boda, cuando se los puso y terminó de vestirse, sintió que al primer paso se iba a ir al suelo y entró en pánico; sabía que medio planeta iba a ver su boda por cada dispositivo existente y ella era el centro de atención; la dueña del corazón del héroe #1.  

- ¡Perfecto! - Dijo apoyándose en su hombro y quitándose los zapatos, claro que descendió como 12 centímetros y cuando apoyó los pies ataviado en medias en el suelo se sintió más tranquila. Entonces lo miró y él enarcó las cejas. - Consígueme unos zapatos. - 

~El Nuevo Juicio de la Luna~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora