Omegacember - Winterbaron

6. Ofrenda

Habían pasado algunas semanas desde aquel encuentro entre James y Helmut. Bucky había cumplido su promesa de conquistar al sacerdote, se había propuesto ir a misa todos los Domingos con la excusa de acompañar a su hermano pero la realidad era que al Padre Zemo le conmovía que James quisiera aprender de este mundo religioso. También había hablado con él para ayudarle en la semana en cualquier obra de reparación de la Iglesia o si se requería trabajo con fuerza, Helmut podía llamarle y él acudiría a su rescate.

Un día, James no abrió la tienda de tatuajes porque quiso ir a la gran ciudad pues sentía que quería darle un gran regalo a Helmut digno de su amor hacia él. Su hermano Steve con su madre se miraron extrañados mientras ellos tomaban desayuno, James se despedía rápido y tomó las llaves de la camioneta para ir a la capital.

-Qué le sucede a tu hermano? Hace días que está demasiado raro.- dijo Sarah algo curiosa.

-No lo sé, desde que comenzó a ir a misa y ayudar al Padre Zemo, he pensado que me robaron a mi hermano y me entregaron a otra persona.- dijo Steve bromeando.

-Estará enamorado de alguna chiquilla de la Iglesia?- dijo Sarah buscando alguna respuesta.

-Puede ser, hay varias chicas que van a misa para ver al Padre Zemo. Se colocan todas en la misma banca y al momento de la comunión solo van con él, es demasiado divertido.- dijo Steve.

-Quizás alguna de esas muchachas le llamó la atención de tu hermano, quizás esta vez sí se enamoró.- dijo pensativa Sarah.

-No sé má, a Bucky no le va mucho eso de enamorarse, a menos que sea su destinada. - dijo intrigado Steve, será que su hermano encontró a su destinada antes que él?.

Cuando James llegó a la ciudad, se sintió maravillado con el movimiento de la misma y su cantidad de gente. Seguramente si pusiera su tienda aquí ganaría mucho más dinero que el que gana en el pueblo de Castronuevo. Primero se dirigió a una tienda de joyas, en donde al ingresar la vendedora decidió echarle por cómo estaba vestido. Sí, Bucky no tenia ningún pudor en usar una chaqueta de cuero negra con una polera transparente y unos pantalones apretados negros. Para muchos sería una tenía algo incómoda pero para Bucky reflejaba quien era y cómo encajaba en este mundo. Después de mucho buscar e ingresar a tiendas y que le echaran constantemente, logró ingresar a una tienda donde la vendedora quedó asombrada de la belleza de Bucky.

-Hola, cómo estas? Me podrías ayudar por favor?- dijo Bucky lo más educado que pudo.

-Bien y usted? Sí, para eso estamos. Qué estás buscando?- dijo un poco sonrojada la vendedora.

-Estoy buscando unos collares de pareja, es para mi destinado.- dijo sonrojado James, jamás pensó decir que tenía un destinado.

A la vendedora le pareció muy tierno el gesto de Bucky por lo que le mostró diversas sugerencias y después de mostrarle decenas de collares, encontró los indicados. Dos collares que tenían el dije de cruz muy finitas que en cualquier ropa pasarían desapercibidos. La vendedora le agradó tanto Bucky que le ofreció un descuento pues quien sea que fuera el omega de ese alfa, él estaba profundamente enamorado.

Después de comprar aquello, corrió lo más rápido que pudo y se dirigió al Banco. Pasó alrededor de una hora de ahí y cuando salió se sentía contento, solo esperaba que a Helmut le agradara su regalo.

Mientras tanto, Helmut había pasado su día en su hogar, arreglando el hogar, jardineando y leyendo algunos libros. Cerca de las tres de la tarde Steve llegó a su hogar pues quería revisar algunas cosas de lo aprendido como acólito.

-Buen día Steve, que te trae por aquí?- dijo sorprendido Helmut, la verdad es que no le había avisado.

- Pues vine porque quería consultarle algunas cosas de ser acólito, quería saber si me podía enseñar sobre las diferencias entre las misas dominicales y algunas celebraciones, ya sabe para prepararme cuando eso ocurra.- dijo Steve algo avergonzado.

-Esta bien, acompáñame a la parroquia. Ahí podré ejemplificar mejor lo que debes y no hacer en una ceremonia más formal. - dijo el Padre Zemo. Siempre se sorprendía que Steve quisiera aprender tanto de los servicios de la Iglesia, estaba seguro que si se lo propusiera, podría ser un excelente sacerdote.

Pasaron la tarde, Helmut explicándole a Steve sobre las ceremonias y ritos que se realizaban. De vez en cuando Steve anotaba cosas en su teléfono para no olvidarlas mientras que el sacerdote le decía paso a paso lo que sucedía. Al cabo de dos horas terminaron todo y Helmut invitó un jugo a su compañero.

-Te puedo consultar algo Steve,espero que no te molestes por mi incumbencia.- dijo el Padre Zemo.

-Dígame Padre, no hay problema.- dijo Steve

-Nunca te ha llamado la atención el sacerdocio? Lo digo porque eres interesado en la religión, siempre pasas tiempo aquí y ayudas a todo el mundo. Serías un muy buen pastor.- dijo Helmut mirándole fijamente.

-Pues lo he pensado, pero la verdad es que lo he descartado. Sé que puede sonar primitivo, pero soy un alfa y tengo ese deseo de algún día conocer a ese omega que sea mi destinado para poder amarle el resto de mi vida. No sé si eso suceda, pero tengo fe en que pasará.- dijo Steve muy sereno. - De hecho, en mi hogar solo yo he pensado en eso, mi madre tuvo dos destinados, el padre de James que si era su destinado y mi padre que aprendió a amar con el tiempo, ambos fallecieron jóvenes y mi madre no desea seguir buscando. Por otro lado James, no creo que a él se le de mucho eso, siempre he conocido mujeres las cuales salen un par de noches y las deja. Supongo que no ha llegado la indicada.- espetó Steve.

Helmut estaba sonrojado y un tanto celoso por las palabras de Steve, será que él también es algo pasajero y le dice a todo el mundo que es su destinado. Pensar en aquello le revolvía el estómago, pero tenía curiosidad qué podía decirle de su James.

-Así que tu hermano ha tenido muchas conquistas? Debe ser todo un don Juan.- dijo bromeando Helmut aunque estaba algo celoso de la respuesta.

-Pues si, ha estado con Yelena, con Clara, Romina, Wanda, bueno a varias no les recuerdo el nombre pero fácilmente ha estado con la mitad del pueblo. Siempre dicen que caen rendidas cuando le ven tocar la batería en el bar.- dijo riendo Steve, generando el malestar del sacerdote.

Después de cambiar el tema, Steve se fue a su hogar. Helmut por su parte fue a ducharse para olvidar las palabras de Steve, aunque para él esta claro que James solo esta jugando con él y que apenas consiga lo que busca le dejará, esa sensación entristeció al castaño. Cerca de las ocho de la noche escuchó unos golpes en la puerta. Menos mal que su puerta daba a un prado pues sería extraño dar explicaciones de por qué alguien llega a su hogar a esa hora. Al abrir la puerta, grande fue su sorpresa ver a James con su chaqueta de cuero, pantalones negros y polera semi transparente, cuyos unicos colores vivos nacían de unas flores que tenía en la mano y una bolsa.

-Lamento haber venido a esta hora, pero estaba demasiado emocionado como para esperar. Me dejas pasar?- dijo James con una sonrisa en los ojos.

-Adelante, no pensé en verte hoy. - dijo Helmut asombrado.

-Si, es que había ido a la ciudad hoy. Toma estas flores, son para ti.- dijo James un tanto tímido, jamás había regalado un ramo antes. Se sentía un poco patético pero al ver la sonrisa y sonrojes de Helmut todo había valido la pena. El sacerdote fue a colocar las flores en agua y cuando volvió, se encontró con un James practicando unas frases.

-Bueno, te quiero dar esto porque.. asi no... de nuevo.- decía James practicando.

-Qué sucede James? Esta todo bien? Te noto nervioso.- dijo el sacerdote.

-Emm... este... si. Quiero darte un regalo, una muestra de... lo que siento por ti.- dijo sonrojado. - Es un regalo doble, son unas cruces, como sé que te gustan y nos conocimos en la Iglesia, pensé que sería lindo tener algo que lo recuerde. Este es para ti.- dijo para luego colocarle el collar a Helmut en el cuello, el sacerdote estaba muy ruborizado y observaba a detalle lo que hacía el alfa.

-Te doy esto porque cómo dices en los matrimonios "lo que ha unido Dios, que no lo separe el hombre" y pues el otro quiero que tú me lo coloques pero solo cuando te sientas listo. - Dijo mirándole fijo y dejando la cajita en sus manos. -Cuando sientas que me amas.