30. Impregnación del aroma

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James miró la carta por un momento pero al final decidió guardarla y conversar con Helmut para cuando se sintiera listo la enviarán. 

Pasaron los meses, el bebé estaba creciendo sano y fuerte. Cuando Bucky fue a conocer a su pequeño frijol se le llenaron los ojos de lágrimas, el doctor les pidió que siguieran con la idea de abstinencia para evitar complicaciones lo que generó el horror del alfa. 

-Quieren saber el sexo del bebé?- dijo el doctor mirando a la pareja con cuidado. 

Ellos se miraron perplejos, la verdad es que no sabían qué responder. Hasta que el omega asintió. 

-Bueno, su bebé es un hermoso, saludable y fuerte niño.- dijo el doctor colocando fin a la intriga que siempre tienen los padres. Helmut y James sonrieron, no porque fuera un niño, sino porque estaba todo en perfectas condiciones. Ahora podían pensar en decorar la habitación para el nuevo integrante de la familia.

Poco a poco al omega se le fue notando más y más la pancita, tenía antojos ya más moderados. Bucky aún recuerda con desagrado cuando el omega le lanzó una almohada en la cara cuando no pudo encontrar un helado de frutos silvestres a mitad de la noche.

-Helmut, es invierno y estamos a mitad de la noche. Solo pude encontrar uno de frutillas, es lo mismo.- dijo intentando calmar al omega. 

-Yo quería el de frutos silvestres, tiene arándanos, cerezas, moras y frambuesas. No una frutilla.- dijo molesto y bufando.

-Helm, sé razonable.- dijo James cansado, no le agradaba estar despierto a las dos de la mañana por los antojos de su omega aunque era su culpa por mantenerlo despierto hasta tan tarde. Lo que no sabía es que con esa frase había cavado su tumba pues el omega le echó y terminó durmiendo en el sillón de su hogar. Lo mismo pasó cuando cierto día Helm le preguntó si se veía gordo y el cerebro de Bucky hizo cortocircuito y no supo que responder.

-Entonces si me veo gordo. Lo sabía, es por estos estúpidos antojos.- dijo frustrado Helmut usando unos buzos porque los jeans le apretaban.

-Amor, te ves hermoso de todas las formas. Además llevas a nuestro hijo en tu vientre.- dijo amorosamente el alfa.

-En todas las formas? Qué forma tengo James?- preguntó serio y arqueando la ceja el omega.

En ese instante el cerebro de Bucky se marchó y se quedó el páncreas, cualquier respuesta sería errada.

-Hermoso.- dijo sin pensarlo.

Helmut le miró extrañado y le dejó solo. Había estado demasiado sensible pero no podía evitarlo, sus feromonas estaban muy desordenadas y sus cambios de humor eran muy volátiles. James un día desesperado llamó a su madre porque no sabía qué hacer, Helmut lloraba a mares pero no tenía un motivo y había echado a Bucky de la pieza por lo que él no sabía que más hacer para contentar a su omega. 

-James tranquilo. Esto es normal, piensa que Helmut no puede vivir sus celos si está embarazado asi que sus hormonas y feromonas están alborotadas.- dijo Sarah tranquilizando al menor.

-Y qué puedo hacer? Ya he intentado todo.- dijo cansado Bucky.

-Estas recién empezando cachorro. Has pensado en hacer un nido en la cama? Lamerle el cabello? Ronronearle?- dijo curiosa su madre.

James quedó pensativo, solo ha atendido a su embarazo buscando los antojos y entregandole cariño, pero jamás pensó en hacer esas actividades para contentar a su omega. 

-Puedo impregnar mi aroma en él.- dijo serio James, entendiendo el punto de su madre.

-Vas comprendiendo querido, te queda mucho camino. Ocupa tus instintos y tu marca, si no la tienen solo de bonita en el cuello, implica que son destinados y pueden comunicarse a través de ella. Su naturaleza les indica que pueden hacer esto juntos. - dijo Sarah 

Omegacember - WinterbaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora