28. Púas en la lengua

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Helmut quedó helado al ver lo que el test dictaminaba, eso explicaba las inevitables náuseas, su olor más dulce de lo normal y los repentinos antojos que tenía y que solo se iban si conseguía comerlos.

-Mierda.- exclamó Helmut. Fue lo único que pensaba,él y James serán padres muy pronto y no sabía cómo el otro lo tomaría. Muchos pensamientos se tomaban la cabeza del omega. 

Apenas pudo tomó la evidencia, pidió a Tony si podía darle la tarde libre lo cual accedió sin demora. Helmut se puso a caminar por la ciudad sin rumbo fijo, solo pensaba que quizás en su vientre se estaba engendrando un bebé de ambos, producto de las incontables veces que demostraron su amor. 

-¿Habrá sido en su celo? En el mio? En la casa?- Helmut se llenaba de dudas de saber cuándo habia sido pues todas las fechas eran plausibles, la verdad es que cuando tuvo sexo con Ikaris siempre se preocupaba de los condones o de tomar la pildora pero con James siempre fue distinto, nada de eso importaba solo estar con el otro el omega por haber sido tan descuidado. 

Luego se sentó en el parque, pensaba en lo irresponsable que había sido y se martirizaba pensando que quizás James no estaría feliz con la noticia, mal que mal llevaban menos de un año juntos y tenían muchos planes a futuro que quizás no se concretarán. Mientras pensaba en eso se quedó  observando cómo las parejas caminaban, también vio como una pareja de destinados jugaba con una pequeña niña. La pequeña era la viva imagen de uno de sus padres.

"Será hermoso tener un mini James" pensó Helmut y cuando ese pensamiento inundó la cabeza del omega, su cuerpo liberó un poco de feromonas dulzonas, su cuerpo se abrigó de este nuevo pensamiento, sin darse cuenta estaba ya acariciando su escasa barriga.

-Este bebé es una bendición. Un verdadero fruto de nuestro amor.- dijo mirando su estómago.

Helmut esperó al momento indicado para comentarle a James sobre lo del test. Además en unos días se acercaba el cumpleaños del alfa y quería entregarle la noticia cuando ya estuviera seguro que si o si serían padres. El castaño pidió una hora al doctor donde le aplicaron un ultrasonido para ver si había un bebé y cuánto tiempo de gestación tenía. 

-Bueno, en efecto, tiene un hermoso bebé de tres meses. Felicidades.-dijo el doctor alegre. -mire lo que ve aquí es su bebé.- dijo indicando la pantalla una mancha gris claro que se distinguía. 

A Helmut se le inundaban los ojos de lágrimas al ver a su pequeño en el vientre. Tocaba la pantalla con la ilusión de tocarle a él. “Prometo cuidarte frijol”- pensó. Luego recordó que hace tres meses que está en el horno y eso le daba como fecha el celo de su alfa. -Mierda James, tú y tus lujuriosos juegos.- se reprendió a sí mismo, aunque a decir verdad si tuviera la oportunidad de repetir ese celo lo haría, aunque tuviera otro desgarro muscular. El doctor carraspeo. 

-Bueno, cómo le decía debe mantener una dieta saludable y evitar el agitarse.  Asimismo le pido precaución y abstinencia hasta que llegue al cuarto mes, pues por lo que veo en el cuello del cervix es mejor por seguridad del bebé abstenerse de alguna relación sexual.- dijo mientras escribía en la receta médica el uso de vitaminas y otras indicaciones.

Cuando mencionó aquello el doctor, Helmut se sonrojó, sabía que su vida sexual era bastante intensa por lo que si quería dar a luz a sus cachorros, debía cuidarse. De camino a su hogar compró las vitaminas y se dispuso a descansar pues el doctor le dijo que recién al cuarto mes los omegas podían asegurarse de que estaban embarazados y reducian el riesgo de sufrir un aborto. Helmut tomaría las medidas necesarias para asegurar el bienestar de su pequeño.  

“Yo cuidaré de tí frijol, pero debes estar quieto. Serás el regalo de tu padre”- pensó Helmut acariciando su barriga.

En unos días sería el cumpleaños de su alfa por lo que decidió seguir con los arreglos de su cumpleaños desde su computadora. Después de haber pedido el pastel, los adornos e invitados, pensó que sería lindo que todos celebraran aquí aunque considerando los espacios desistió de la idea y movió todo para la casa de su madre en el pueblo. Ya pronto se cumpliría un mes desde que se marcharon y a Helmut le causaba incomodidad volver pero prefirió hacerlo pues seguía siendo el lugar donde ambos se conocieron. Además, la apariencia del ex sacerdote estaba muy alejada de cómo lucía con sus hábitos. Gracias a Tony, Helmut se lucía con mejor ropa que le daba un realce a su estilo europeo, se había dejado la barba y tenía su cabello un poco más corto y abultado, sin duda parecía un extranjero más que un ex sacerdote. Sumido en sus pensamientos, volvió a tierra solamente cuando James llegó a casa, no se dio ni cuenta cuando atardeció.

Omegacember - WinterbaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora