Omegacember - Winterbaron

7.Ronroneo Alfa

-Estas seguro de esto? Lo estas dejando como un collar de compromiso.- dijo Helmut un tanto intrigado y sorprendido. 

-Puedes llamarlo como desees, es un obsequio para que sepas que te amo y que quiero que seas mi omega.- dijo convencido. Pocas veces James había estado así de convencido, se podría decir que desde que decidió abrir una tienda de tatuajes no se había visto tan decidido a ese alfa. 

Helmut asintió, se había quedado sin palabras. James se quedó quieto un momento y miró su reloj.- Será mejor que me vaya, que tengas buena noche.- dijo para darle un beso en la mejilla e irse.  Mentiría al decir que el sacerdote durmió plácidamente al saber que su alfa lo amaba incondicionalmente, pues la realidad era que despertaba a las tres de la mañana después de soñar que el alfa le engañaba con otra mujer o que le arrancaría el collar para dárselo a otra persona si él no dejaba el sacerdocio. Había muchas cosas en la cabeza del Padre Zemo, sobretodo el temor de que Dios le castigaría por pensar lujuriosamente en un hombre. 

Pasaron los días y James siguió con su labor de ayudar a Helmut, aunque este último intentaba mantener la distancia pues sabía que debía aclarar lo que sucedía en su interior. En un momento de su oración de la tarde, pensó en tener un día de retiro, dejando las cosas de la parroquia e irse a una Iglesia o cabaña cercana para poder orar y sentir el llamado de Dios. 

Ese mismo día, James había ido a ayudar a reparar el horno de barro de la parroquia, ya que las señoras mayores querían hacer pan para poder regalarlo a los más pobres. Se habían conseguido los ingredientes por donaciones, pero debido a que el horno estaba roto, le pidieron ayuda a James. Él aceptó y se dedicó durante las tardes a arreglarlo, cuando fue al lavabo del jardín del sacerdote, le observó a Helmut rezando, inmerso en su oración. Se quedó un momento mirando el perfil de su amado, cómo los lunares estaban esparcidos por su rostro y sus labios finos que deseaba volver a besar. 

-Sé que me estas mirando James, tus feromonas te delatan.- dice abriendo un solo ojo Helmut.

-Lo lamento, es que te ves muy bien así, relajado. Me encantaría verte asi siempre, como solo Helmut Zemo.- dijo James sonriendo.

Helmut abrió los ojos y se sintió acalorado cuando vio a James sin camisa, sudado y manchado con barro. Sin duda otra imagen mental que se iría a sus solitarias noches, se ruborizó al mirarlo pero su instinto omega estaba encantado que liberó feromonas dulces. 

-No existen las camisas en tu casa?- espetó Helmut sonrojado.

-Pues sí, pero veo que te gusta mejor esta vista.- guiño el ojo al sacerdote provocando que se sonrojara más. - Me pondré ropa si así quieres.- dijo sonriendo James.

Se quedaron un momento en silencio, sintiendo el viento en sus rostros y oliendo las feromonas del otro. Ambos tuvieron el deseo de besarse pero por miedo a que no fuera correcto, se quedaron donde estaban. El interior alfa y omega estaba cansado y solo querían dar rienda suelta a su amor.

-En qué pensabas? -dijo James para romper el hielo.

-En qué quizás sea necesario un break. Pensaba en irme de retiro a una Iglesia cercana para pensar mejor las cosas. - dijo suspirando Helmut, en su cabeza solo habían decisiones pero sin saber qué hacer.

-Y si te llevo de vacaciones unos días al lago?- dijo James. –Mi padre me heredó una casa cercana al lago y la usamos para vacacionar durante el Verano, si deseas te puedo llevar ahí. Prometo no hacer nada que tu no desees. - explicó James,  e imaginaba cómo sería estar con Helmut sin que él fuera un hombre de Dios.

-Pero qué le diría a la comunidad?, me fui de vacaciones con un hombre a un lago para pasar los días con él?- dijo en tono sarcástico. La verdad es que estaba cansado de tener que ocultarse de fingir ser beta, cuando es un omega y de no poder experimentar si quiere estar con James.