26. Anidados

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Pasó alrededor de un mes desde que Helmut había dejado la parroquia. Él se había dedicado a las labores del hogar puesto que era el único de la familia que no tenía un trabajo estable. Sarah trabajaba en la municipalidad, James viajaba constantemente a la ciudad para trabajar con Natasha, Steve decidió aceptar que Tony le ayudara con sus estudios y decidió asistir a una escuela de arte en la ciudad por lo que viajaba constantemente con James mientras Tony se movilizaba entre la ciudad y el pueblo pues quería tener una sede de su empresa en la ciudad para poder estar más cerca de su alfa.

Helmut se sentía bastante inutil en el hogar, pues si bien mantenia todo limpio y ordenado, era aburrido estar la mayoría del tiempo solo en el hogar, considerando que si salía a caminar por el pueblo aún seguían atormentando algunas personas por su decisión. Un día, mientras cocinaba el almuerzo, le llegó un mensaje del provincial. Él lo leyó, decía que iría mañana al pueblo para conversar con él y rectificar su decisión, pero debían encontrarse en la parroquia. Al omega le generaba sentimientos encontrados volver, pues no quería ofender a nadie y tampoco causar una mala impresión a aquellos fieles que tenían la esperanza que se arrepintiera y volviera.

Durante el día se sintió incómodo y nervioso por la visita que tendría, antes que llegaran todos a la casa a eso de las seis de la tarde, se quedó esperándolos pero le llegaron mensajes de que estarán en casa más tarde. Helmut se deprimió por aquello y prefirió irse a la cama de su alfa para colocar la ropa a su alrededor, colocarse una sudadera de su pareja y dormir con el olor a ciruelas que tenía en su ropa. Cuando todos llegaron se preguntaron donde estaba Helmut y James le encontró dormido en la cama de ambos, tenía el ceño fruncido así que Bucky se acomodó a su lado para soltar sus feromonas, el omega despertó al sentir su aroma.

-Buenas noches dormilón. - dijo suavemente James.

-Qué hora es?- dijo Helmut adormilado.

-Son las ocho y media.- contestó el alfa.

James le motivó para que vayan a cenar juntos con la familia, Helmut medio adormilado aceptó. Cuando apareció en el comedor saludó a todos y se sentó en la mesa que estaba servida. Los demás conversaban de distintos temas, Helmut estaba distraído pues sentía que la visita del provincial era el cierre de una parte de su vida y el inicio de otra, además temía por la reacción que tendría, lamentablemente para el omega el provincial había sido su amigo y acompañante durante años, su visita le inquietaba demasiado. Salió de sus pensamientos cuando James habló.

-Familia, les quiero comentar que tomé una decisión un tanto compleja.- dijo James serio.- Hoy hablé con Natasha y ella me comentó que quería que trabajara tiempo completo con ella y teniendo mis propios clientes, es por eso que decidí dejar la tienda que tengo aquí en el pueblo para dedicarme solo a la tienda de Nat. - dijo sonriendo el alfa.

-Wow, es una decisión muy importante, estás seguro hermano?- dijo Steve sorprendido.

-Si, además lo conversé con Natasha y ella quiere que crezca junto a ella en este rubro, si nos hacemos conocidos podríamos expandirnos.- dijo James contento.

-Bueno, ella parece una buena muchacha y me alegra que tenga tanta confianza en ti.- dijo Sarah sorprendida.

Helmut se sentía un poco dolido por la decisión, James no le había comentado de su decisión antes y escuchar el nombre de Natasha le revolvía el estómago, o era la comida? Se sintió un poco mareado y vulnerable. Quizás le estaba dando muchas vueltas al asunto, prefirió volver al dormitorio para descansar. Después de un tiempo su alfa le acompañó pero él ya estaba dormido. Al otro día, cuando despertó se dio cuenta que ya no había nadie en el hogar, eran cerca de las diez de la mañana. Se levantó y arregló para ir a ver al provincial, se había deprimido al saber que nadie le despertó para despedirse pero decidió pasar de largo aquello y fue a la parroquia. Al llegar, ingresó como un feligrés más, las bancas se encontraban vacías y con un ligero polvillo de que hace mucho nadie ingresaba, con justa razón porque desde que se marchó nadie quiso ingresar. Mientras se adentraba al edificio se dio cuenta que el provincial estaba sentado en la primera fila en frente del altar. Cuando sintió que el omega se acercaba, se levantó y le sonrió.

Omegacember - WinterbaronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora