✧POCA VIDA AMOROSA ES INJUSTICIA✧
—¡Claro! —mi tono alegre era más que falso que la fantasía de casarme con Chris Hemsworth—. ¿Queréis algo más, aparte del Cava?
Mi pregunta fue sarcástica, los dos chicos lo entendieron, lo super por que Josh me reprocho con su azul mirada. Era curioso, siempre expresaba mucho más con los ojos que con las palabras.
Mientras que Nick sonrió burlón en mi dirección. En cambio, las dos chicas rubias no lo entendieron.
—Gracias —me sonrío abiertamente una de ellas, agradecida por mi "generosidad"—. A mi me apetece agua fría aparte del cava, y que me traigas otra servilleta, esta está sucia.
Me la enseñó, y tenía rojo de su pintalabios corrido por la blanca servilleta. No me lo podía creer. Que chica tan finolis.
Agarré la servilleta con asco, con dos dedos, y sonreí antes de irme.
Busqué a Albert, y lo encontré tocándole el culo a Izz. Enserio, ¿pueden dejar de restregarme lo sola que estoy?
—Albert —llame. El al verme observarlos se sonrojo levemente, y con un ademán de cabeza me animo a seguir lo que estaba por decirle—. ¿Dónde hay una botella de cava y servilletas?
—Vamos, te lo enseñaré —le dio un pico a Isobel y empezó a caminar, guiandome.
—Las servilletas están ahí —señaló un mueble que estaba dentro del salón, donde la gente comía. Seguimos caminando hacia —. Dean, un cava.
Un tal Dean, se gira, y me quedo embobada. Es muy guapo. Pero que muy guapo. Rubio, alto, mandíbula cuadrada, ojos verdes. Nos sonrió asintiendo, y se le marcaron los hoyuelos. ¿Estoy en el cielo? Porque tremendo hombre.
—Marchando —se giró, y sacó una botella de debajo de la barra, la abrió sin ningún cachivache extraño y me la tendió. La tenía sostenida por el culo, y se le marcaron las venas del brazo. Las puede ver gracias a que tenía las mangas del uniforme subidas. Tremendos brazos...—. Toma.
Tarde en reaccionar unos segundos, pero lo hice por un puntapié de Albert, que por cierto dolió bastante. Un poco más y se me hubiera caído la baba. Agarre la botella de cava por el cuello, con una sonrisa un poco tonta incrustada en mi cara.
—Eh, si gracias —me fui a paso acelerado a buscar la servilleta con un pequeño sonrojo.
Mi turno en mis mesas asignadas fue bien, nadie me trato mal ni abusaron mucho de mi.
Menos con la mesa cinco. Todo no podía ser perfecto.
Nick no paraba de joderme, pidiendo cosas a sorteo, y las chicas aplaudiendo como universitarias enamoradas. Josh intentaba hablar conmigo con los ojos, pero yo evitaba que conectaran los míos con los suyos.
Me alegré tanto cuando me pidieron las cuentas, casi me pongo a bailar. Casi. Tarde menos de un minuto en darles el papelito con todo lo pedido. Cuando vi lo que debían pagar, me mareé y todo ante tal cifra. Pero era mejor para mi.
Así que les di, y el miserable de Nick solo me dejó cinco euros comparado con las otras mesas, que dejaban de treinta para arriba.
Lo mandaría a la mierda en cuanto pudiera mañana.
El escenario me llamó varias veces, también lo hizo el micrófono, pero me resistí.
Cuando ya no quedaba ningún cliente, y todo estaba recogido. Todos aplaudieron, y yo me uní, no iba a ser la antisocial del grupo.
—Muy bien chicos —dijo Albert, en el círculo que habíamos formado alrededor de él, entre todos los trabajadores que estábamos aquella noche—. Hemos aguantado a estos ricos una noche más, ahora viene lo divertido.
Mi cara era de WTF. Qué carajos estaba pasando.
Alguien encendió la música, empezó con algo flojo, pero un segundo más tarde, estaba a todo volumen.
¿Esto acaso era legal?
Empezó a sonar Ain't Your Mama de Jennifer Lopez, retumbando por el gran comedor.
La gente empezó a bailar a medida que las canciones se reproducian una detrás de la otra. Yo me acabé uniendo con Izzy en alguna canción que no conocía.
En un momento, Albert secuestró a Isobel, y la reemplazó por Dean. No me queje. ¿Quién lo haría? Hasta la Eve yo, la Eve que estoy escribiendo esto no se quejaría.
Muchas canciones después, ya no todos los trabajadores que estábamos al inicio. Debían ser las cuatro de la mañana, y yo también me quería ir ya. Estaba agotada.
Avise a mi mejor amiga de que me iba, aunque me respondió Albert con un pulgar arriba entre beso y beso.
Les puse mala cara. Lo repito una última vez, que estuvieran tan acaramelados me recordaban mi triste vida amorosa, porque de verdad que era muy triste.
Mi única relación seria hasta ese momento había sido Josh y nadie más. Porque no creo que dos chicos con los que me bese en el instituto se consideren relaciones serias. Me daban envidia.
Agarré el bolso, después de haberme quitado el uniforme del restaurante, y al salir, unas luces de coche me deslumbraron. ¿Quien coño tenía las luces puestas a las cuatro de la mañana en la puerta de servicio?
Tuve que poner mi mano en forma de visera y parpadear seguido para poder acostumbrar a mis pupilas.
Empecé a caminar, y el coche también, siguiéndome de cerca. Aceleré el paso, y el coche fue más rápido. El pulso se me disparó.
Joooo. No podía estar pasándome esto. Intenté ir lo más rápido que podía, quizás asi no me pasaría nada. El coche tocó el claxon una vez. La ignore y empeze a correr lento. Me dolían los pies y estaba más cerca de ser por la mañana que por la noche.
Rebusque en mi bolso, con mis manos temblorosas, hasta encontrar el spray de pimienta, lo saque para utilizarlo si era necesario. Podía escuchar mi pulso en la oreja, palpitar como loco.
Mi cabeza empezó a crear paranoias en las que incluía un forcejeo y una patada en los huevos de por medio. Pero no quería acabar de imaginarmelas.
Las lágrimas estaban a punto de salir como el coche siguiera persiguiéndome.
Me pare al escuchar el segundo claxon, preparada para defenderme, pero entonces, vi a la figura que estaba conduciendo. Lo conocía.
—¿No podías gritar mi nombre? —reproche enfadadisima—. ¿Enserio? ¿Tanto cuesta, decir «¡Hey, Eve, soy yo. Sube al puro carro»? —respondí sarcástica. Debía estar roja por la ira. casi pienso que me abusan de mi. No es justo que las mujeres tengamos miedo de salir a la calle por la noche. Como tampoco negaré que la idea de tirarle mi bolso a su cara me tentó, porque sería pecar según la biblia—. Casi me da un maldito infarto por tu culpa.
—Pero ¿a que no te ha dado un infarto? —Gilipollas. Giro su cabeza al asiento del copiloto, haciéndome un gesto para que me sentara—. Anda, te llevo.
—Ni de coña —negué y volví a seguir mi camino.
—Eve... —volví a encararlo.
—¿Qué? —levante la ceja, amenazadora—. No puedes obligarme.
✧✧✧
Y heme aquí, otro día y sin ninguna falta de retraso.
¿Que tan idiota es sentirse orgulloso por eso?
Ni contesten. Ajajajja.
Nos leemos <3.
L.

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Una Cenicienta Diferente
Romansa[COMPLETA] Me llamo Eve, y esta es la historia de cómo conocí a Nick. Bueno, ya lo conocia, pero me refiero, a como nos enamoramos. Ya lo sé, seguramente te preguntarás quién es Nick y que tiene que ver con mi historia, pues bien, es el que me hizo...