Una Cenicienta Diferente

VI

✧NUEVOS Y VIEJOS COMIENZOS✧

Me eché a reir. No me lo podía creer. Esto ya era alucinante.

—Ya claro, y yo quiero volver a cuando no tenía una familia falsa —negué divertida, todavía me estaba riendo.

—Lo digo en serio Eve —Lo mire a los ojos, y vi que hablaba de verdad.

Lo que me faltaba. Que mi ex quisiera volver conmigo. ¿Qué era lo siguiente? Que Nick me besara, o que Winona me diera el dinero que me ha estado robando todos estos años. Solo por pensar en eso, ya me volví a reír.

Debía parar de reír o Josh se enfadaría o molestaría, y ahora, lo menos que quería es aguantar a alguien enfadado.

Trague, e intente restablecer mi respiración.

—Pues va a ser que no. No quiero volver contigo —se que le han dolieron esas palabras, pero me pareció mejor cortar sus alas ahí, en crudo y sin sensibilidad alguna, que después, cuando estuviera volando por encima de las nubes, porque entonces, la caída sería más dolorosa—. Mira, Josh. Si esto es porque te dije que yo quise haber ido contigo a Nueva York, olvidalo es pasado. No te guardo rencor ni nada.

—No es nada de eso. Lo que me dijiste solo fue el impulso —sono ilusionado, como cuando te haces la lista de cosas que harás el año que viene, y empiezas con ilusión a intentar esos propósitos.

Cuando me di la vuelta, para vigilar a Coco, él me detuvo, poniendo sus manos en mis hombros, quedando alineados, mirándonos fijamente. Si se hubiera inclinado en ese preciso momento, podría besarlo o él a mi, pero no quería. Lo que quería era dejar las cosas claras, y basarlo solo lo confundiría más.

Ay madre. Estrelle la palma de mi mano en mi frente. Quite sus manos de mis hombros, pero no las separe, las mantenga entrelazadas, solo las deje colgando entre nosotros. Ellas hacían de distancia de seguridad.

—¿El impulso a que, Josh? —ladee la cabeza, un poco triste por él. Estaba siendo lo más amable que podía.

—Puede que ahora no quieras volver conmigo, pero tranquila, que no me rendiré.

Si no fuera de mala educación resoplar, lo haría frustrada.

—Haz lo que quieras —me separe de él. No tenía el cuerpo para aquella conversación.

—¡No me rendiré, Eve! ¡¿Me oyes?!

Oí su voz en la lejanía, estaba huyendo de eso. Pero lo ignoré. Yo ya le había dejado las cosas más que claras. Si él quería seguir intentando resurgir una relación aquello que se quemó, allá él. Yo ya lo superé hace meses.

✧✧✧

—Eve, vamos. Ya llegamos tarde a nuestro primer día en ese restaurante —me repitió Izzy por quinta vez. Que repetitiva podía ser a veces.

—Que si, que ya voy, mamá —Me acomodé la sudadera, y cogí el bolsito que solía utilizar con lo esencial—. Venga, que llegamos tarde —ahora la apremie yo a ella.

Ella gruñó, frustrada por mi comportamiento infantil antes de reír.

Teníamos que estar allí a las diez menos cuarto, pero llegamos a menos uno. Si al final llegamos puntuales y todo. Empezábamos a trabajar a las diez.

Nos entretuvimos cinco minutos más de la cuenta por una rzon que tenia nombre y apellido: Zelda Hang, que idiota podia ser. Nos hizo un interrogatorio cuando nos vio dirección huida de esa casa de pelirrojas roba dinero.