XVI

108 10 4
                                    

✧SITUACIONES PASIVO-AGRESIVO✧

Subí al coche, sin saber si estaba haciendo lo correcto, cerré la puerta, y por el retrovisor vi a Josh, parado en medio de la calle, con los hombros hundidos y seguramente una cara de confundido que no se le podrá arebaar.

Pero mi decisión venía a que no me apetecía hablar con él ahora, no despues de como se había comportado conmigo durante una noche mientras yo era su camarera que si camarera tráeme esto, que si camarera tráeme lo otro, que si me apetece un cava, o un whisky o lo que sea. No paraba de molestar e incordiar, y cuando finalmente ya se habían ido, no me habían dejado más de dos dólares de propina.

Estaba enfadada y decepcionada de él. ¿No podría haber dejado lo personal aparte durante su velado con la rubia despampanante?

—¿Por qué te has quedado parada ahí sin saber qué hacer? —me preguntó Nick, cuando arranco el coche.

—Pensaba que me había olvidado de algo —murmuré bajito, sin querer mirarle.

No tenía la cara de mirarlo después de lo de esta mañana. ¿Porque no tenía la cara para mirarle? ¿Por qué sentía de nuevo que le debe una explicación?

Esos pensamientos vinieron a mi mente mientras él conducía en silencio.

—Oye... —trague saliva. ¿Por qué de pronto estaba nerviosa?—. En cuanto a lo de esta mañana...

Me miró fugazmente, antes de volver su vista a la carretera.

Me fije en él, en su pelo despeinado, en su corbata aflojada, y las mangas de su camiseta blanca de esta mañana dobladas hacia arriba.

Mientras giraba el volante, se le tensaron los músculos, haciendo notar sus trabajados músculos, y me puse colorada al darme cuenta en lo que me estaba fijando. Aparte la mirada.

—¿Qué pasa con eso? —su tono había cambiado.

—No tuve ninguna cita ayer—el impulso de decirle la verdad me ganó. Aunque más que el de la verdad, el de que le quedara claro que no había tenido ninguna cita—. Solo estábamos...

—¿Teniendo una charla de chicas para mayores de edad?

—Eso mismo —había sido algo parecido a eso, asique una mentira del todo no era.

—¿Y por qué me lo cuentas? —ahí me pillo.

Esa pregunta me pilló tan desprevenida.

¿Por qué le estaba contando? ¿Por qué...? Eran muchas preguntas que se repetían en mi mente, exigiendo respuestas que no tenía y que quería. Pero, ¿Porque no tenía esas respuestas?

¿Qué tan ciega estaba en ese momento para no verlo? ¿Tan idiota era?

Quiero decir, cualquiera que tenga ojos lo ve, hasta Izzy o Bailee seguramente lo veían pero no decían nada, menos nosotros dos, no éramos capaces de verlo o de aceptarlo, o eso quiero pensar yo.

—Pues... —no supe qué decirle, y la frase se quedó en el aire, sin ninguna respuesta que pudiera seguir. debíamos apartar ese tema de las preguntas sin respuestas ya, no tenía ni las ganas ni la mente preparadas para buscar las respuestas, así que cambié de tema—. ¿Por qué me has venido a recoger?

Esa era otra pregunta para la que yo no tenía respuesta, pero Nick si que la tenía, seguro que la tenía.

—¿No te gusta que lo haga? —frenó el coche, y me miró directamente a los ojos.

Verde contra marrón oscuro. Mi verde contra sus marrones oscuros. Sentí un escalofrío, que la piel se me erizaba.

Puede que fuera por el frío, pero su mirada en mí era muy potente.

Una Cenicienta DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora