El interior de la caja vibraba y crujía mientras ascendía, como un elevador enloquecido. El aire era espeso y sofocante, lo suficiente para que la chica despertara bruscamente, su pecho subiendo y bajando al compás de una respiración acelerada. Estaba empapada en sudor, y su visión se mantenía borrosa, parpadeando sin encontrar claridad. Intentó moverse, pero la sensación de pesadez y la confusión nublaban su mente. Solo podía girar la cabeza lentamente, tratando de entender dónde se encontraba, sin éxito.
De repente, algo rozó su brazo. Fue un toque ligero, pero lo suficientemente inesperado para hacer que su cuerpo diera un respingo. Se apartó bruscamente, su corazón retumbando en su pecho.
— ¿Estás bien? —una voz sonó en la oscuridad, grave pero igual de confusa.
— ¿Qué? —murmuró ella, aún perdida, girando lentamente la cabeza hacía el sonido.
A través de la penumbra, distinguió una figura. Parpadeó varias veces, tratando de despejar la niebla en su mente. Poco a poco, el rostro de un chico se fue haciendo más claro, también empapado de sudor y con los ojos llenos de desconcierto.
— Te pregunté si estás bien. —repitió el chico, más cerca esta vez, intentando establecer contacto visual.
Ella respiró hondo y se esforzó por responder mientras su mente aún se tambaleaba.
— Eso creo... —murmuró.— ¿Dónde estamos?
— No lo sé. —El chico sacudió la cabeza, frotándose los ojos como si también tratara de despejar una pesadilla.— Yo acabo de despertar, al igual que tú.
La chica se quedó mirando al chico, tratando de encontrar algo familiar en él, pero no había nada. Estaban en la misma situación, rodeados de paredes metálicas que parecían cerrarse sobre ellos. Miró alrededor nuevamente, los ojos más abiertos ahora, pero el dolor de cabeza no hacía más que intensificarse con cada intento de recordar algo.
— ¿Cómo te llamas? —rompió el silencio el chico, su tono ansioso, como si aferrarse a esa información pudiera darle algo de control sobre la situación.
Ella abrió la boca para responder, pero lo único que salió fue un suspiro lleno de frustración.
— No... no lo sé. —murmuró, con cada palabra pesada.— No recuerdo mi nombre. ¿Tú lo recuerdas?
El chico negó con la cabeza, y con su expresión reflejando la misma desesperación.
— No, no recuerdo nada. —admitió, con su voz baja y llena de incertidumbre.
El silencio volvió a apoderarse de la caja mientras los dos intentaban asimilar lo que acababan de decir. Era aterrador no recordar ni siquiera la propia identidad. De pronto, la caja se detuvo con un chirrido estridente que resonó en el aire. Ambos se quedaron en silencio, conteniendo el aliento. Unos segundos después, la luz penetró a través de unas rendijas en la parte superior, cegándolos momentáneamente. El chico entrecerró los ojos, tratando de ver más allá de la intensa luminosidad.
— ¿Qué es eso? —preguntó la chica, con su voz apenas audible.
La parte superior de la caja comenzó a abrirse con un ruido metálico, y los dos, inmóviles y temerosos, esperaron lo que fuera a suceder. El aire exterior, frío y fresco, reemplazó el aire viciado de la caja, dándoles un leve respiro. Cuando finalmente la tapa se abrió por completo, todo a su alrededor era aún más confuso de lo que imaginaban: caras mirándolos desde lo alto, siluetas oscuras contra la brillante luz del cielo.
El chico y la chica se miraron brevemente, con el terror y la incertidumbre en sus ojos reflejando lo mismo. Habían llegado a un lugar desconocido, sin respuestas. Solo tenían el uno al otro, al menos por ahora. La luz del sol los dejó desorientados, incapaces de ver qué o quién los esperaba allá afuera, pero las voces comenzaron a llegar, lejanas al principio, como murmullos.
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Corre y nunca mires hacía atrás (Gally y tú)
Fanfic______ y sus amigos están dispuestos a hacer lo imposible por escapar del laberinto, pero lo que no saben es que a medida que los recuerdos fragmentados comienzan a encajar, descubrirán que la clave para su escape es algo que jamás habrían imaginado...