IV

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—¿no me dirás qué te pasa, Emi?—

Camilo miraba preocupado a la chica que metía algunas galletitas en una bolsa de papel.
Después de la escena de Mirabel la noche anterior, Emilia le dijo a sus papás que no se sentía muy bien, así que se retiraron. Aquello preocupó a Camilo toda la noche, por lo que a primer hora de la mañana siguiente fue a la panadería.

—... ¿Mirabel esta bien?—

—¿eh? Sí... Creo.—Camilo se apoyó sobre el mostrador, inclinándose hacia la chica—. ¿de verdad... había algo?—

Emilia terminó de guardar las galletitas y se las extendió al chico.
En cuanto Camilo tomó la bolsa, la chica atrapó sus manos.

—Tu familia no tiene en consideración a Mirabel, Camilo... Y será mejor que hablen con ella porque es horrible no sentirse suficiente.—

Para Camilo aquello fue demasiado inesperado.
No sabía qué había pasado la noche anterior, pero a Emilia la había afectado sin dudas. Ya no sonreía, de verdad estaba preocupada.

—... ¿tiene eso que ver con la destrucción de Casita?—la chica asistió levemente—. ¿y tú cómo sabes todo eso?—

Emilia suspiró, soltando finalmente sus manos.

—Solo... no dejes que tu abuela la trate mal... Vi cómo la miró anoche.—frunció el ceño—. Algo me dice que en tu familia falta comunicación.—

—... Eres muy nueva por aquí, no puedes decir eso tan a la ligera.—Camilo enarcó una ceja—. Los Madrigal somos inseparables.—

Emilia le dedicó una mirada a Camilo que no le gustó nada.

—Si eso fuera cierto...—se separó un poco al ver que otro cliente entraba al lugar—. Tu Casita no estaría agonizando.—

La chica dibujó una sonrisa en su rostro y se dedicó a atender al otro cliente, dando por finalizada la conversación con Camilo. El chico se sintió desorientado, no sabía bien cómo sentirse al respecto.
Esa conversación no resultó como esperaba.

Esperaba sacarle algo de información a la chica... Pero terminó recibiendo más de lo que podía procesar.

~•~

—... ¿lo escuchaste?—

—Sí, esa chica nos trató de familia en crisis.—

Dolores miró como su hermano se desplomaba en una de las sillas del balcón.

—Ella sabe algo, hermana.—

—Ya te lo dije, toda su familia es rara. Y ahora que saben cuál es mi don, siento que se limitan aún más en lo que dicen.—

El chico tomó una galletita de la mesita, mirándola pensativo.

—No sé qué pasa con los González, Dolores... Pero creo que tenemos demasiados problemas como para preocuparnos por eso ahora.—

~•~

—¿"Ella" te lo dijo?—

—No es tan así pero... me lo enseñó.—

Emilia le contaba a sus padres lo que había sucedido en Casita el día anterior.
La visión compartida con Mirabel, la agonia del milagro y cómo la familia Madrigal y su casa se desvanecían en la nada. Tenía miedo.

—Ella... quien nos dio poderes a nosotros y a los Madrigal... Piensa quitárselos a ellos.—la chica revolvió su comida sin mucha hambre—. No sé bien porqué pero... siento que tiene que ver con Mirabel, esa pobre chica no se siente bien.—

~° Tu Encanto - Camilo MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora