La fiesta de inauguración fue todo un éxito.
El pueblo entero había pasado por su tacita de té y un poco de pastel, por lo que Emilia ya afirmaba que tendría una clientela recurrente. Estaba muy feliz.
El sol finalmente cayó tras las montañas y la cafetería cerró sus puertas, pero aún así algunos se quedaron a cenar en el lugar.
Los Madrigal y la familia Guzmán charlaban a gusto en el patio trasero de la cafetería, recordando todo lo acontecido días atrás. Por su parte, Emilia aún estaba preocupada por Camilo, quien parecía estar ignorándola desde temprano.—Solo tienes 16 pero mírate, con tu propio negocio.—la señora Guzmán miró sonriente a Emilia, quien había comenzado a servir tazas de café y té a cada uno.
—Si conseguí todo esto, fue por ayuda del pueblo. No me quedaré con todo el crédito.—Emilia sonrió—. Les estoy muy agradecida.—
—... ¿aún piensas en la propuesta de casamiento? Vi que ya conociste a Alejo.—
Aquel comentario hizo que Camilo brincara de repente de su silla, llamando la atención de todos los presentes.
—¿pasa algo, hijito?—Pepa lo miró preocupada.
Pero el chico no dijo nada, solo se retiró del lugar. Todos los presentes quedaron sorprendidos por aquello, pero nadie decía nada.
—Yo iré por él, doña Pepa.—Emilia tomó la mano de la mujer al ver que una nube comenzaba a formarse sobre su cabeza—. Tome el té que preparé para usted, es de manzanilla, bueno para el estrés.—
—Gracias, linda.—la pelirroja le sonrió.
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~"¿aún piensas en la propuesta de casamiento? Vi que ya conociste al tonto cara de rata de Alejo"~
Camilo caminaba por el pueblo imitando la forma de la señora Guzmán, pateando molesto cuanta piedrita se le cruzara en su camino.
—Cara de rata... No lo había notado, es cierto.—el chico se detuvo al ver a Emilia apoyada en el puente sobre el arroyo.
—... ¿qué haces aquí? Deberías estar en la fiesta... Es para ti, después de todo.—
El chico se sentó sobre el barandal del puente, dejando sus pies apenas rozando el agua.
—Me preocupé por ti, bobo. Saliste casi corriendo.—Emilia se sentó a su lado—. ¿qué pasó?—
—... No me cae bien la familia Guzmán, es todo.—apartó la mirada—. Mariano de un segundo al otro cambia a Isabel por mi hermana, luego esa mujer intenta amarrarte al idiota de su nieto y... Simplemente no me agrada.—
—... ¿y tú crees que porque una persona me diga que me case, yo lo haré? Por favor, Madrigal. Creí que me conocías mejor.—lo miró divertida.
—No sé si casarte... Pero Alejo te cayó taaan bien...—
—... ¿son celos eso que percibo?—
Emilia se extrañó al ver que Camilo no reía, al contrario, se veía molesto.
—Casi le das a él la primer porción.—
—... ¿qué?—
El chico no dijo nada, pero para Emilia no fue necesario que dijera más. Sonrió.
—Nunca le hubiese dado la primer porción, bobo... Tú eres mi primer cliente, mi primer amigo... Además te hice una promesa.—buscó la mano de Camilo en el puente, presionándola con cariño—. Eres especial para mi, Camilo Madrigal... No te pongas celoso de gente como el niño rata.—
El castaño miró de reojo a Emilia, notando como mantenía la mirada en el agua bajo sus pies.
No sabía si fue por las palabras escuchadas momentos antes o porque comenzaba a armarse de valor pero...
Quería decirlo, ya no podía aguantarlo.
—Me gustas, Emilia...—
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El chico comenzaba a sentirse un poco ansioso al no recibir respuesta de la chica, pero entonces Emilia se aferró a su brazo, recostando la cabeza en su hombro.
—¿gustar... cómo?—
—... No entiendo.—
—Ese día... Cuando hablamos del casamiento de Isabela... Te dije que una cosa era que alguien te parezca lindo, pero eso no era estar enamorado.—Camilo sintió como la chica presionaba su brazo—. Porque yo... de verdad te quiero muchísimo, y necesito saber si lo que tú sientes es igual.—
Camilo sintió su rostro calentito con aquello, de seguro estaba completamente rojo.
—... Y arregla tu cara.—
—Ay, perdona. Arruiné el momento.—
Emilia rió antes de separarse un poco de Camilo, apretando sus mejillas y ayudándolo a reordenar su cara.
—Claro que no... Sabes que amo tu cara de tonto.—
—¿la... la amas?—la chica asintió—. ¡pues yo amo TU cara, no te cases con Alejo!—
El chico elevó tanto la voz, que Emilia tuvo que llevar su mano a la boca del chico, indicándole que dejara de gritar.
—Deja de armar tanto alboroto, loco.—soltó entre risas—. Va a escucharte todo el pueblo.—
—Que escuchen entonces. En especial Alejo. Me cae mal ¿quién se cree?—
Emilia negó divertida antes de abrazar al chico.
—Bueno... me alegra saber que lo que siento sí es correspondido.—
—... ¿puedo decir algo?—
—Lo que quieras.—
—Amo tu sonrisa...—la chica se separó—. Amo tu risa, amo tu... cara en general, tus manos chiquitas tomando las mías, dios... Tus abrazos. Y eres tan graciosa y linda y... perfecta.—
Emilia no podía creer todo lo que escuchaba, la hacía tan feliz saber que Camilo la quería tanto.
Tomó las mejillas del chico, plantando un torpe e inexperto beso sobre sus labios.—¿¡me besaste!?—
—Bueno... Si yo también puedo decir algo.—Emilia volvió a tapar su boca, ignorando el pequeño ataque que le dio al chico—. Tus pecas, tu cabello tan lindo y esa sonrisa enorme que tienes... Son mi cosa favorita en el mundo.—le sonrió—. Y también me gustan tus abrazos ¿me das uno?—
—¡ay, me avergüenzas! No lo digas tan de golpe.—
—¿ah? Pero si tú dijiste un testamento sobre mi.—
—Pero eso es porque te quiero mucho.—soltó con obviedad.
Emilia rió a gusto antes de abrazarlo, repartiendo besitos sobre sus pecas.
—Oh, vaya.. ¿puedo agregar a la lista que amo que beses mis pecas?—
—Te daré todos los que quieras entonces.—
Recién ahora me doy cuenta que la familia de Pepa usa tonos amarillos y la de Julieta azulados...
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~° Tu Encanto - Camilo Madrigal
ФанфикA mi me descuidas y te hago un libro nuevo. Si me conocen, ya saben que mis historias son de calidad y hechas con todo el amor posible. Y si no, pasen a chusmear. Los espero!