°Capitulo 53°

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DÉBIL

Pov: Jungkook




Me encontraba de camino hacia el trabajo de mi hermoso Jimin, aceleré para cortar la distancia y el tiempo, sin embargo, unas luces neón, azul y rosa llamaron mi atención era una tienda de regalos.

Sonríe al observar en uno de los aparadores un conejo de felpa color rosa, con un aspecto tierno y rudo, detuve el andar de mi coche y bajé de este para adentrarme a la tienda, pidiendo que le colocarán un moño rojo en su cuello al pequeño conejo, sonreí nuevamente al sentirme satisfecho con el obsequio que había comprado para jimin.

Retomé mi camino al dejar al pequeño conejo de felpa en el asiento trasero, no quería llegar tarde, tenía tantas ganas de comerme esos esponjosos labios y mirar mi reflejo en sus hermosos ojos.

Vaya, ¿quién lo diría? Si me hubieran dicho que yo, el gran Jeon Jungkook terminaría enamorado de esa bolita de masa dulce, definitivamente estuviera muriéndome de risa; sin embargo, aquí estoy, desesperado por verlo y a su completa disposición sin importar nada, yo era suyo, total y únicamente suyo.

Al llegar, pude apreciar al castaño dando tiernos brinquitos tratando de alcanzar unos adornos que yacían colgado sobre la entrada de dicho lugar, era una imagen realmente tierna y divertida, asta que apareció ese amiguito suyo, que no me agrada para nada, el pelirrojo que se inclinó para tomarlo de las piernas y elevarlo.

¿Acaso nunca se le despega?

Empuje mi mejilla con mi lengua y di varios golpecitos con mis dedos sobre el volante; si estaba celoso y mucho, ese chico no me agradaba nada, aunque Jimin en varias ocasiones, mientras hablábamos por textos, me jurara que solo eran amigos y además era hetero.

"Por Dios bebé, tú volteas heteros con nada más mirarlos", le contesté en esa ocasión.

Cuándo al fin terminó, salí del auto para que el castaño lograra verme y así fue...

El castaño sonrío ampliamente al verme, se despidió con un abrazo del otro chico y cruzó la calle con cuidado, corrió hacia mí pegando un gran brinco y enredando sus brazos en mi cuello y sus piernas en mi cintura, cómo si de un koala se tratara.

Puse mis manos sobre su trasero y besé sus labios con tal necesidad, sin importarnos el morbo de la gente que pasa a nuestro alrededor; al separarnos por la falta del tan necesitado oxígeno, Jimin me sonrió dulcemente.

—te extrañé mucho kookie— dijo formando un ligero puchero.

— y yo a ti bombón— deposite un beso en su nariz y palme su trasero para que bajara sus piernas con cuidado— te compre algo...

—¿En serio? ¿Qué es?— canturreo emocionado al aplaudir chiquito.— abrí la puerta trasera de mi Mercedes recién pintado, sacando al conejo de felpa.

— ¡Qué bonito cookie! ¡Me encanta!— chilló al tomarlo entre sus brazos, para mecerlo como si fuera un bebé.

—n-no más que t-tú— tartamudeé, sintiéndome realmente ridículo con mi intento barato de Romeo.

Jimin me sonrío tímidamente haciendo notar sus regordetas mejillas color carmesín, tomé de su cintura para acercarlo y besar sus encantadoras manzanitas.

—vámonos de aquí— susurro apenas audible.

Le miré fijamente y él me sonrió pícaro, descifrando claramente el mensaje; sin demorarme un segundo más, le ayudé a subir al coche, cerré la puerta y casi corriendo subí a mi lugar, encendí el motor y como alma que lleva el diablo puse la marcha, no podía esperar más, debía darme prisa, antes de que se arrepienta.

fragment's (kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora