°Capitulo 71°

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ADIOS VENDAJE
Pov: Jimin



-uno... Dos... Tres... Cuatro... -contaba mi madre, superconcentrada, gota tras gota que caía en su té, mientras yo la observaba atento sin dejar de masticar mi rosquilla- Nueve... Diez...- finalizó.

Revolvió el contenido en su taza, para después beberlo de dos tragos, saliendo a flote mi curiosidad, por lo que tomó el frasquito entre mis manos, observándolo a detalle.

-¿Qué es esto mamá?- pregunté sin dejar de mirar el frasco

-tolondrones, para los preguntones- respondió juguetona y una dulce sonrisa.

-¡En serio, mamá!- chillé haciendo un puchero- ¿qué es esto?

Mamá pellizcó mi mejilla con cariño y respondió -son gotitas para poder dormir mejor.

-¿No has dormido bien?- negó con la cabeza-¿porque?- dejé el frasco sobre la mesa.

-he estado muy estresada, el trabajo, la escuela y el entrenamiento de tus hermanos, la comida, en fin todo se me ha juntado, además este maldito vicio que no puedo dejar- se quejó al tomar un encendedor de su bolso que posaba en el respaldo de la silla.

-entiendo -dije sutilmente audible y haciendo una mueca por el desagrado que me daba verla fumar, a pesar de que yo en ocasiones también lo hacía- además la renta- agregué.

-eso ya no me preocupa- fruncí el ceño sin comprender- ya no pagamos renta de esta casa- afirmó y después se levantó de la mesa.

-¿Por qué?- le seguí con la mirada.

-porque ya la terminé de pagar- dijo con obviedad.

Gesticule un "o" asintiendo varias veces, entendiendo el punto, sin embargo, no dejó de parecerme algo extraño, al final, me dio igual pues realmente no entendía bien esos temas.

Minho, Joseph y yo terminamos de cenar y nos fuimos a la cama, cuando me arropé con la cobija, pude darme cuenta de que mamá estaba profundamente dormida, tanto, que ni siquiera se percató del escándalo que traían el par de monstruos que tengo por hermanos que peleaban por quién tenía más cobija o más espacio.

[...]

A la mañana siguiente como todos los días me levanté deprisa y ganar el baño, Joseph se lava los dientes, minho se cepillaba su cabello, mamá preparaba el desayuno rápidamente, era un caos como todos los lunes y el resto de la semana.

Continuamos con nuestro día, yo en el trabajo, disfrutando de las ocurrencias de Tae, tolerando a uno que otro cliente quisquilloso, todo tan monótono, hasta que la figura del pelinegro se asomó por la puerta de la tienda, haciendo que el piso se me moviera y atascando mi respiración, pero ¿qué rayos hacia aquí?.

-¿En qué puedo ayudarlo? Pregunto Taehyung al abordarlo.

-yo lo atiendo Tae, gracias- me apresuré a decir y tomarlo del brazo para arrastrarlo más al fondo de la tienda.

El pelirrojo alzó los hombros restándole importancia y dando media vuelta de regreso a la caja, mire confundido y curioso al contrario y pregunté aún sintiéndome mareado.

-¿Qué haces aquí?

-bueno... es que noche, ni siquiera me mandaste un mensaje de texto para desearme dulces sueños- dijo mientras centraba su mirada en algo que no era yo.

-¿Es en serio? ¿Viniste solo por eso?- volví a cuestionar, pues Jeon era celoso y un tanto posesivo, pero no a ese extremo.

Me miró fugazmente al sonreírme juguetón y tomar una de las pocas cajas musicales que aún quedaban.

fragment's (kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora