Omegacember (Yugi x all)

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Temática: Celo alfa
Pareja: Linkshipping (Seth x Yugi Mutou/ Heba)
Advertencia: Sexo alfa x alfa.

El celo de un alfa duraba tres días y sucedía cada cuatro meses, en esos días eran más cariñosos y, al igual que los omegas, lo único que buscaban era reproducirse.

Los alfas usualmente lo pasaban con un omega o con alguna beta que pudiera satisfacerlos en esos días de calor, era lo normal.

Eso era lo normal.

- Seth~ - Jadeó el más bajo cuando separaron sus labios para tomar aire.

Lo normal era que estuviera con algún omega o beta en su celo, tal vez enlazarse con algún omega si se daba la ocasión y tener una manada. Pero, en vez de ello, estaba pasando el celo de un alfa con este y no cualquier alfa, sino un alfa de alta categoría, uno de los encargados de la construcción de tumbas favorito de su primo Atem, el mismo que le saco de un apuro con Maat'um; Heba.

La sola idea de estar en esta situación con un alfa debería de asquear a cualquiera.

Pero a él sólo lo incitaba a seguir.

A seguir tocando su piel, pasear sus dedos por aquellos lugares que la ropa ocultaba, lamer cada rincón de su cuerpo y escuchar los gruñidos de satisfacción que emitía el alfa.

Yugi era un alfa dominante, pero mientras veía esos fieros ojos amatistas derramar lágrimas de placer y su lengua mostrarse de una manera obscena mientras golpeaba una y otra vez su interior, escuchando el ruido de sus sexos, se veía como un omega.

Un hermoso omega que deseaba ser llenado por completo y que le dejarán en cinta una y otra vez.

- ¡Seth! - Gimió el tricolor cuando enterró sus dientes en su hombro.

Pero era un alfa, un alfa demasiado sensual para ser mortal, los dioses tal vez habían desterrado a su pecaminoso hermano dejándole con la humanidad; porque era imposible que un sólo ser destilara tanto encanto sin ser una divinidad.

Lamió el hombro del alfa donde había quedado la marca de sus dientes, una clara muestra de que el alfa debajo de el era suyo.

- S-seth - Gimoteo el contrario arqueando su espalda cuando volvió a arremeter en su interior.

Sentía sus uñas rasgar su espalda con cada estocada en su ser, esas largas piernas abrazadas a su cintura impidiéndole salir, ¿salir de dónde?, el interior de Heba era tan apretado y moldeable que no le molestaría pasar el resto de la noche disfrutando de su cuerpo en sus aposentos.

Que los guardias pudieran oír al alfa gemir su nombre una y otra vez sólo le causaba satisfacción, porque él era el único que podía tomarlo de esa manera, Heba era suyo y sabía perfectamente de que Heba era conocedor de que todo su ser sólo pertenecía a su ser.

Él era de Heba como Heba era de él.

Soltó un gruñido cuando el tricolor enterró sus uñas en sus hombros antes de venirse en ambos vientres, apretando más su pequeño interior.