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Temática: Anidados
Pareja: Boundshipping (Yugi Mutou x Akefia)
Continuación de "Construcción del nido"
Au: Los omegas son los que marcan a los alfas.

Temática: AnidadosPareja: Boundshipping (Yugi Mutou x Akefia)Continuación de "Construcción del nido"Au: Los omegas son los que marcan a los alfas

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El frío era del polo norte, siendo invierno, era más que claro que el frío sería mayor a lo que había el resto del año.


Aún así, aquello no era lo peor, porque, hashtag "frío mil veces mejor que calor".

No, para nada, el frío no era su molestia.

Su molestia era ver a ese par tan acaramelados en el sillón con una bolsa de ropajes que el más bajo usaba en sus nidos.

Aunque claro, el par de amantes no le prestaba atención alguna.

¡No prestaban atención a nadie desde que estaban juntos semanas atrás!

Maldecía a los dioses por haber regresado a ese ladrón de pacotilla, ¡¿cómo demonios es que se había metido con su hikari frente a sus narices?!, ¡siempre lo tenía bien cuidado al tricolor!

Esto debía ser obra de Zorc, definitivamente le estaba manteniendo en una ilusión haciéndole creer que Yugi tenía dos hermanos y que se había metido con su peor enemigo.

- Por amor a Dios, ¿podrías dejar de hacer monólogos como el alfa pulgoso y celoso que eres?

Sintió sus vellos erizarse cuando volteo y se hallaban ambos hermanos Mutou detrás suyo comiendo palomitas de maíz.

- ¿Acaso leen mi mente?, ¡sabía que eran enviados de Zorc!

- Ishtar, nadie viene de parte de Zorc, deja de imaginar tonterías - Hablo Ryou, el beta venía diariamente en compañía del ladrón de pacotilla a ver al tricolor (y, aunque el beta no lo dijera, también venía a ver a la menor de los Mutou) - ¿Por qué no vas con tus amigos y dejas a los tortolitos ser felices?

- Por que claramente Bakura ha hechizado a Yugi y...

- Akefia - Interrumpió el beta cruzándose de brazos - Se llama Akefia y podrá ser un bastardo que me hizo ir a terapia durante dos años, pero ese idiota fue el idiota que eligió Yugi y, si Yugi lo ha elegido, es porque algo bueno ha de tener.

Ryou probablemente era la persona que más odiaba en el mundo al albino de ojos rojos, después de todo, había lastimado a su padre demente, lo mantuvo como su títere durante años e intento asesinarlo en más de una ocasión; pero su terapeuta le había dicho que debía dejar el pasado atrás, que su bullyng espiritual debía tener razones oscuras por las cuales era de esa manera (y claramente tenía razón porque, vamos, ver cómo masacran a tu pueblo y usan sus cuerpos para hacer artículos mágicos para el faraón y su séquito, queman todos los hogares y un espíritu maligno se apodera de tu cuerpo para matar destruir el mundo, no es algo que deje muy cuerdo a un niño), razón por la que había aceptado las disculpas del ladrón y estaban aprendiendo a llevarse bien.

Todo por el bienestar de su mejor amigo (que nadie le dijera a Malik que el favorito del grupo era Yugi porque el alfa de cabellos cenizos iba a ponerse a llorar como magdalena).

Yuriko y Heba asintieron, aunque ellos no tenían idea de que demonios había sucedido en esos años ya que su hermano les cambiaba de tema cada que hacían ademán de querer hablarlo o también le hablaba a su novio el loquito al que le decían ladrón (nota mental, debían hacer inventario de lo que había en sus habitaciones, sólo por si acaso), sabían que algo había sucedido y que fue demasiado importante como para que el beta albino tuviera que ir a terapia, el alfa de cabellos cenizos le tuviera fobia a las agujas y al fuego, y su querido hermano no quisiera tener cerca un yoyo y mucho menos tocar algún juego de cualquier índole.

Sin olvidar que Atem no se dignaba a decirles cómo demonios tenía un tercer ojo que le brillaba cuando se enojaba o porque cuando ese tal Akefia se puso a gritarles al grupo de ex-amigos de su hermano durante las próximas seis horas mientras decía las mil y un maneras que los mataría si se atrevían a hacerle ojitos a su "muñequito hermoso", las sombras se pusieron demasiado raras y las luces parpadeaban como si fuera película de terror.

Tenían dos teorías; la primera, estaban ante demonios y, en efecto, tenían engatusado a su hermano.

O habían fumado la mota de Yugi sin querer u olieron sus hierbas medio raras que tenía en su habitación para disque "alejar las malas vibras".

Yuriko se iba más por la primera, porque su hermano no fumaba mota (al menos nunca le habían visto hacerlo y mucho menos olía a ello).

Heba se iba por la segunda, porque ese copal blanco combinado con incienso le hizo ver elefantes rosas durante horas.

- Dice Yugi que dejes de verlo o va a hablarle a Odión - Habló detrás suyo Akefia, causando que los cuatro saltarán del susto, a veces creían que si era un demonio porque siquiera se oían sus pasos.

Pero, para Atem y Ryou, el oír la palabra Odión fue suficiente para que quisieran irse corriendo.

Porque el hermano adoptivo de Malik era capaz de hacerlos cachitos con su cuchillo si le tocaban un pelo a Yugi o lo ponían incómodo, alias "el bebé omega de Malik".

Si no les creían, pregunten cómo quedó Joey cuando jaloneo al omega y le dejo la marca de su mano en el brazo; el rubio no se pudo levantar de su cama durante días después de la paliza que le dio el egipcio.

- Ustedes - Señaló a los hermanos Mutou y a Ryou - Dice que si quieren, pueden venir a nuestro nido - Expresó con algo de molestia, pero no lo suficiente para que se dieran cuenta; Akefia quería tener las veinticuatro horas del día a su omega, pero estaba aprendiendo a compartirlo con sus dos hermanos y con el idiota de su hikari (porque no diría que también invito a Atem al nido, ni en un millón de años dejaría que el faraón de pacotilla entre a su nido).

- Yo voy - Hablaron al unísono Heba y Yuriko, yendo con su bol de palomitas a acurrucarse con el omega que los recibió gustoso.

- Ya voy también - Les siguió Ryou, no queriendo saber estar con los dos alfas; se acomodo a lado de la alfa, pero tomando su distancia (porque era perfecto conocedor de que ella tenía dieciséis años y no planeaba hacer nada mientras ella fuera menor de edad y no quisiera algo con él).

El albino vio fijamente al egipcio con odio en su mirada, había dejado las cosas en claro con los otros tres sujetos que odiaba, pero Atem era cosa a parte.

Lo quería a un millón de kilómetros lejos de su omega.

- Te lo repito, no quiero que te acerques a él, ni tus amigos ni tú merecen que les perdone después de lo que le han hecho.

- Yugi es el único que puede decidir aquello.

- Soy su alfa, yo sé lo que le hace bien - Puntualizó el "soy su alfa" ladeando su cuello, dejando ver los dientes del omega en su piel morena, Atem se quedó helado.

Yugi había marcado al alfa como suyo.

- No quiero que lo hagan llorar nuevamente, así que lárgate de mi vista - Gruñó antes de volver al nido que había hecho su omega, dejando solo en la cocina al antiguo faraón de Egipto.

Solo.

Solo

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Omegacember (Yugi x all)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora