07. Una noticia que cambió todo

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MARINA

Todos tenemos problemas que lidiar, Mar; solo uno mismo sabe cómo enfrentarlos.

Marina, ¿que te aflige? Despierta y date cuenta del mundo en el que vives, debes entender que tienes chance de huir, chance de alejarte de él.

Marina, despierta, corazón; no mereces este sufrimiento, prometo que todo pronto será paz.

Solo debes despertar.

Despierto de golpe, con la respiración agitada y con un pálpito en la cabeza que me tiene aturdida, una mano toma la mía con fuerza y esos ojos marrones me traen a la realidad.

-Marina, ¿qué está pasando contigo?- la voz de Ezra está quebrada, yo no sé qué responder-. Mar... ¿que está pasando con nosotros?

Estoy hecha un manojo de nervios, quiero gritar, llorar o simplemente dormir y olvidarme del mundo. Ezra está con el rostro hinchado de tanto llorar, sus manos tiemblan con ligereza, su mirada intentando buscar la mía, sudado y con unos shorts puestos.

Me observo a mi, en donde estoy, lo que llevo puesta, si mi bebé está bien... mi bebé.

-¿Que dijo Laura? ¿Donde está Kane?- miro a los ojos de mi novio-. ¡Por qué pasa esto!

Ansiedad, hace mucho no tenía un ataque así, escuchaba voces en mi cabeza, la veía a ella; a aquella chica con la que me crucé en la calle. Mis manos empiezan a temblar, mi cabeza da vueltas, sudo frío y siento que voy a vomitar.

-Amor, amor respira.- Ezra se sienta detrás mío, sostiene mis hombros y hace que me acueste hacia su pecho-. Respira conmigo, vamos Marina respira conmigo.

Cierro mis ojos, sostengo mi vientre y me olvido de todo por un momento, veía totalmente negro pero una ligera luz al fondo me hacía respirar poco a poco más calmada, más serena.

-Amor... Marina...- Ezra susurra en mi oído y abro los ojos, ladeando mi rostro a un lado para verlo-. Vamos a estar bien.

Me volteo para sentarme en su regazo a horcajadas y lo abrazo, con cuidado de aplastar mi vientre, su camisón que traía puesto se alza un poco, y pude ver mi ropa interior, suspiré de alivio.

La sala estaba a oscuras, solo se iluminaba por la lámpara de la mesita; las flores que me regaló Ezra se encuentran en su florero, luciendo preciosas.

-Siento que me voy a morir...- susurro, luego de unos segundos.

-No te vas a morir, Marina; tendremos un bebé.- Ezra acaricia mi espalda, lo noto cansado en su tono de voz-. Nos vamos a casar, ¿no lo recuerdas?

-Cierto.- me separo de él, dejo mi cabello hacia atrás de mis orejas y miro mis manos-. ¿Y mi anillo?

-No me respondiste nada.- murmura, mirando mi rostro-. ¿Me concedes el honor?

-¿Tengo que responder?- pregunto, sonriendo ligeramente.

-Bueno... quiero oírlo.- toma mis mejillas y me acerca a su rostro-. Dilo...

-Por supuesto, te doy el honor de convertirte en mi prometido.- susurro contra sus labios, para luego unirnos en un beso lento.

-Lo atraparon otra vez.- murmura Ezra contra mis labios, yo me separo de él para verlo.

-¿Enserio...?- Ezra asiente, yo siento un peso menos de mi vida-. ¿Cuanto tiempo estuve dormida?

-Todo un día, balbuceabas cosas, Laura vino a verte y dijo que era mejor que te dejara descansar; se fue con tu madre.- me levanto de su regazo en un instante-. Tú madre fue la que contó todo, con pruebas, fotos... todo.

-Mi mamá...- susurro, y con la mirada busco mi teléfono-. ¿Y mi teléfono? Quiero llamar a mi madre.

Ezra me observa unos segundos, con esa mirada que trata de descifrar la mía, mis acciones, se levanta del sofá para ir por mi teléfono ya que entiendo mi alteración, probablemente todo se me caería a mi de las manos. Tenía miles de dudas en mi cabeza, quería entender el porqué de muchas cosas, como si quisiera que alguien venga a decirme porqué sucede todo esto. Una manera de solucionar, no lo sé. Ezra mantenía serenidad, podía notarlo; aunque por dentro quería tirar toda la casa al mar.

Ezra padece de bipolaridad, fue una condición con la que vivió desde que sus padres fallecieron en un accidente automovilístico cuando este tenía doce años. Fue una caída muy baja para él, intentó quitarse la vida a los quince, pero su tía lo acogió como su propio hijo y lo trató de ayudar.

Es por ello sus comportamientos extraños, y le quiero, aunque a veces me de miedo.

-Aquí tienes.- me da el teléfono y me siento en el sofá, con las manos temblorosas-. Tranquila, aquí estoy.

Me abraza y apoyo mi cabeza en su hombro, mientras llamo a mi madre. Llevo el teléfono a mi oreja y a los dos pitidos contesta del otro lado.

-Marina, corazón.- su voz me da alivio-. ay mi hijita, no sé de donde he agarrado fuerzas para hacer todo esto, tengo muchas cosas que contarte... yo necesito decírtelo todo pero tengo miedo de que por mi culpa pierdas a tu bebé.

Me enderezo lentamente, Ezra me mira con confusión, ¿Laura le habrá contado todo? Estaba segura, ella sonaba muy dolida, su voz ligeramente quebrada. Solté un suspiro y hablé:

-Madre... no tengas miedo de nada, yo te amo, y te agradezco todo lo que hiciste por mi, todo lo que has sembrado en mi vida; tal vez nuestra relación ahora no ha sido la mejor y creía que alejándome de ti solucionaría todo. -tomo aire, continuando-. Solo quiero decirte que lo que debas decirme, puedes hacerlo ahora, quiero que mi hijo o hija tenga la paz que merece y es sabiendo la verdad. Pero necesito saberlo madre, por favor, dime todo lo que sucede allá con papá, ¿Por qué odian a Ezra? ¿Por qué papá se portó de esa manera tan indiferente conmigo? Si yo lo amo.

-Marina. -mi madre me hace callar-. Clark no es tu padre, hija; tu verdadero padre falleció cuando tenías dos años. Yo conocía a Clark antes que ha tu padre y a los dos meses de estar con él, salí embarazada... tu hermano mayor, nunca murió, lo envié a otro lado, lo alejé de mi... por un bien mayor, porque todo lo que me demostraba ser era igual a Clark.

Siento que mis piernas flaquean pero antes de caer al suelo, Ezra me sostiene por detrás y me abraza con cuidado, preocupado y llamando mi nombre.

-Kane es tu hermano, Marina; hija...- la escucho llorar con fuerza, y yo dejo caer el teléfono al suelo, atónita.

-Ezra siento que no puedo respirar, siento que me voy a morir.- hablo entrecortada, sin razonar-. Ezra siento que me voy a morir.

-Voy a llamar a Laura, no digas eso, Marina.- Ezra me besa el rostro, tratando de calmarme como sea, me sienta en el sofá y corre al segundo piso.

Yo me quedo mirando a un punto fijo, aún sin reaccionar del todo, las lágrimas caen automáticamente mientras que mi cuerpo tiembla; miro mi vientre y mil pensamientos se me vienen a la cabeza.

Si el bebé que traigo en el vientre hubiera sido de Kane, de mi propio hermano, no se que hubiera sido de mi, es por eso el parecido con mi padre... claro, mi disque padre; todo era una puta mentira barata de mierda, una basura manchada de feliz vida.

Y grito, grito con todas mis fuerzas.
Grito porque es lo único que puede salir de mi ahora. Porque ya la voz no me llena, las palabras de aliento, nada. No hay ninguna palabra que describa todo lo que siento, quisiera que todo fuera un sueño.
Una terrible pesadilla que acabe de una vez.

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La chica del océano | Terminada ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora