Extra de navidad

855 42 19
                                    

Diciembre del 2017
Rose

Me acomodo leve la peluca negra que traía mientras me ponía unos lentes de contacto negros, sonrío leve por el resultado para después acomodarme el traje de navidad un tanto nerviosa.

Era la primera vez que bailaría sola ya que normalmente lo hacía era con mi grupo, así que me doy un último chequeo antes de salir de mi vestuario escuchando los tacones resonar por cada paso que daba.

Sentía como mi corazón empezaba a retumbar en mis oídos distrayéndome un poco hasta que veo las cuatro paredes y el tubo que estaba en medio, al ver los asiento puedo ver todos los hombres que están ahí en silencio con sus máscaras que no me dejan ver en su totalidad sus caras.

Comienza a sonar la música haciendo que inunde la instancia, bailando, gozando de mi vida, no responsabilidad...

Nada podía ser mejor

Pero me equivoqué. Al terminar el baile que había estado prácticamente toda la noche aquí, para ver que podía mejorar, exhausta me siento en el piso sintiendo mi piel con el ligero brillo del sudor.

Un tanto nerviosa escucho como prenden el micrófono haciendo resonar la voz de Meredith, la dueña de este bar si se puede llamar así.

-Y con ustedes nuestra querida Rose, es un bombón no lo creen chicos? - Sonríe con amargor bailando sobre sus labios y escucho como los hombres aplauden en gran manera para después otros silbar - Como ya saben, cada lugar tiene sus tradiciones, este es su primer baile sola, ustedes ya sabrán lo que viene -Dice por último y llega hasta mi para levantarme la barbilla, me lleva hasta la punta del escenario quitándome la parte de arriba del traje que tenia, quedando solo en bragas, expuesta.

Y solo por un momento odie esa estupida tradición, cada vez que una chica bailaba sola por primera vez la subastaban, solo por su virginidad, me sentí mal hasta que escuché la primera cifra que pusieron por mi.

- Un millón - Dijo una voz gruesa y alzo la vista para ver si logro ver quien lo dijo pero no lo logro - Dos millones - Dice una voz más joven y más dulce lo cual de una manera me llega a calmar pensando que sería alguien tranquilo.

Así llegaron a seguir hasta que llegaron a sesenta millones, todo el mundo para esos momentos estaba callado, solo habían tres hombres los cuales hablaban de más y más sumas de dinero. Por el silencio al escuchar los sesenta millones iban a decir "vendida" hasta que se escucha.

Cien millones.

Lo cual me dejó perpleja, nadie más habló, así que al caer el martillo me quedó estática sin saber que hacer, hasta que noto una figura masculina subiendo a la tarima hasta llegar a mi, tomándome de la mano parándome con cuidado.

Al estar frente a ese gran hombre siento mi piel erizarse haciendo que se marquen mis pezones pero el nunca bajo la mirada más allá de mis ojos, así que se quito su chaqueta poniéndola sobre mis hombros, cubriéndome, antes de salir del bar metiéndonos en lo que me imagino es su carro.

Todo el camino fue silencioso, ninguno de los dos emitía palabra alguna, pero yo solo estaba tratando evitar que no temblara, hoy era 24 de diciembre haciendo que mis huesos se congelaran por aquel frío que hacía, el al darse cuenta pone la calefacción hasta que llegamos a un hotel.

Al bajarnos hace que me ponga a su lado rodeándome la cintura en señal de dominio, entramos al ascensor y el baja la vista para verme.

-Estás bien? - Me pregunta y lo miro un tanto intrigada hasta que acaricia mi mejilla viendo mis ojos - Usas lentes de contacto - Dice como una aclaración y sonríe leve haciendo que mis piernas tiemblen cuando me acerca a él - Quítatelos, quiero verte como eres - Susurra bajo cuando llegamos y se abren las puertas revelando la sala lo cual parecía diez veces mi cuarto.

Al verme en un espejo me sonrojo en gran manera por como estaba y con cuidado me quito las lentillas revelando el color real de mis ojos, el se posiciona detrás mí y con cuidado me quita su chaqueta quedando expuesta solo para el, a pesar que no lo conocía ni sabia su nombre no sentí miedo, sus manos comenzaron acariciar mi cadera y lo miro a los ojos a través del espejo.

-Dime tu nombre - murmuro bajo ya que tenía intriga, el solo sonríe antes de hacer que mis bragas caigan al piso, me voltea para quedar frente a frente así sin darme cuenta sintiendo sus labios sobre los míos.

Correspondo de una manera tanto brusca mientras me arrincona contra la pared, su mano rodea mi cuello haciendo que alce un poco la cabeza para verlo y sonríe de lado - Marcos - Se presenta bajando sus labios a mi cuello, siento su húmedos labios que me estremecían y por ser mi primera vez sentía como mi cuerpo reaccionaba a él.

Se me salen pequeños gemidos mientras mis manos arrugan un poco su camisa, sus manos bajan a mis muslos para cargarme así sintiendo por primera vez su dureza contra mi intimidad, comienza a caminar conmigo hasta una habitación donde me deja acostada.

Toda su ropa en cuestión de solo segundos se va quedando desnudo, como vino al mundo, bajo mi vista para ver su miembro así apretando leve mis piernas sintiendo un tipo de humedad entre estas, se acerca y me jala hacia la punta de la cama dejando mis piernas guindadas.

Su mano acaricia mis piernas hasta que ve mis ojos mi duda y miedo -Solo serás mía Rose, de nadie mas - murmura un poco serio y pasa la punta de su miembro por mi entrada haciendo que gima bajo moviendo mi cadera por querer sentirlo más - Tan lista para mi - murmura antes de enterrarse poco a poco en mi sonrojándome en gran manera llorando leve por el ardor que sentí.

Ahí fue cuando supe que este sería todo mi comienzo, donde me entregaría a el de todas las maneras posibles.

Y aquí es donde fue el diario de una prostituta

Feliz navidad pequeños y pequeñas lectores

Diario de una prostituta  (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora