Capitulo 7

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El conserje del humilde hotel en donde nuestra habitación se encontraba nos deseó suerte mientras salíamos por la puerta. Apenas pisé el suelo, una brisa fría me congeló la piel. Me había lavado la cara y había deshecho la coleta de mi cabello, pero me había olvidado de llevar la chaqueta de cuerina.

-Puedo darte mi camisa-me dijo Nicholas, mientras pasábamos por entre la gente. Lo miré. Llevaba una camisa a cuadros, muy parecida a una Levi's, y me pregunté de dónde la había sacado y por qué la había traído si se suponía que no teníamos otras prendas. Suspiré, debía haberlo sabido, un arrogante y quisquilloso chico como Nicholas no podría haber soportado la idea de usar una sola muda de ropa durante mucho tiempo.

-Estoy bien-contesté con frialdad. Sentí que me miraba, pero no le devolví el gesto. - ¿A dónde estamos yendo?

-No lo sé. -Se encogió de hombros. -Solo caminemos hasta que encontremos algún lugar para cenar.

Asentí, porque la verdad era que me daba igual. No tenía hambre, y tampoco tenía ganas de cenar con Nicholas, pero no había otra cosa para hacer.

-Mañana empezaremos nuestra investigación-me dijo, mientras se detenía en la vidriera de un restaurante que parecía una rosticería, pero a la antigua. Por un momento pensé que le gustaría el pollo asado, pero luego divisé lo que en verdad estaba viendo: una chica alta, de cabello largo hasta la cintura con un vestido demasiado corto para ser una camarera. -Entremos-agregó, pero yo le eché una mirada furibunda.

- ¿En serio? -pregunté, enfadada. El viaje que estábamos haciendo no era para que el se baboseara, era para encontrar quién quiera que estuviera causando muerte.

Él suspiró y asintió, admitiendo que yo tenía razón. Comenzó a caminar delante de mí, y me costó un poco alcanzarlo.

-Podrías caminar un poco más lento-mascullé.

- ¿Para tenerte a mi lado todo el tiempo? No, gracias.

Rodé mis ojos y aminoré mi paso para quedar detrás de él. Sus comentarios odiosos comenzaban a cansarme. No porque me importara que me los dijera, Nicholas era irrelevante para mí; si no porque a nadie le gustaba ser bombardeado con mal humor todo el tiempo. No pareció importarle, ya que siguió caminando y cada vez más rápido, lo que lo hizo alejarse cada vez más de mí. Pero a decir verdad, el hambre había comenzado a aparecer, y justo divisé una especie de bar en donde el menú era tostado con fruta de postre, lo que me pareció algo bastante accesible, considerando el hecho de que no tenía mucho dinero en mi bolsillo. Y, como dije antes, Nicholas no era relevante para mí, así que entré al bar con nombre de "El Dorado", y decidí cenar.

Si por fuera parecía un bar algo abandonado y sucio, dentro, era todo lo contrario. Había bastante gente y todos sonreían, como si nada fuera más importante que la felicidad. Además, había un grupo de músicos alegres que inspiraban buenas vibras. Como no había ninguna mesa libre, me senté en la barra en donde seguramente todos los borrachos irían en unas horas. Había alrededor de cinco sillas altas para sentarse, pero ninguna estaba ocupada, así que elegí la de la punta y me dediqué a observar a los músicos hacer su trabajo. Unos minutos después, una muchacha detrás del mostrador quiso tomar mi orden.

-Buenas noches-dijo, alzando la voz. La música y las risas estaban un poco altas. - ¿Qué vas a ordenar?

Le sonreí, parecía bastante amable. Además, no debía tener mucho más que mi edad, y me dio pena que tuviera que trabajar tan temprano. -Em, el menú que está en la puerta-respondí, señalando la pizarra que había llamado mi atención.

- ¿El tostado y la fruta? -me preguntó, y yo asentí. -¿Qué fruta prefieres: manzana, pera, durazno...?

-Pera está bien.

The Golden Age (La Era Dorada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora