capitulo 20

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Desde ese día la pequeña Dama comenzó a cambiar de actitud para con todos aquellos que la rodeaban.
Ahora no solo había tristeza en su corazón y su mirar, ahora también había un sentimiento que la atormenta con querer salir y explotar, ese coraje con odio empieza a ser más notorio pues se ha vuelto una niña rebelde, siempre en contra de sus padres y de los deberes como princesa de Tokio de Cristal.

El tiempo siguió su curso y ahora no solo es esa niña rebelde, ahora es una adolescente tan mala que aveces da miedo toparse con ella en los pasillos, la servidumbre a sido blanco fácil para ella poder descargar todo lo que lleva dentro, y ni sus padres ni los hijos de las guardianas de su madre han podido traspasar esa barrera que Rini tiene.

Y es que nadie sabe que ella ha tenido sueños tan fuertes y malos desde esa dichosa fiesta de cumpleaños donde vio a sus padres pelear por una razón.

Esos sueños eran realmente sucios y feos, pues en ellos podía ver a sus padres concibiendola,  podía oír las palabras que su padre le decía a su mamá, que era mejor que esa estrella y que la muestra era que estaba tomando su cuerpo. A su madre solo podía oírla llorar y pedir que se acabará ese momento tormentoso para ella.
Y es que ella haciendo memoria descubrió que siempre su padre el Rey Endymion, cuestionaba a su madre por esa estrella que la hacía llorar.

Todo era un caos para el débil corazón de la pequeña Dama, pues no conforme con enviarle esos sueños esa tétrica voz, también le susurraba cosas que la herían más y más, y ella tan vulnerable todo lo creía sin cuestionar nada a sus padres o amigos.

Ese corazón estaba a punto de colapsar, y eso es lo que esa entidad maligna deseaba desde hace ya muchos años atrás.

- Ya deja de luchar contra mi - decía esa horrible voz a la pequeña Dama - tu sabes que todo lo que te he dicho es cierto, tu misma has visto como se han comportado tus padres hacia ti, como el Rey Endymion es duro en su forma de hablarte, según él porque eres una princesa y debes comportarte como tal, ya que si no serás como tú débil madre la Neo Reina Serenity, y eso es algo que tú padre odia- decía con burla.

- Ya cállate, no quiero oírte más solo me lastimas y te odio - respondió gritando Rini con lágrimas en los ojos - te odio como odio esta vida, te odio como odio a mis padres, te odio como odio a esa estrella, que sin conocerla se ha vuelto lo más despreciable para mí, la odio porque por ella mi madre no es feliz y nunca pudo darme su amor al cien, odio todo y si pudiera los lastimaría como ellos lo han hecho conmigo - comenzó a hablar Rini con mucho odio y sus ojos se volvieron oscuros y sin vida- Nada tengo, nadie me ama realmente, solo soy una obligación para mis padres y para este tonto reino que no me venera como se debe, porque me ven inferior a mi patética madre, si tan solo supieran que ella no es la grandiosa Reina que llena de amor la galaxia, todos se rendirián ante mis pies -

Y por fin, Caos empezó a hacerse visible para tomar posesión que por derecho según él le correspondía.



Al otro lado de la galaxia todo también parecía un caos en la vida del guerrero Seiya, pues su esposa dio a luz una bella hija con sus cabellos verde olivo, un color un poco raro pues ellos no tenían esos rasgos, y unos ojos color dorados como el oro, tan expresivos y llenos de vida, le llamaron Seiren.

Algo en el interior de Seiya le decía que esa pequeña no era su hija, pero su necesidad de amar sinceramente lo orillaron a amarla y como no, si esa pequeña era lo más frágil y hermoso que él tenía en su vida y esa pequeña siempre lo seguía a todos lados, buscando parecerse a él.

Aunque para Yumi esto parecía molestarla pues esa mocosa como ella le llamaba, se estaba robando el amor y la atención que por ende era de ella, o eso siempre le decía esa voz.

Así paso el tiempo, con problemas en el matrimonio por culpa de las malas decisiones tomadas a la ligera, pues aunque parecían una familia feliz no lo eran, pero Seiya siempre procuraba no pelear enfrente de su hija.

Aunque con altas y bajas seguían adelante con ese matrimonio que era por demás doloroso, y poco a poco Yumi empezó a tener más contacto con esa voz que la seguía lastimando con sus palabras.

El tiempo seguía su curso, sin dar tregua a sanar corazones heridos. Y cuando por fin  Seiya creía que se estaba acomodando todo dentro de su hogar, una visita movió todo su mundo y eso originó la mayor ruptura que daba inicio al final.

El decreto de la princesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora