Narra Sebastián
Hoy es veintiocho de agosto. Es cumpleaños de Soledad. Pero también se cumplen tres años de haber conocido oficialmente a Monserrat.
Si no hubiera sido porque Sol le insistió en que la acompañara a ese partido del América, probablemente nunca la hubiera conocido. Es decir, nos vimos alrededor de diez días antes en ese boliche, pero si no hubiera sido por ese partido, tal vez nuestros caminos no se hubieran vuelto a cruzar.
A veces suelo preguntarme cómo sería mi vida si no la hubiera conocido, y como sería la de ella, porque estoy seguro que seguiría viva. Pienso en que tal vez ella se hubiera casado con Abisai, o tal vez no, pero hubiera conocido a alguien más. A veces imagino que sería una gran cardióloga o cardio cirujana, que lograría obtener muchos reconocimientos por su gran inteligencia. Y tal vez, sólo tal vez, sin saber quién sería ella, yo la miraría a través de una nota periodística dónde le dieran créditos por realizar alguna cirujía exitosa o quizá algún descubrimiento importante. Mientras que yo, seguiría siendo un futbolista del América, disfrutando de la vida y probablemente al lado de alguien que me hiciera sentir bien. Aunque realmente no imagino mucho para mí, porque yo sigo aquí, y eso no cambia. Prefiero imaginar más vida para Monse, más vida de la que logró tener.
Siempre pienso en ella. Ya sea en un recuerdo, o imaginándome que está frente a mí, con esa sonrisa cálida mientras me observa con sus ojos llenos de felicidad. Sea como sea, siempre estoy pensando ella.
—Buenas tardes —saludo a la chica que está atendiendo la joyería—. Vine por un pedido. Está a nombre de Sebastián Córdova.
—Sí, permítame.
Ella se aleja y vuelve a los pocos minutos.
—Un collar con colgante de...¿Anatomía del cerebro humano? —ella me ve con curiosidad y yo simplemente asiento. Ella me entrega la pequeña bolsa que contiene la caja que resguarda el collar—. Gracias por su compra.
—Gracias.
Salgo de la joyería y reviso el collar. Es de plata, y tiene un pequeño colgante como si fuera una brújula, pero en lugar de eso, tiene dentro un dibujo encapsulado de la anatomía del cerebro. Sé que suena raro, pero realmente se ve lindo y creo que es el regalo adecuado para Soledad. Ella está empezando el segundo año de la sub-especialidad, que es neurocirugía.
Tomó la especialidad de cirugía general y decidió ser neurocirujana, debido a que fue una lesión cerebral lo que le arrebató a su mejor amiga. Es masoquismo lo que ella está haciendo, pero de una manera extraña creo que realmente le ayuda a sobrellevar su dolor. Es extraño, pero al final, todos tienen una manera diferente de llevar el duelo.
Llego a mi auto y me dirijo al restaurante que ha indicado para que celebremos su cumpleaños. Por un momento estuve a punto de quedarme en casa y entregarle después su regalo de cumpleaños, pero después de meditarlo por varios segundos, decidí ir, para acompañarla en un día especial. Sé que me mataría si no voy. Con el tiempo hemos forjado una muy buena amistad, podría decir que se convirtió en mi mejor amiga. Su amistad fue una de las cosas que Monse me dejó.
Al llegar al restaurante, estaciono mi auto y salgo de él, después de asegurarlo, me dirigo al interior del edificio y visualizo a Mauro junto a Soledad y frente a ellos a Jesús, Ricardo y Marisol. Por un momento pienso en el triángulo amoroso que hubo una vez entre esos tres. Al final, Marisol decidió ser amiga de ambos y ahora cada uno tiene su pareja.
Me acerco a la mesa y todos se percatan de mi presencia.
—¡Sebas! —exclama Sol con felicidad— ¡Que bueno que viniste!
ESTÁS LEYENDO
Chasing the Rainbow || Sebastián Córdova
FanfictionSebastián Córdova solía ser alegre, regalaba sonrisas coquetas y amaba intensamente a Monserrat. Ahora que ella ya no está en su vida, debe seguir adelante. El nuevo Sebastián casi no ríe, no mira a nadie más y lo que mejor hace, es extrañar a esa...