Narra Valentina.
Nuevamente pasan de las doce y media de la noche, me encuentro en las instalaciones de TV Azteca, esperando que Sebastián llegue por mí, que seguro ya está cerca.
Estoy sentada en una banca, mirando mi inicio en facebook, y siento a alguien sentarse a mi lado.
—Hoy el cielo se ve bonito, ¿No crees?
Giro mi cabeza para observar a mi acompañante y un Mauricio sonriente está frente a mi campo de visión. Él tiene la cabeza inclinada hacia atrás, y está atento observando el cielo con una ligera sonrisa.
—Es bonito —murmuro para mí misma pero él logra escucharme.
—Pero ni siquiera lo has visto —replica él, mirándome.
—Yo... Eh ya, ya lo ví —digo, intentando ocultar mi nerviosismo. Él es lo suficientemente guapo para poner nerviosa a cualquiera—. Desde que me senté aquí, me di cuenta —alzo mi vista al cielo—. Está muy estrellado.
Él suelta una ligera risa.
—Estrellado —repite—. Me recuerda a los huevos.
Ahora la que suelta una pequeña risa soy yo.
A veces, él suele ser gracioso. Jamás pierde esa carisma tan linda que tiene.
—Ya sé que hace semanas que nos conocemos, pero, no me has contado casi nada sobre ti —dice él.
—Bueno es que no tenemos mucho tiempo para hablar.
—Eso es verdad.
—¿Y qué quieres saber?
—Pues, lo que se te ocurra contarme sobre ti.
Miro hacia el frente y hago un sonido con mi boca, que simula que estoy pensando que rayos decirle.
—La verdad es que no soy muy buena para esto —confieso con una sonrisa—. Siempre se me traba el cerebro cuando me dicen que les hable sobre mi. Sería más fácil si me preguntas y yo te respondo.
—De acuerdo, haremos eso —propone él—. Pero hagámoslo justo. Yo pregunto, respondes y me preguntas algo, yo respondo y te pregunto y así.
—Está bien.
Sus ojos se clavan sobre mí, y repito, aunque no son de color, tienen una profundidad que te atrapan. Sus ojos transmiten confianza y sentimientos gratos.
—¿En dónde naciste?
—Tlanepantla —respondo— ¿Y tú? ¿Eres de aquí?
—No, yo nací en Chihuahua, pero desde muy pequeño me mudé aquí.
—Oh vaya, por eso no tienes el acento norteño.
—Sí, por eso —él sonríe—. Mmm dime, ¿Cuál es tu canción favorita?
—Esa es complicada eh.
Suelto un suspiro y pienso en toda las canciones que me gustan y cuál de ellas podría ser mi favorita. Y aunque la verdad la lista es un poco larga, y difícil para mí decidirme por una, creo que sin duda, la que más sentimientos me provoca es Flightless Bird American Mouth de Iron & Wine. Cuando era adolescente, tenía una gran obsesión por Crepúsculo, y desde que escuché esa canción, me enamoré de la melodía, aunque la letra no es realmente romántica, pues por lo que leí una vez, habla sobre un joven que se enamoró y perdió a esa persona, después de ella, ya nada tiene sentido y decide (probablemente) suicidarse, para finalmente, poder encontrarse con ella. Muy triste pero si imagino que no sé lo que dice y mucho menos a lo que se refiere, me sigue encantando. Además, tiene realmente un valor sentimental para mí, porque muchísimo antes de saber el verdadero significado de la canción, la elegí para mí fiesta de dieciséis. Yo no tuve quince años, me decidí muy tarde, así que tuve fiesta de dieciséis. Uno de mis chambelanes fue Sebastián. En realidad, fue mi chambelán principal. Así que sí, esa es mi canción favorita.
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Chasing the Rainbow || Sebastián Córdova
FanficSebastián Córdova solía ser alegre, regalaba sonrisas coquetas y amaba intensamente a Monserrat. Ahora que ella ya no está en su vida, debe seguir adelante. El nuevo Sebastián casi no ríe, no mira a nadie más y lo que mejor hace, es extrañar a esa...