21. No volverá.

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Narra Sebastián

—¿Tienes todo listo? —inquiero, mirando a Valentina.

—Sí.

—Bajaré primero, para guardar tus maletas.

—Está bien.

Valentina ha decidido pasar sus vacaciones en Amsterdam. Extraña mucho a su hermano y quiere aprovechar a estar con él otra vez.

Estos días han sido extraños e incómodos, para ella. También para mí. No pude darle una respuesta clara ante los sentimientos de ella y sólo la confundí. Tiene todo el derecho de ni siquiera mirarme a los ojos y tomar la oportunidad de estar lejos de mi.

Así que tomo sus maletas, las cuáles parece llevar muchas cosas (como si fuera a quedarse mucho tiempo en Amsterdam), y bajo al estacionamiento para acomodarlas en la cajuela.

Minutos después ella también baja y sin decir una sola palabra, se acomoda dentro del auto. No tiene expresión fácil, lo cuál es raro en ella.

Bajo la tapa de la cajuela y me subo al auto, para luego ponernos en marcha.

—Cuando llegues, me avisas —digo.

—Probablemente estés durmiendo.

—No importa. Quiero saber que llegaste sana y salva.

—Estaré bien, Sebastián.

—De acuerdo —musito, con paciencia—. Pero avísame.

—Ajá, lo haré.

Ella gira su rostro hacia la ventana, y concentra su atención en lo que sus ojos ven a través de la ventana mientras el carro avanza.

Definitivamente no quiere hablar mucho conmigo, y es normal, lo entiendo, fui yo quien empezó a evitarla.

Pero es que ni siquiera yo mismo me entiendo. Quiero tenerla cerca, pero luego siento como si estuviera traicionando a Monse y me arrepiento.

—¿Cuando volverás? —inquiero.

—No lo sé.

—Por lo visto te quedarás un tiempo considerable.

—Sí —musita—. Quiero tomar un respiro del trabajo.

Y de mí también. Pienso.

Conduzco hasta el aeropuerto y cuando llegamos, la ayudo a bajar sus maletas.

No puedo evitar pensar en que hace tan sólo tres meses que llegó para vivir conmigo, y en este tiempo han pasado varias cosas y ahora la vengo a dejar al aeropuerto para que vaya de vacaciones largas a Amsterdam, justo al lugar de donde vino "huyendo".

Camino junto a ella y por momentos la miro de reojo. Luce seria, y el brillo que siempre tiene ahora no está. Pareciera como si el arcoiris que ella es, se ha desvanecido.

—Nunca fue mi intención hacerte esto a ti —digo y ella por fin me mira—. No quise lastimarte.

—Por favor, Sebastián. No quiero hablar de esto y no toquemos el tema nunca más.

—A mi opinión, no siento que sea algo del que debamos olvidarnos así como así.

Ella alza una ceja.

—Vaya, pensé que olvidarías esto así como me pediste olvidar el primer beso que me diste —ataca.

Para ser sinceros, he sido un completo idiota. He jugado con sus sentimientos sin darme cuenta y la he herido, aunque ella se esfuerce en demostrar lo contrario.

Chasing the Rainbow || Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora