1. Adiós, Holanda. Hola, México.

1.5K 101 19
                                    

Narra Valentina.

Actualidad: agosto del 2024.

—Bueno, hasta aquí puedo acompañarte —avisa mi amado hermano. Él se gira a verme y sonríe con tristeza— ¿De verdad tienes que irte a México?

—Quiero probar algo distinto, Edson. Además México es mi país natal, ya extraño vivir allá.

—Al menos me quedo tranquilo que vivirás con Sebas.

Sonrío forzosamente.

No me lo tomen a mal. No es por Sebastián, a él lo adoro. He tenido un crush con él desde que tengo 15 años. Al principio comenzó como un simple gusto, pero mucho tiempo después, sentía cosas diferentes, cosas más fuertes. Así que hoy, a mis 25 años, llevo como 10 años enamorada de él. Es impactante, el tiempo que llevo teniendo sentimientos por él, que parece imposible, pero es real y por mucho que me he esforzado, no cambian.

No he tenido novio desde hace un muy buen tiempo, porque cuando era adolescente, Edson me cuidaba demasiado que espantaba a los chicos que se acercaban a mi con intención más que amistad, y cuando al fin creyó que tenía edad para tener una relación, me di la oportunidad con alguien; un holandés alto, rubio y de ojos azules. Era un buen chico, amable y atento. Duramos alrededor de dos años, pero por mucho que lo intenté y me esforcé en amarlo, mis sentimientos por él se quedaron un simple aprecio y cariño. Fue desde entonces que decidí no volver a estar con alguien y lastimarlo como lastimé a Niek, hasta superar a Sebastián.

Él jamás se ha enterado de mis sentimientos. Y espero que jamás se entere. Creo que él ha dejado en claro que me aprecia bastante como a una hermana.

Así que mi problema no es él. Mi problema es que mi hermano sigue empeñado en que no viva sola. Yo creo que tengo la edad suficiente para cuidarme y tener una vida de adulta con mi espacio personal, pero él cree que es peligroso vivir sin una compañía.

Cuando tomé la decisión de regresar a vivir a México, mi hermano no aceptó fácilmente, pues si vivía con mi familia, Tlanepantla queda lejos de mi lugar de trabajo, y si rentaba algún departamento cerca de mi trabajo, tendría que estar sola y eso, por supuesto Edson no lo permitió. Así que me dió dos opciones; quedarme en Holanda o vivir con Sebastián, que muy amablemente aceptó recibirme en su departamento.

Tal vez Edson suena como un hermano "tóxico", y la verdad es que sí suele ser muy protector, pero realmente no me prohíbe nada. Lo único que hace es cuidarme cuándo piensa que puedo estar en peligro.

—Aún estás a tiempo de arrepentirte —dice Edson.

—No pasará —digo y sonrío.

Edson hace una mueca y asiente.

—Ven acá.

Mi hermano me jala hacia él y me envuelve en un abrazo. Gracias a su altura, pego mi cabeza en su pecho y el recarga su barbilla en mi cabeza. Sofía, su esposa, nos observa con una sonrisa tierna.

—Llama todos los días. Responde los mensajes. Come bien. No andes sola...

—Basta Edson —pido con paciencia—. No soy una niña pequeña.

—Para mí sí.

—Acabo de cumplir veinticinco.

—¿Y? Para mí, tienes cinco años.

Ruedo los ojos y río aún contra su pecho. Él también ríe, por lo que siento la vibración de su pecho por la risa.

—Eres imposible —musito y me separo de él.

Chasing the Rainbow || Sebastián CórdovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora