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-En serio, Baekhyun, no creo que esto sea muy normal. ¿Acaso tu padre no empezó con síntomas similares antes de morir?.

Quizas Kyunsoo no era la persona con más tacto del planeta pero era su amigo desde pequeño, su gran casa se encontraba a unos 300 metros de la suya, recuerda haberse sentido un niño afortunado cuando podía ir a jugar con él y con su infinidades de juguetes, más cuando en aquel pueblo no abundaban mucho los niños que digamos.

-Basta, Kyunsoo, no me asustes- suspiró, estaba agotado, realmente agotado y se sentía horrible, era la tercera vez que vomitaba en el día y recién eran pasadas las diez de la mañana.

-No intento asustarte, solamente me preocupa y mucho. Entiendo que estés triste, pero estás tan cansado y somnoliento al punto de que estás al borde del desmayo todo el tiempo, sumadas las náuseas, ¿y ahora vómitos? No me parece normal, nada normal, de hecho.

-Ya han pasado dos meses…

Dos agonizantes meses, Baekhyun no podía más, ver desde la pastelería el frente de la carpintería cerrada, sin su gigante que le sonreía cada que podía con esos lindos hoyuelos cuando sus miradas se encontraban, todo le parecía triste y sin vida, como si todo siguiera su curso a su alrededor, menos él, que estaba encerrado en aquel laberinto de emociones donde predominaba el sentimiento de tristeza, soledad y nostalgia. Y su familia se lo hacía notar, primero empezó con un “Yah… pobre Baekkie, lo dejó su noviecito" hasta el punto de que su madre ni siquiera lo dejaba ingresar al local ya que con esa aura tan oscura y deprimente me espantas los clientes, Dios, tus ojeras son tan oscuras y tu piel tan pálida que pareces muerto.

Y la verdad un poco así se sentía, para que negarlo.

-Los viajes en barco son largos, Baek. Todo depende de que tan lejos se encuentre, y las cartas también llevan su tiempo en llegar a destino. Sé que te sientes mal y que lo extrañas mucho, pero sólo se paciente, el debe sentirse igual que tú.

Baekhyun asintió quedo antes de sentir como el vómito se le subía nuevamente.

.

Dios, lo que menos necesitaba Chanyeol en ese momento era estar al lado de un idiota parlanchín demasiado confianzudo.

Hacia mucho perdió la noción del tiempo, si habían pasado días o meses, él ya no lo sabía.

El espacio era reducido, estaba repleto de gente, y hasta de familias completas, algunas bastante numerosas, seguro cada uno tenía sus motivos.

-Yah, gigantón deja de ignorarme, eres el único que veo que tiene más o menos mi edad aquí, y de todos modos ¿Quién es Baekhyun?

Rápidamente abrió los ojos al escuchar el nombre de su novio de la boca de aquel insoportable extraño.

-Dame eso, idiota- se aseguró de guardar la fotografía muy bien en su abrigo, era lo único que tenía encima de su pequeño y lo cuidaría como si de un tesoro se tratase.

-Es la primera vez que me diriges la palabra y encima es para insultarme, muy maleducado de tu parte, la verdad. Ya que el único educado aquí soy yo, voy a presentarme, soy Kim Jongdae.

Chanyeol simplemente miró para otro lado, dispuesto a ignorarlo y quizás a dormir un poco más, aunque la posición no era la más cómoda, sentado con la espalda apoyada en una dura y fría pared.

-Park Chanyeol- respondió finalmente, podía sentir los ojos del extraño perforando su nuca.

-Un gusto, supongo. En fin ¿Por qué estas aquí? ¿Huyes de algo, eres un criminal? ¿Estaré hablando con un asesino? Si es así dímelo, me gustaría saberlo, o mejor no, no me lo digas, sino no podré dormir tranquilo…

Cartas sin destino [Chanbaek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora