Capítulo 7

1.5K 96 7
                                    

POV Peeta

Mis pies se mueven guiados por una orden que me he puesto desde el comienzo de mi tratamiento. No arriesgues. Sólo fue un simple intercambio de palabras, cabe a destacar, el más largo que hemos tenido en un buen tiempo. Sin embargo, tuve que correr, en vez de elegir otras palabras o cambiarle el tema. Dandole vueltas al asunto es como las contiendas interiores suelen comenzar, pero no puedo evitarlo. Desde que comencé a comprender muchas cosas, fue como si volviese a aprender a leer. Leer mi propia mente, de la cual sé que no tengo total dominio. No puedo arriesgarme.

Podría volver a pasar, estoy consciente de que puede volver a desatarse. El muto que vive en mi cabeza no se ha ido, vive en mis venas, me he resignado a vivir con él, pero no a luchar contra él. Por esa razón el Doctor Aurelius creyó que estaba listo para volver, y tampoco preguntó a donde más preferiría haber ido, sabía que era innecesario.

Luego de un tiempo, entendí que evitarlo es algo tan imposible como lo es evitar respirar a voluntad. No puedo dejar de sentirme así al verla. Alejarme otra vez es algo tan difícil cuando lo que más deseo es estar a su lado, acompañarla y abrazarla cuando tenga pesadillas, ser nuevamente su guardián de sueños.

—¿Peeta?—los golpes insistentes en la puerta y la voz de Delly hace que salga de mi letargo

Hace que me de cuenta de lo que me rodea. Inicialmente estaba haciendo una pintura sobre otra pesadilla que tuve, pero sin darme cuenta he volteado la pintura sobre la mesa donde estaba trabajando, haciendo que una parte de esta se desparrame por el piso, y también sobre mis botas.

Me levanto y voy a abrirle la puerta a Delly, sin importarme que a mi paso voy ensuciando el piso, no quiero hacerla esperar afuera, hace mucho frío.

—Hola—le digo y la abrazo, en seguida me doy cuenta de que estoy lleno de pintura.

—Delly , estoy cubierto de pintura, creo que te estoy ensuciando..—Ella simplemente ríe y me suelta, le hago una seña para que pase.

—Pintando.. ¿Más pesadillas?—me pregunta, ella sabe que únicamente pinto cuando me siento muy agobiado por culpa de las pesadillas, o cuando siento que mi muto interno esta manifestándose. Desde que vine, ha estado vistandome cuando puede.

—Así es.. Sabes, hoy fui a ver a Katniss.. —le digo tímido, ella ha estado insistiendome que vaya a verla.

—Oh.. Creo que van a llover pavos. —Dice sarcástica, la miro seriamente.
—No puedes enojarte Mellark, sabes cuanto te he insistido para que fueras a verla, y bien, ¿como fue?—Dice con un tono más animado de lo normal.

Podría parecer que entre nosotros hay algo más que amistad, pero eso no podría ser más equivocado. Hay sentimientos muy fuertes que me unen a ella, la amo como amaría a mi propia hermana, a ambos no nos queda duda. Nos hemos sincerado lo suficiente como para que ella entienda mucho más de mí que cualquier otra persona. Permaneció ayudando al transcurrir mi tratamiento, estuvo en etapas cruciales, entre mentiras y experimentos de los médicos en la celda del hospital, lo que me ayudó más que otra cosa fue su insistencia, su sinceridad, su paciencia. Le debo mucho, esta chica es un ángel.

—Terminé saliendo de su casa cuando estábamos básicamente discutiendo, me siento un idiota.

—¿Por qué saliste? Acaso sentiste que te volvías..? —dice en tono algo preocupado. No le gusta mencionar aquella palabra.

—No, sólo sentía.. Miedo. —digo, algo avergonzado de mi respuesta.

—Peeta.. No puedes temer para siempre.

—Sabes que puede ocurrir.

—Deja de decirlo como si fuera un hecho —dice, levantando algo su tono de voz

—Pero sabes bien que podría pasar..

—Cállate.—me interrumpe, algo furiosa —Deja de guiarte por tu maldita negatividad. Entiendo que dudes de ti mismo, date el tiempo que desees, pero ambos sabemos que con eso no cambiarán las cosas. Sabes que tampoco puedes ocultarte de ella para siempre —termina, observándome con compresión.

—Lo sé..no va a ser así siempre.

—Sólo a veces.. —dice con una media sonrisa. —Sabes que te quiero Peeta, solo quiero que estés bien.. —voy y la abrazo, reconozco que la mayor parte del tiempo soy muy terco, tanto como para no ver la realidad.

Se que no debo dejar que el miedo me controle, no podré evitarla para siempre, ella tampoco merece creer que es la que ocasiona mis problemas.

—Tambien te quiero, ¿sabes? —Le digo.

—Oye.. Estas lleno de pintura—dice, recién notando lo manchadas que están mis manos, y que también he manchado su abrigo.

—Yo te lo advertí—le digo mientras paso un dedo con algo de pintura sobre su nariz.

—Eres un idiota. —dice mientras ambos reímos.

Hablamos un rato más, hasta que ella anuncia que ya debe irse, su hermanito lo espera.

Al despedirse, menciona fugazmente que debería ir a hablarle a Katniss, y antes de que pudiera responderle, se da vuelta y se va caminando. Sabe que escuchar mi respuesta ya sería en vano.

Me quedo pensando en lo que me dijo, pero no mucho tiempo, se que si no lo hago ahora, cambiare de opinión. Me pongo mi abrigo y salgo hacia la casa de Katniss, al llegar, golpeo la puerta, no tardo mucho en escuchar un ruido, alguien caminando hacia la puerta.

Al abrirse, se me estruja el corazón al verla.

Tiene los ojos rojos, y aún se le notan húmedas sus mejillas, por las lágrimas, estuvo llorando hace tiempo, probablemente desde que me fui.

—Katniss, ¿que te sucedió? —me apresuro a preguntar

—Nada. —dice, sobandose la nariz

—Dime que sucede..— le reclamo con pesar, claramente lo ocasioné yo.

Me hace un gesto para que entre, ella se sienta en el sofá y evita mi mirada, trata de limpiarse el rostro con su manga.

—No quiero hacerte más mal del que ya te hice —susurra levemente

No respondo. La miro fíjamente y me levanto del sillón. La envuelvo en mis brazos antes que pueda poner objeción.

—No es tu culpa, Katniss..—le digo, mientras me separo de ella y me siento a su lado. —Hoy no me sucedió nada

—Pero te fuiste —me dice con voz quebrada

—Tenía miedo, por eso me fui —le confiezo, avergonzado.

—Pero, ¿de que?—dice ella, algo sorprendida

—No se que haría si.. No me perdonaría si volviese a hacerte daño —trato de sonar firme.

—No creo que puedas hacerlo más

—El asunto no está en mis manos cuando sucede, Katniss. —digo con la voz afectada

—No te tengo miedo, Peeta, y no creo que sea imposible —dice decidida, sus palabras me sorprenden

—No quiero complicarte aún más la vida.. —le respondo bajando la cabeza

—No creo ser tan débil. Es mucho peor saber que pudiendo hacer algo por tí, no lo estoy haciendo. —dice, cabizbaja

Medito sus palabras por unos segundos

—Ya veremos como hacerlo funcionar, ahora descansa. —le susurro, sintiendo su cuerpo rendido ante el cansancio. Lo cual no le quita la calidez al abrazo. Acaricio su cabello con mis dedos.
Unidos, no sólo físicamente, transmitiéndonos lo que no podemos con palabras.

Colors (En Edición. No Lean Los Capitulos Aún No Editados. Por Su Propio Bien.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora