Me despierto agitada, trato de normalizar mi respiración. Otra pesadilla, pero esta no fue igual a las que suelo tener.
«Peeta y yo vamos caminando de la mano en la calle. Me encuentro muy feliz en este momento.
Giro mi rostro para encontrarme con el suyo, pero, descubro que ha desaparecido. Aún siento el ligero calor que me proporcionaba su mano, pero ya no está a mi lado.
Miro a mi alrededor, y encuentro la calle totalmente vacía. Veo los comercios y edificaciones cerrados, sin rastro de alguna vida. Sigo el camino por donde iba, acelerando el paso. El cielo se encuentra totalmente nublado, de un tétrico color gris.
Algo hace que mi corazón de un fuerte brinco, el sonido de un arma dispararse. Se escuchó hacia la otra calle más al frente, comienzo a correr para llegar al lugar.
Encuentro un rastro leve de sangre, que guía hasta el mismo lugar donde escuché el disparo. Llego y encuentro a Peeta. Tirado en el suelo cubierto de sangre, y de algo más. Rosas rojas y rosas. Y no son rosas normales, de inmediato reconozco el olor antinatural de estas, las rosas de Snow.
Me apresuro a llegar a su lado, me pongo de rodillas y pongo mi mano sobre su pecho en busca de latidos. Nada. Más abajo veo la herida ocasionada por el disparo. Tomo su rostro entre mis manos y sollozo sin control.
Comienzo a gritar, pero no. Trato de nuevo, y ningún sonido sale de mi boca. Nada. No puedo gritar.
Vuelvo mi rostro hacia el de Peeta. Pero nuevamente no lo vuelvo encontrar. En su lugar entre mis manos sostengo las rosas. El olor dulzón que despide hace que sienta que se me taladran los pulmones, las tiro con fuerza y comienzo a toser.
Me levanto para encontrar a mis pies otro montón de rosas, reemplazando el espacio que ocupaba el cuerpo de Peeta. La tos se hace aún peor, se me dificulta respirar.
Me doy vuelta y observo algo escrito en una pared que no estaba hace unos momentos
«Flores no para uno, sino para dos amantes»
Se nota que se ha escrito con sangre. Probablemente la de Peeta.
Sigo tociendo mientras me quedo sin poder respirar. Y caigo al suelo. »
Escalofríos recorren mi cuerpo tan sólo al recordarlo.
«Una más para el repertorio» pienso.
Se sintió como si me lo volvieron a quitar. Que en verdad murió en las garras de Snow. Y una parte de él lo hizo. De inmediato siento ganas de correr hacia la habitación en donde se encuentra y asegurarme de que esta bien, pero lo reprimo.«Él esta bien» repito el pensamiento para combatir los escalofríos que me dan al recordar la pesadilla.
A que se viene esto podría tener que ve con lo que pasó ayer, hace como doce horas. Luego de esos besos, no hicimos más que ignorar los hechos. Me refiero a que, volvimos hasta donde se encontraban nuestras cosas, las recogimos y volvimos a casa en un silencio que me parecio asfixiante. Sabía que debía decir algo, pero al mismo tiempo no sabía que decir. Peeta parecía extrañamente inseguro, tampoco parecía seguro de que hacer. No se de que forma esto afecto nuestra relación. De amigos. Creo. Si antes no sabía que nombre darle a lo nuestro, ahora mucho menos lo sé.
Abrazo mis rodillas y me quedo mirándo a través de la ventana, no se han cerrado las cortinas, por lo que los débiles rayos de luz que despide la luna alumbran levemente la habitación. Han de ser como las 2 de la madrugada, pero no me veo capáz de volver a conciliar el sueño. Al parecer no grité en sueños como suelo hacerlo cuando tengo pesadillas. Observo a mi madre, parece estar durmiendo profundamente.
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Colors (En Edición. No Lean Los Capitulos Aún No Editados. Por Su Propio Bien.)
Hayran KurguKatniss y Peeta vivieron muchas cosas antes del epílogo de Sinsajo, yo las relataré según mis ideas. Algunas cosas de la historia original serán cambiadas, pero los personajes son los originales de la trilogía de Los Juegos del Hambre de Suzanne Co...