Pérdidas

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Estar en el bosque de alguna forma cambia mi perspectiva de ver la vida en sí, pero la vida fuera de aquí de hecho es igual. Nada más unas horas de tranquilidad son valiosas en cuanto logro despejar mis pensamientos, alejar los negativos.

Estos días han sido distintos, en gran parte por el hecho de que Peeta estuvo viniendo a dormir conmigo. Es notable como las pesadillas no aparecen, alguna carga emocional desaparece en cuanto no tengo representaciones de las muertes que han sucedido en mis sueños.

En las pesadillas, los recuerdos vienen de manera espeluznante, como si estuviera pasando de nuevo, pero incluso de peor manera. Esto pienso que me impide recordar a aquellos que se fueron sin dolor. Después de todo no todo lo que hicieron aquí fue simplemente morir. Aquellas personas que se han ido, dejaron marcas y recuerdos en muchas personas, no sólo en mí.

Tantas buenas personas que han hecho tantas cosas buenas, no merecen ser olvidadas. Al contrario, algún día en el futuro, deberíamos todos de recordarlos. Me recuerdo del hijo de Finnick, quien nunca conocerá. Mags, quien no me imagino su tormento luego de tantos años de seguir en el negocio de Los Juegos. Especialmente la pequeña Prim, quien en verdad no era muy pequeña. En realidad murió realizando su labor de doctora, tan solo trece años y era tan entusiasta por aprender. Estas cosas no merecen ser olvidadas, estas pérdidas no han sido en vano.

Voy caminando de regreso a casa, pensando en todos ellos. Son demasiados recuerdos, ya sean buenos o malos, hicieron una diferencia.

Al llegar, descubro una carta sobre la mesa, alguien la metió, tal vez Peeta.

Es una carta de mi madre, rompo el sobre y la leo;

Querida Katniss:

Como ya sabes, he estado este tiempo en el distrito 4. También como te informé, Annie Cresta esta embarazada. Falta poco para el nacimiento de su hijo, y hemos considerado propicio hacer una reunión. Quisiera que vinieran unos días de visita, mi casa está abierta para ustedes.

Te quiere mucho.

Mamá.

Termino de leerla, la dejo sobre la mesa y me recuesto en el sillón.

No veo porque no ir. Por "ustedes", me imagino que se refiere también a Haymitch y a Peeta, de seguro ambos recibieron también cartas de su parte.

El hijo de Finnick nacerá, no puedo perderme de algo así. No dudo de que hubiese sido un grandioso padre.

No estoy segura de que hacer, Peeta está en la panadería, Haymitch de seguro está dormido, yo acabo de volver del bosque y sólo son las 3 pm. Subo camino a mi habitación, pensando tal vez en dormir, en cuanto algo me detiene. No he visto ni oído nada fuera de lo normal, pero inusualmente me da curiosidad el estudio. La última vez que entré fue para tirar esa rosa de Snow.

Me quedo mirando la perilla, no sabiendo si entrar o no. Pasó más de un mes desde aquella vez, y Sae ha limpiado el lugar un par de veces, pero aún así me dan escalofríos tan sólo el recordar ese horrible olor.

Giro la perilla y abro la puerta, para encontrarme con la misma habitación, sin nada diferente. Me acerco al librero, tiene algo de polvo ya que este lugar tiene bastante sin uso.

Rozo con mis dedos los libros, hasta que encuentro uno que me llama la atención. El viejo libro de hierbas de mi familia. Lo saco y delicadamente lo abro. En algún momento, este libro mantuvo viva a mi familia, gracias al conocimiento que dejaron mi padre y mis antepasados en estas páginas.

Algo parecido a una iluminación, una simple idea viene a mí, de forma inquietante.

Rápidamente tomo el teléfono y marco el número del Doctor Aurelius. Le explico la idea que tuve, hacer un libro sobre los recuerdos y las cosas que no quiero olvidar. Le pareció una buena idea, me ha dicho que mandará un libro en el cual pueda escribir. En definitiva no podré hacerlo sola, le pediré ayuda a Peeta y Haymitch.

Colors (En Edición. No Lean Los Capitulos Aún No Editados. Por Su Propio Bien.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora