Cap 16. -Amor, amor, amor (amor dulce amor)-

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Amber les encontró casa con una rapidez asombrosa, de modo que no se vieron en la necesidad de instalarse en la oficina del Chronicle. Un beta llamado Oberon Park se había mudado al cañón la primavera anterior y había construido una casa para su querido Portos y su familia, que más adelante se reunirían con él. Pero su esposo había caído enfermo y no había podido viajar. Dos días después de Navidad, Oberon recibió un telegrama con la noticia de que su esposo había muerto en Deadwood, y al día siguiente, tomó la diligencia para volver junto a sus hijos. Al irse le dijo a Amber:

- Véndala con todo lo que hay dentro. Jamás volveré a este horrible lugar. Si no me hubiera marchado de Deadwood, mi Portos aún estaría vivo.

La casa tenía dos habitaciones en la planta superior, dos en la inferior y era cúbica y poco atractiva. Oberon la había provisto con lo mínimo para ir tirando, aunque había aprovechado la moda del enyesado de paredes con la esperanza de complacer a su Portos. Las paredes enyesadas eliminaban casi por completo las corrientes de aire y proporcionaban claridad, pero el lugar no tenía ningún otro atractivo. En el salón no había un solo mueble. Las únicas dos ventanas cubiertas eran las del cuarto que Oberon había utilizado; estaban tapadas con tela de saco clavada en los marcos. En la cocina había algunos cacharros de hojalata y platos, una mesa de roble y cuatro sillas, un sumidero para lavar y, eso sí, un buen hornillo de gas.

Willow le echó un vistazo y decidió que dos omegas con una buena suma de dinero heredado podían decorarla y darle un aire acogedor. Oberon tenía el oro en polvo en el bolsillo antes de subir a la diligencia y, cuatro días después de Navidad, Luz y Willow se preparaban para la vida doméstica. En realidad, sólo Willow, puesto que Luz no quiso ir de compras al pueblo con su hermana.

- Todos me conocen -decía la morena, en la habitación del hotel.

- ¿Y qué?

- Me tratan de un modo extraño cuando me ven fuera del burdel, como si tuviera dos cabezas o algo así. Y podría haber omegas decentes en las tiendas.

- Tienes tanto derecho a estar allí como cualquier otro, Luz.

- No...-Luz se encogió de hombros con vergüenza-. Ve tú.

- Pero, Luz ¿de qué te habrá servido conseguir dejar esa vida si aquí vuelves a ser una prisionera?

- No soy una prisionera. Iré... pronto, pero aún no.

Willow se sintió decepcionada, aunque se daba cuenta de que no podía forzar a Luz a llevar una vida normal de la noche a la mañana.

- Está bien. Iré sola. ¿Quieres que te traiga algo?

- Algunos tejidos para vestidos. Amity me hizo dejar todos los que tenía en Oracle Coven. Y también hilo, jaboncillo y agujas. Y botones, claro.

- Hay un sastre en el pueblo. Quizá sería mejor que fueras a verlo.

- Me gustaría intentarlo sola. Me siento bastante inútil... ni siquiera sé remendar... pero después de todas las muestras de costura que nos hizo hacer la señora Terrace, creo que puedo confeccionar un vestido. Pero quiero que lo compres con mi dinero, por favor, Willow.

Ya habían tenido alguna discusión respecto a si comprar la casa con el dinero de la herencia de Luz, que ella había rechazado sin, por supuesto, dar explicaciones. De todos modos, Willow entendía la terquedad de Luz al mostrar esa pizca de orgullo.

- De acuerdo, Luz. Intentaré elegir algo que te guste. Morado, si hay. -A Luz siempre le había encantado el morado.

- Si pudiera ser morado estaría muy bien.

CUANDO LAS LÁGRIMAS RUEDAN POR TU MEJILLA -BOSCHLOW ADAPTACIÓN- OMEGAVERSE -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora