Su mano agarraba la mía con fuerza mientras me arrastraba entre la oscuridad sin problemas. Los latidos frenéticos de mi corazón bombardeaban mis sentidos sumándose a el temblor de mi cuerpo, los gritos de horror nos seguían desde todos los rincones, la negrura del lugar nos envolvía entre sus brazos y el fervor de la carrera que estaba haciendo detrás de Adrien me estaba dejando sin energías.
- ¡No pares de correr! - me gritó él para que lo escuchara.
Aceleré el ritmo y al fin sentí un último empujón, mi espalda chocó con fuerza contra una pared y ahí me quedé con la respiración agitada y aún con el temor e impacto sobre lo ocurrido.
- ¿Qué...? ¿Qué ha pasado? – dije agitando mi cabeza con confusión.
La luz se había ido en todo el palacio, sin embargo, había una ventana diminuta por donde entraba algo de luminosidad lunar, pero aun así no iluminaba ni una cuarta parte de la estancia. Escuché el sonido de su respiración acompasada y regular. A los pocos segundos ya sentía su presencia a centímetros de mí.
- Respóndeme. ¿Que ha sido todo eso? - le volví a preguntar alterada.
- El plan- una sonrisa victoriosa y malévola se iluminó en su rostro.
Tragué saliva, porque mi cabeza ya estaba maquinando ciertos complots.
- ¿Cómo? - pregunté nerviosa.
- El plan ha sido ejecutado.
Paso de estar delante de mí a apoyarse en la pared con su hombro rozando mi brazo.
- ¿Qué plan?
Mi tono y mi actitud cambiaron enseguida de la inseguridad a la dureza. Mi sangre estaba empezando a hervir de rabia. No me había contado nada sobre un plan y si era lo que pensaba...
- ¿Qué has hecho? – insistí con firmeza.
- Solo me he encargado de que el ministro de Minas no vuelva a ocupar su puesto sin responsabilidad ni deber- la sonrisa seguía decorando su rostro.
Lo había matado. En el momento perfecto. Todo lo había tenido calculado perfectamente, todo había sido un papel, un personaje que interpretar. Me sentía decepcionada de no haber estado enterada del tema y de haber reaccionado así, pero más de que aquella idea no hubiese salido de mí.
- Era un corrupto y un borracho- recalqué el verbo era.
- Y muchas más cosas que desconoces.
Me quedé callada, asimilándolo todo. Entonces todas las dudas y preguntas inundaron mi mente, y empezaron a salir sin filtro.
- ¿Por qué a él? ¿Quién lo ha matado? Tú no has sido, era imposible. Te han ayudado. ¿Qué es lo que buscas? ¿Por qué me necesitas? ¿Estas en alguna otra causa que no sepa? ¿Por qué siento que no puedo respirar? Casi me da algo allí afuera- y empecé a hablar conmigo misma, mientras que Adrien me miraba serenamente.
- Calma, calma. Solo te responderé a lo que yo desee. Recuérdalo, tu trabajas para mí, no al revés- su tono pretencioso me ponía enferma.
Me callé y él alzó las cejas sin saber a que esperaba, moví la mano en señal de que prosiguiera a responder mis preguntas. Adrien se separó de la pared y se puso delante de mí de una forma autoritaria.
- Hay muchas cosas que no sabes y no sabrás, como por ejemplo todo lo que pasa alrededor de las minas. Solo te voy a decir una cosa. Yo no sigo ninguna causa, solo la mía propia.
Con aquello último, se lamió el labio superior y lo encerró entre sus dientes, hasta dejarlo salir con un sonoro sonido. Sus labios estaban rojos e hinchados.
- Me voy a leer, suficiente acción por hoy.
Se giró y se encaminó a la puerta.
- ¿Y yo que? - pregunté.
- Márchate antes de que los reporteros quieran saber quien era la mujer que iba colgada del brazo del príncipe.
Volvió a girarse hacía la puerta.
- ¿Y cual es el siguiente movimiento?
- Lo sabrás cuando este, este en marcha.
Y ahora sí que se marchó de la oscura habitación. Pero lo que él no sabía, es que yo no esperaría a su siguiente movimiento, haría el mío antes. Salí a base de caídas y golpes hasta llegar a la puerta, en cuanto estuve ahí, sin recordar aún como, escapé de allí por la puerta principal.
Cerré los ojos y respiré el aire con fuerza.
- ¡La acompañante del príncipe! - un grito me sobresaltó.
No me jodas.
No podía ser. El reportero que había gritado aquello estaba delante de un árbol con la cámara apuntando hacía mí, de los matorrales salieron muchos más con sus libretas y cámaras en mano.
Hora de echarme una sesión de ejercicio nocturno.
Cogí la falda del vestido en dos puños y empecé a correr calle abajo con los reporteros corriendo detrás
- ¡No huya!
- ¿Usted es pareja del joven príncipe?
- ¡Solo queremos hacerle un par de preguntas!
Quería gritar y mucho. Mis piernas no podían parar de correr. Al fin, llegué a la plaza del pueblo, y giré por una esquina que conocía muy bien. Ellos seguían persiguiéndome con algunas bajas entre sus filas de reporteros, pero aun así eran bastantes.
- ¡Ey!
Todos los reporteros pararon y se quedaron mirando al chico que había hablado.
- La princesa de Solstitium va a dar un comunicado sobre lo ocurrido.
Los pasos ruidosos me alteraron enseguida, pero cuando me giré para ver quien venía la calle estaba desierta.
Llegué a casa sobre las cuatro y media de la mañana. Me descalcé y subí las escaleras de casa con cuidado de no despertar a mi madre. Después me encaminé a su habitación y eché un vistazo, estaba durmiendo. Me acerqué a ella y le dejé un dulce beso en la frente.
- Buenas noches mama- susurré.
Lo había estado pasando mal. Buscaba y buscaba trabajo, y ninguno estaba interesado en su oficio. La imagen de aquel hombre propasándose con ella, me revolvía el estómago. Por suerte había llegado antes la mujer de él y no había pasado de eso, pero aun así me dolía que mi madre tuviese que pasar por aquello. No se lo merecía, ni ella ni ninguna mujer, pero era algo tan común en nuestra sociedad que me llenaba de impotencia.
Salí de su habitación directa a la mía. Arriba de mi cama había una caja con un pomposo lazo encima, la abrí y saqué la nota que venía con ella.
"Para compensarte por lo ocurrido y por tus servicios, te obsequio con una de las joyas más hermosas del reino.
-A. K."
Alargué la mano y miré detenidamente la caja aterciopelada, la abrí con cuidado y miré su interior, era un collar precioso con una piedra grandidierite, una de las más caras en el mercado, colgando de él, había muchos detalles tanto en la cadena como en el soporte del mineral.
Al instante, me di cuenta de lo familiar que sentía aquella hermosa piedra. Era uno de los tantos minerales que mi padre sacaba de las minas con frecuencia antes de morir.
Esto... ¿Significaba algo?
![](https://img.wattpad.com/cover/267183949-288-k43542.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La caída real
FantasiaUna monarquía desastrosa con una familia catastrófica en ella. En Faller no aguantan más a la familia monárquica que ostenta el poder desde hace cientos de años. Una chica joven criada en los peores lugares del reino espera su momento, después de v...