La noche había llegado al fin, y en cuanto salí del palacio por la puerta del servicio, el viento gélido chocó con fuerza contra mí. Las temperaturas habían bajado muchísimo más por la noche, en el reino el tiempo era bastante inestable por lo que usualmente no me dejaba llevar por lo que dijeran los hombres del tiempo en los periódicos. Había estado haciendo horas extras hasta que fuese la hora de encontrarme con Adrien.
El camino de tierra iluminado sutilmente por farolillos estaba desolado, no habíamos quedado en ningún punto especifico del jardín, por lo que me deje llevar por mi intuición. Empecé a andar dejando atrás la luz y adentrándome en la oscuridad. Cerca de los muros vislumbré la silueta de un hombre y me acerqué con cuidado hasta estar a su lado. Él miraba hacía un punto fijo sin girarse hacía mí.
- ¿Tienes algo? - su voz grave y ronca se alzó entre el silencio.
- Tu hermano, Kenneth...
Sus ojos verdes apagados se giraron hacía mí enseguida.
- Él quiere que sea una de sus doncellas.
- ¿Cuándo has hablado con él? - preguntó con interés.
- Hoy mismo. Me obligaron excepcionalmente a estar con él de mientras que le buscaban un nuevo sastre.
- Que iluso es. ¿Quién convierte a una sirvienta en su doncella el mismo día que la conoce? - soltó con burla y una sonrisa cruel amaneció en su rostro.
- Es muy confiado- comenté lo que era obvio.
- Lo es.
Me quedé en silencio sin saber que más decir.
Una bombilla en mi cabeza se encendió.
- Vi a Azael hablar con...- intenté recordar su nombre- ¿Jake? - sonó más a una pregunta que una afirmación.
- La mano derecha del rey- asintió esperando a que continuara.
- Azael le gritaba que arreglara sus problemas mientras Jake le decía que no podía con todo.
- Que mi hermano este lleno hasta las trancas de mierda, no es nada nuevo.
Puse los ojos en blanco con irritación. ¿Qué se pensaba, este capullo? ¿Qué conseguiría toda la información en menos de una semana o qué?
- No sé qué esperabas, sois iguales- le dije provocándolo.
Quería largarme ya de allí. Lo odiaba. Lo odiaba. Lo odiaba.
Se acercó a mí lentamente obligándome a retroceder, hasta que mi espalda tocó el muro y él siguió avanzando hasta acorralarme. Hervía de rabia por dentro. ¿Qué estaba haciendo? ¿Quién se creía?
- Aléjate de mí- le dije marcando cada palabra.
- Trabajas para mí, así que controla lo que dices o acabaras en la horca antes de tiempo- sus facciones estaban endurecidas con la misma rabia que sentía yo.
Nuestras narices se rozaban, los dos teníamos la respiración incontrolable y las ganas que teníamos de matarnos eran aún más grandes.
- Céntrate en tu jodido trabajo- fue lo último que mencionó antes de marcharse.
En cuanto se marchó, me despegué de la pared.
- Capullo- musité.
Al llegar a casa me encontré con mi madre sentada en una de las sillas del comedor quitándose el peinado, me acerqué a ella y me puse detrás suya para empezar a quitarle las horquillas con cuidado.
- ¿Qué tal el día? – quise saber.
- Como siempre. Mi jefe se intentó acercar más de la cuenta, pero eso no es lo peor, sino que su mujer estaba en casa. - explicó indignada y moviendo las manos exageradamente- Lo único bueno es que me ha pagado un extra para que no le contara nada a su mujer.
- Mama...- empecé, pero me interrumpió.
Usualmente le pasaba. Mi madre era una mujer atractiva que sin duda llamaba la atención de los hombres y mujeres, pero desde que mi padre había muerto y habíamos acabado en una situación peor que en la estábamos antes había rehuido totalmente el sexo.
Ya le había repetido muchas veces, que dejara los trabajos si llegaba a sentirse incomoda, pero nunca cedía.
- Necesitamos el trabajo.
Y no discutí con ella porque esa era nuestra dura realidad.
Cuando su pelo ya estuvo suelto, alargué la mano hasta tener el cepillo y se lo cepillé con cariño y esmero.
- Algún día saldremos de aquí, te lo juro- susurró mi madre, apretando su mano entornó a mi muñeca.
Sonreí con dificultad y asentí.
Ella no sabía lo que hacía, ni las reuniones, ni mi nuevo trabajo, pero al final todo lo que hacía era por nosotras.
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La caída real
FantasyUna monarquía desastrosa con una familia catastrófica en ella. En Faller no aguantan más a la familia monárquica que ostenta el poder desde hace cientos de años. Una chica joven criada en los peores lugares del reino espera su momento, después de v...