Capítulo 12

41 4 2
                                    

La luz solar entró con claridad por la ventana de mi habitación. Bostecé con cansancio y pereza, hoy era mi día libre después de mucho tiempo. Giré entre las sabanas hasta que una parte de mi cuerpo quedo fuera de la cama, por lo que al final me decidí por levantarme. El tacto de la madera fría me provocó un escalofrío, y bajé las escaleras dando tumbos.

- ¿Mama? – la llamé un par de veces.

Supuse que mi madre habría salido a hacer recados o cualquier otra cosa. Fui hacia el lavabo para hacer mis necesidades y darme un baño, estaba hecha un desastre. Para rematar lo cansada que me sentía, me acababa de bajar la menstruación.

La suerte de tu lado seguro que no está.

Me acerqué a la cocina y agarré de encima de la encimera una jarra de zumo para servirme un vaso. Pensé en acercarme a la taberna un rato para ver como lo llevaba Marc, pero recordé como dos días antes con un dedo amenazante me había exigido descansar en mi día libre.

Me tiré al sofá exageradamente y me quedé allí mirando el techo del salón. El ruido de la puerta al abrirse, me dio igual.

- He ido a buscar trabajo...- mi madre se lanzó a un lado del sofá cansada- Pero de momento no hay nadie que necesite de mis servicios.

- Mamá...- iba a proseguir, pero me interrumpió.

- Pero no te preocupes, verás como en poco tiempo todo vuelve a la normalidad. Con tu sueldo podemos arreglárnosla durante unas semanas- dijo intentando sonar segura de sí misma.

Sin dejar tiempo a replicas, se levantó otra vez y me dejó un periódico en el pecho. Lo levanté y en la portada se encontraba una fotografía de Adrien y yo bajando las escaleras del salón principal, el titular era enorme y en él se leía "El joven príncipe se muestra con su futura princesa". La prensa lo exageraba todo. Rodé los ojos y comenté en voz alta el periódico de hoy.

- ¿Pareja? ¿Solo por haber bailado con él? Idioteces.

- Ya sabes cómo es esto, si ahora lees la siguiente página donde se explica todo lo ocurrido verás como no es nada, y solo son especulaciones- dijo mi madre indiferente.

Le di la vuelta a la página, una fotografía huyendo de los periodistas y un subtítulo aún más irreal "La acompañante anónima del príncipe huye del baile al igual que la cenicienta, un lío de una noche fuera de control".

- Que narices- murmuré hirviendo de rabia.

- ¿Qué pasa? – se acercó y miró por encima del hombro lo que miraba- ¿Desde cuándo te importa tanto lo que opinen de ellos? – mi boca se abrió y se volvió a cerrar.

A mi ellos me daban igual, pero yo era la mujer de la cual especulaban.

Antes de que respondiese o llegase a pensar que decir, dejo el tema estar.

- He visto a Helena y me ha dicho que te informe que esta noche habrá fiesta en el Eldo.

El Eldo era una parte del gran extenso bosque, a un lado del pueblo y más cerca de él, donde festejábamos los jóvenes.

- Ya pensare si ir.

- ¿Qué tal las cosas con Helena? - preguntó mi madre con una sonrisa socarrona.

- Mamá...- la avisé.

Siempre quería sacarme todo lo posible sobre Helena. Ella había sido mi primera novia hacía unos dos años, pero no duramos más de cuatro meses. También fue mi primer amor, pero también la primera persona que me hizo sentir especial y suficiente.

Nuestros sentimientos se habían disipado, pero nuestra conexión no, por lo que éramos amigas.

- Está muy bien- comentó con simpleza.

- Ya lo sé.

- Hace mucho tiempo que no me cuentas sobre tus royos- hizo un puchero fingido.

- Hace tiempo que no tengo nada con nadie- le fui sincera.

La última vez estuve con un chico dos años mayor que yo, que pasaba por Faller para dejar mercancía y luego volver a su reino.

- Si tu lo dices- dijo con desconfianza.

Sonreí inocentemente, y me levanté del sofá para subir a la planta de arriba.

- ¡Mamá! ¿Dónde están las cosas de papa? - grité desde la planta de arriba.

- ¡Debajo de la cama! - gritó de vuelta.

Alcancé la caja y la saqué para llevármela a mi habitación. Me pase toda la mañana y parte de la tarde sacando cosas de la caja y examinándolas con atención. Resultado de mi investigación: nula.

Me cansé y decidí dejar todo bien ordenado a un lado de la estancia.

¿Qué quería haber dicho Adrien? Y pensé en él. Necesitaba hablar con él enseguida, pero hasta mañana no podría.

Mis nervios florecieron rápidamente al pensar en que tendría que esperar a mañana. Así que pensé en ir al Eldo y pasar un buen rato junto a mis amigos, llevaba tiempo sin ir y necesitaba volver a divertirme durante unas horas y dejar lo demás de lado.

Solo sería una noche que probablemente tendría un desenlace de mil y uno errores.

La caída realDonde viven las historias. Descúbrelo ahora