Lynette entreabrió la puerta y sacó la cabeza para inspeccionar el pasillo.
- Desierto.
Abrió la puerta de par en par y arrastró con ella el carro de limpieza. Cerré la puerta y salí casi corriendo detrás suya. Nos movimos por palacio buscando el despacho de Jake.
- ¿Y... cuánto tiempo estuvisteis saliendo? - pregunté curiosa.
Una sonrisa tímida afloró en su rostro.
- Estuvimos viéndonos durante dos meses antes de formalizarlo...- rio sin gracia- como pareja estuvimos ocho meses.
Supuse que no querría que el tema de conversación fuese sobre su última relación, así que me quedé en silencio.
- Nos queríamos mucho.
Sin decir nada, ella continuó. En ese momento sentí que necesitaba desahogarse, ya que no pudo hacerlo cuando todo ocurrió, así que la miré y con una pequeña sonrisa la incité a seguir.
- Llegué a pensar que lo daría todo por mí, actuaba así. Y luego cuando le pedí hacerlo público, su actitud cambió. Ya no buscaba pasar tiempo juntos. – su pequeña sonrisa se fue entristeciendo. – Ya no buscaba estar conmigo. Y, al final tuve que plantarle cara, en aquel momento él decidió dar por acabada nuestra relación con una gran y clara indiferencia.
Iba a responderle, cuando los pasos de otra persona en aquel pasillo nos hicieron callar y bajar la cabeza. Un trabajador más del palacio, pero con un atuendo de rango más alto que de sirviente paso por nuestro lado sin fijarse en nosotras y giró para perderse por aquellos pasillos.
- Hiciste bien plantándole cara, mereces ser una prioridad no menos.
Me sonrió y yo lo hice de vuelta. Lynette era una buena chica, no me gustaba mentirle, esperaba el momento adecuado para sincerarme con ella.
Llegamos al despacho de Jake, o eso decía Lynette, pero se confirmó al entrar y ver la estancia. Aquella habitación no era muy grande, pero estaba desordenada por todas partes, los papeles se repartían por todos lados, las tazas se amontonaban en ciertos espacios y un ventanal estaba abierto de par en par alumbrándolo todo.
Entramos con nuestros utensilios y cerramos la puerta. Al despacho de Jake no entraba ningún sirviente, no estaban autorizados, por lo que si alguien las veía allí aquello se complicaría mucho.
- Yo por la izquierda y tú por la derecha- dijo Lynette.
No le lleve la contraria, así que me moví hacía la zona de la derecha. No había nada escondido o eso parecía ya que todo estaba desperdigado, sería fácil encontrar lo que fuese, pero cansado, habría que ojearlo todo.
Pasaron cinco minutos y mientras yo hojeaba un libro de cuentas nada sospechoso, Lynette produjo un sonido de sorpresa.
- Puede que haya encontrado algo, solo puede.
Me acerqué a ella rápidamente y me asomé por detrás de su hombro para ver lo que tenía en las manos.
- Son documentos científicos, hipótesis sobre una nueva variante de enfermedad..., habla sobre ello, pero... - me pasó los documentos confusa y los leí.
Tenía toda la razón Lynette eran documentos científicos que hablaban sobre una enfermedad a nombre de Cristalittis, en ellos se explicaba y razonaba las posibles hipótesis de la nueva variante que estaba afectando con fuerza a los mineros.
¿Aquello había matado a mi padre?
Seguí con la lectura por encima y al llegar a la última página un pequeño párrafo explicaba la situación en la frontera.
"Los guardias intentan controlar a los mineros, pero la situación se sale de control. No quieren seguir escuchando. Piden un cambio. Una revolución. Sangre real vitorean."
Aquel párrafo me puso la piel de gallina, algo se estaba gestando en la frontera con mucha fuerza, y los más poderosos, realmente temían como podía desembocar aquella revuelta, estaban escondiéndolo.
- Nos tenemos que marchar cuanto antes – Lynette pasaba de un pie a otro nerviosa.
Asentí y dejé los papeles en su sitio. Teníamos nueva información y aquello provocó que mis fuerzas y mis esperanzas incrementaran. No estábamos solos en la capital, el resto pensaba lo mismo y estaban actuando ya.
Salimos de la habitación intentando hacer el mínimo ruido posible, y cerramos. Fuera de la habitación, ya nos encontramos tranquilas por lo que con calma nos movimos hasta el sector de la limpieza donde dejamos cada cosa en su sitio. El cuarto era diminuto y solo nos encontrábamos Lynette y yo dejando todo como estaba, pero al momento de salir interceptó la puerta Lynette a lo que la miré extrañada.
- ¿Catrina, quien eres de verdad?
Me quedé de piedra al escuchar aquella pregunta y no supe que decir.
- No quiero acusarte de verdad, pero me resulta extraño Catrina. Apareciste de golpe, buscando respuestas de cosas que pueden... - estaba nerviosa, se mordía el labio y no sabía cómo expresarse.
Al instante me sentí mal de estar ocultándole la verdad des del principio. Lynette me pareció en aquel momento tan indefensa retorciéndose los dedos con nerviosismo y sonrojada, sabía que el haber tenido que confrontarme le estaba haciendo pasar un mal rato.
Sabia que no debía decirle lo de mi verdadera identidad que hacía allí, pero realmente sentía que un vínculo bonito se estaba formando entre nosotras, y la veía tan leal y sincera que no pude evitarlo y le conté mi verdadera identidad y que hacía allí, con excepción de la parte en la que el joven príncipe era el que me había mandado allí.
- Si quieres que empiece por el principio... Me llamo Adelaide.
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La caída real
FantasíaUna monarquía desastrosa con una familia catastrófica en ella. En Faller no aguantan más a la familia monárquica que ostenta el poder desde hace cientos de años. Una chica joven criada en los peores lugares del reino espera su momento, después de v...