Capítulo 8.

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No sabía que hacer, el reloj marcaba las 3 de la tarde Y estaba completamente sola. Noah había dejado en claro que no volvería hasta muy tarde y las personas que trabajaban en su casa mágicamente habían desaparecido después de dejar una deliciosa lasaña para mí.

Sin saber que podía distraerme decidí que era mejor relajarme con una corta ducha, estando completamente desnuda me adentre bajo el agua haciendo que mis músculos dejarán de estar tensos.

Me gustaba sentirme así, sentirme libre y relajada como nunca. Había tomado la ducha más larga que podía recordar, aunque hubiera preferido quedarme ahí sin ninguna preocupación no podía.

Tenía la toalla alrededor de mi cuerpo tapando lo necesario, cuando me iba a colocar mi ropa fue cuando me percate de mis audífonos encima de mi cama.

Sin pensarlo más los conecté a mi teléfono y colocándome comencé a reproducir la música. I see red comenzó a sonar a través de ellos, debíamos ser sinceras esa música podía ser erótica pero también servía para un baile sensual a solas.

Y así era, agradecía tener un momento completamente a solas y eso hacía que no tuviera vergüenza de absolutamente nada. Aún sin vestirme y con la música reventando mis tímpanos por los audífonos baje en busca de algo que pudiera comer muy aparte de la lasaña que ya me había comido horas atrás.

Abrí la nevera revisamos con la mirada todo lo que había dándome cuenta que lo único que uno podía encontrar ahí era puras verduras, lo que significaba comida sana, era algo obvio viendo cómo estaba Noah.

Desilusionada por no encontrar nada cerré la nevera con la intención de volver a la que era mi habitación en ese lugar, pero no pude, él estaba ahí, su mirada estaba recorriendo mi cuerpo sin pudor y es cuando recordé que estaba en toalla.

Tenía una pequeña sonrisa en su rostro y parecía relajado, pero, aun así, emprendía un aura poderosa y dominante que comenzaba a ser típico de él. Sabía que era el tipo que controlaba y dominaba cualquier situación.

Veo como da un paso hacia adelante acercándose lentamente hasta mí, intenté retroceder un paso, pero la isla que se encontraba detrás mío me lo impidió. Nuestros cuerpos estaban a tan solo unos centímetros de distancia, su olor llegaba a mis fosas nasales y hacía que me perdiera en él.

Su colonia era hipnotizante, desprendía un olor a alcohol, pero al mismo tiempo un perfume único y que daba a entender el poder y la dominación que llevaba con él.

-Pe-pense que no estabas... -murmure

-Acabo de llegar

-Oh...

-No esperaba encontrarme con una situación así -comento

- ¿Así? ¿Qué esperabas?

-Pues, por ejemplo, esperaba encontrarte un poco más... vestida o menos

Mierda la toalla, la sostuve con más fuerza para evitar que se me callera y dejara mi cuerpo al descubierto.

-Tengo que ir a vestirme...

Sin decir nada más Noah coloco sus manos a cada lado en la isla inclinando su cuerpo hacia mi quedando muy cerca, tenía la respiración acelerada al igual que los latidos de mi corazón al sentir su cuerpo tan próximo al mío.

-Si, deberías hacerlo

Muerdo mi labio nervioso al no saber porque mi cuerpo traiciona a mi mente tanto que no puedo salir de sus brazos, es claro que no puedo ocultar la atracción que no debería sentí por este hombre.

Un hombre alfa en toda la palabra, un hombre que ponía las reglas y debías seguirlas al pie de la letras, dominante y muy excitante.

-Estas sonrojada, Amelia -susurro cerca de mi

El Trato Perfecto [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora