Geranio

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-No quiero ir.- seguí caminando por el living.

-Por favor, Aria.- ella me seguía de cerca.- has estado encerrada desde que llegamos.

Me gire a verla, ella se freno ante mí acto.

-No quiero, me gusta como estoy, me gusta estar aquí.

-¿Por qué no quieres salir?.- me mira triste.

-Porque no me gustaría tener nada de una noche.

-Pero, solo vas acompañarme, no tienes que conocer a nadie, solo acompáñame necesito ir, para hablar con esta persona.

-¿Qué persona?

-En esta fiesta habrá un doctor de traumas y necesito que trabaje con nosotros.

-¿Nosotros?.- pregunte dudosa, no comprendi lo que quería decir.

-Si, en mi hospital.- se giro.

-Tu, ¿qué?

-Mi hospital el que esta en Portland.- levantó sus hombros.

-¿Es tuyo?.- lo sé, estoy haciendo preguntas obvias, pero, no me lo creía.

-Si, fue lo que me dejó mi ex esposo.

-No me lo creo, es uno de los hospitales más conocidos de la ciudad.- ella asiente.

-Si, le dolió perderlo, pero era todo lo que quería, el resto de sus propiedades me importa poco.

-Pero es el hospital más importante.- volví a recalcar.

-Lo sé.- sonrió.

La mire perpleja, ella era dueña de uno de los hospitales más reconocidos en Estados Unidos.

-Vale, relajate.- toca mis brazos.- solo le quite eso nada más.

-Pero, ahora eres tan rica.- ella asiente, recordé el porqué de su divorcio y sonreí.- él se lo merecía.- ella asiente.- me alegro de tu propiedad.

-Eso es un si.- sonríe con entusiasmo y yo asentí.- si.- hace una seña de triunfo.

-Me iré a preparar, dame unos minutos.

-Toma lo que quieras.

Me retire del living sin decirle nada, llegue a mi habitación, me duche, me arregle y cuando estuve lista regresa al living.

-Te ves hermosa.- sonreí ante su cumplido.

-Gracias.- le guiñe un ojo.- ahora vámonos antes de que me arrepienta

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Llegamos a la casa en la que sería la fiesta, había mucha gente, no se como encontraría a la persona que buscaba.

-Tranquila.- me susurro cerca.- esta en el jardín.- asentí y la acompañe hasta el jardín, ahí el ambiente era mucho más tranquilo que adentro de la casa.

-Ve tu.- le dije.- yo iré a beber algo.- le señale la barra.

-Vale, te estaré vigilando.- sonríe y se marcha.

Camine hasta el bar, ya ahí llame a la chica que estaba atendiendo y pedí un coctel sin alcohol.

-Muchas gracias.- le dije y ella asiente.

-Hola.- saludo una chica a mi lado.- ¿me puedes dar un whisky?.- la chica asiente y se dispone a darle su pedido.- gracias.

Me quede sentada viendo mi trago y sin querer beberlo.

-¿Por qué no bebes?.- dijo aquella chica.

-No lo sé.- dije sin mirarla.

-Es un trago sin alcohol.- mire mi trago sin tocarlo.- y creo que es muy bueno.- me giré a verla.

La chica de las flores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora