¿De Quién Es La Corona? [KageHina]

8. El pasado de Suga

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CASA DE SUGAWARA - PARTE POBRE DE KARASU

"Uff, logre cansarme más de lo habitual hoy, Daichi hace que cargar heno se vea fácil."

Suga había llegado a su hogar, evidentemente agotado por laborar el día entero.

De forma rápida, llenó una especie de tina para poder darse un relajante baño. Al salir del agua, se colocó una ropa más cómoda y preparó su cena como siempre hacia al llegar del trabajo. Sin embargo, algo inesperado hizo que se le cayera el cucharón de la sopa.

Las ventanas se abrieron de golpe para dejar pasar un viento muy fuerte y helado.

"Huye... Huye..." 

Al peliblanco le pareció que el viento le susurraba en la nuca. Los vellos se le erizaron, pero trató de no sentir miedo y mantenerse en calma. De inmediato fue corriendo a cerrar las ventanas para continuar con su cena.

Al volver su vista atrás, vio como un sobre de papel cayó en su cama, como si este le hubiera sugerido "Ábreme".

"Ese escalofrió de nuevo." pensó.

Durante aquel mes y medio, se la había pasado tan bien junto a Daichi en su nuevo trabajo, que se olvidó completamente de la carta que le dejó su madre antes de fallecer.

El peliblanco se acercó con sigilo hacia su cama para tomar la carta. Al tenerla en frente, suspiró y procedió a sentarse para abrirla con delicadeza.

—Pues bien, abrámosla. — dijo Suga de forma segura.

Aquella seguridad desapareció. Los ojos se le hicieron agua al ver la bonita escritura de su mamá y oler el perfume que se había impregnado en ella. Aquella carta no era muy extensa, como él pensaba. Mientras las manos le temblaban, él buscaba alguna pista que pudo haberle dejado su madre.

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Para mi Kōshi,

Hijo mío, probablemente cuando leas esto, yo ya no esté contigo, justamente por la enfermedad que no pudimos tratar. Quizás fue un poco más seria se lo que creímos, siento que ya no me queda mucho.

Tranquilo, quiero que sepas que me voy en paz y no sufriré en el proceso. No te preocupes por mí, estaré bien.

Seguro te preguntarás el por qué de esta carta. Desde hace un tiempo pensé en dejarte este mensaje con dos propósitos; el primero es para aconsejarte. Quiero que veles por ti, mi amor. Sabes que yo te cuidaré donde quiera que esté, pero necesito que seas muy fuerte, más de lo que ya eres.

Soy consciente de las habladurías de la gente, sé que no les haces mucho caso y aquello está bien. Pero, es necesario que sepas luchar, debes saber diferenciar a las personas que te hacen bien y no las dejarlas ir al encontrarlas. Rodéate de gente que pueda amarte tanto como yo, sé que lo lograrás, yo te crie después de todo.

El segundo motivo, es un poco más complicado de explicar, sobre todo en una carta. Pero no podía privarte de saber la verdad, a pesar de creer que fue lo mejor por mucho tiempo.