13. El primer secreto

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GALERÍA DE ARTE - CASTILLO KAGEYAMA


La pareja llegó hacia un cuarto lleno de grandes cuadros y algunas estatuas. Al parecer, habían ingresado al mini-museo de arte que poseía la familia Kageyama. El paso estaba restringido, pero Daichi sabía cómo ingresar a cada salón del castillo, varias veces había jugado a las escondidas con Tobio en aquel lugar.

El moreno cerró las grandes puertas de caoba para tener un poco más de privacidad. Por otro lado, el peliblanco seguía temblando y muy desorientado, el podía explotar en cualquier momento. Y lo hizo.

Suga... escucha, yo-

—¡ME MENTISTE! Y.... ¡y yo fui tan ingenuo como para creérmelo todo! TU Y TOM-TO... ¡El príncipe Tobio! me vieron la cara de estúpido. ¿Acaso les divirtió verme la cara de tonto? ¿eh? ¡¿qué planeaban?! 

Daichi nunca había escuchado gritar así de fuerte a su amigo. Sugawara lo empujó hacia atrás bruscamente, el moreno podía sentir el dolor y la tristeza en la voz del chico del lunar.

—Sabía que todo iba demasiado bien... algo en mi me decía... que tú eras demasiado bueno para ser verdad...

Suga... no digas eso. — aquel comentario carcomió muy dentro en el alma de Daichi. Él no quiso fallarle en ningún momento a Suga, creía que ocultarle la verdad momentáneamente había sido lo mejor.

Se acercó lentamente, no había lágrimas en el rostro del chico pálido, como Daichi creía. Pero Sugawara estaba muy afectado por lo sucedido, había tomado asiento en una de las bancas en medio de la habitación. Dándole la espalda a su jefe.

Vete Daichi. Dijo con voz apagada.

—No.

Dije que te fue-

No lo haré. —la firmeza en la negación de Daichi hizo que el peliblanco enderece su espalda al oírlo. —Te hice una promesa, de que no me iría. Que... me quedaría contigo en lo bueno y en lo malo. Así que...— lentamente fue acercándose hacia la banca. —Me quedaré y te explicaré por qué te ocultamos la verdad. Y si... después quieres que me vaya o decides irte. No te detendré. Pero no voy a irme sin explicarte todo.

El moreno no podía verlo, pero aquellas palabras habían ablandado mucho el corazón de Suga. El odiaba las mentiras y le costaba mucho confiar en las personas. Era muy susceptible hacia el aura que emanaba de las personas, podía percibir si alguien tenía buenas y malas intenciones. Al conocer a Daichi, su sentido de alerta nunca saltó. Confió en él cómo no había hecho en nadie.

Ni él mismo podía explicar el por qué, era como si una fuerza externa le dijera que podría depositar su confianza en Daichi.

El peliblanco le contó cosas muy personales y, que él le haya mentido, le dolía en lo más profundo. Pero, a pesar de haber traicionado su confianza, había algo diferente.

Algo que nunca había pasado con los que siempre lo traicionaban.

Daichi se quedó.

El no faltó a su promesa y estaba decidido brindarle una explicación. A él de verdad... le importaba.

Después de haber sido sometido y dañado por personas que el quería y  que aquellos individuos se fueran sin dejar explicación. Por primera vez en su vida, después de todo eso, llegaba Daichi para mostrarle lo que realmente significaba preocuparse por una persona. Sólo por eso, Sugawara le permitió acercarse un poco.

¿De Quién Es La Corona? [KageHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora