¿De Quién Es La Corona? [KageHina]

19. El Tercer Secreto

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CUARTO DE TOBIO - CASTILLO KAGEYAMA

Cumpleaños de Tobio Kageyama

Festival y baile de la Luna Azul

5:00 a.m.

Hinata Shōyō abrió los ojos de golpe. Otra pesadilla había invadido su sueño, ya no pasaban tan seguido. No desde que conoció a Tobio Kageyama. Pero gracias a la conversación de ayer entre él y el príncipe Oikawa, volvieron.

Observó hacia arriba y pudo ver el rostro del príncipe pelinegro, plácidamente dormido, estaba enredado entre sus piernas y brazos. Miró con dirección al balcón y calculó que debía faltar entre unos cuarenta o cincuenta minutos para el amanecer. Debía partir.

Intentó deslizarse fuera de la cama, pero se detuvo inmediatamente al escuchar cómo Kageyama se quejaba al intentar alejarse. Poco a poco, levantó el brazo del contrario y lo hizo abrazar una almohada.

Una vez fuera, se cambió y alistó para partir. No tomó mucho el estar listo. La hora era perfecta. Subió de un solo salto al barandal del balcón para bajar hacia el primer piso, pero antes de hacerlo, se giró hacia atrás para ver al hombre que amaba. Solo una vez más.

—Descuida, volveré. Aún me debes un baile... después de todo.

Entonces, saltó sin dudarlo al exterior, cayendo habilidosamente sin ningún rasguño. Ahora, se dirigía hacia el jardín del palacio en busca de su segundo en comando. Caminaba apresurado, solo esperando que este acepte la propuesta.

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CABAÑA DE DAICHI - JARDIN KAGEYAMA

Daichi se levantó ante el insistente golpeteo en su puerta principal. Dejó a Suga plácidamente dormido en su cama, se puso sus zapatos y salió apresuradamente. Mucha fue su sorpresa al encontrar al pequeño peli naranja con expresión preocupada afuera de su puerta.

─ ¿Hinata? ─Bostezó el castaño un poco más relajado. ─ ¿Qué ocurre tan temprano?

Se quedaron mirando un rato en silencio, como si Shōyō esperara que el mayor se despertara del todo. Mas Daichi tomó el silencio como algo malo, y al recordar el día que era, abrió los ojos como platos.

─ ¿¡Paso algo con Tobio!? ¿¡Está bien!?─ lo sacudió de los hombros exigiendo respuestas.

El peli naranja lo detuvo. ─Tobio está bien, Daichi-san. Pero... he venido porque tengo que pedirte un favor.

El castaño respiró tranquilo, pero aún así lo miro extrañado, dado que la situación era bastante peculiar. ─Claro... ¿qué puedo hacer por ti? ¿te gustaría tomar una taza de té?

─No hay tiempo. Tenemos que irnos. ─ dijo el pequeño mientras lo tomaba de la mano.

Daichi no dejó que este lo moviera ni un centímetro. Trató de detenerlo y a la vez calmarlo, dado que, a pesar de la seriedad, notó cómo sus manos temblaban un poco. ─Espera, espera. Hinata, no me moveré de acá hasta que me digas a dónde quieres ir.