¿De Quién Es La Corona? [KageHina]

12. El cortejo

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PISTA DE BAILE - CASTILLO KAGEYAMA

Los príncipes Atsumu Miya y Kageyama Tobio llegaron hacia el pequeño círculo que formaron unas tres parejas dentro de la hermosa pista de baile. Fuera de aquel círculo, había ocho parejas más rodeándolos. Entre ellas, se encontraban los príncipes Hoshiumi Kōrai y Oikawa Tōru junto a unas duquesas que habían aceptado bailar.

Antes de empezar a danzar, cerca de donde Tobio estaba ubicado, se encontraba uno de los meseros uniformados con una charola de plata en la mano.

—Pssst, Oye Narita-kun, psst. — Kageyama intentaba llamar la atención de aquel joven encargado de la cocina, que, al parecer, era parte del staff externo ese día. Cuando el joven de poco cabello giró en su dirección, el heredero le hizo una seña con la mano para que se aproxime.

—¿Llamó usted, príncipe Tobio? — contestó el mesero con cierto temor.

El príncipe asintió y rápidamente tomó una de las copas transparentes que ofrecía Narita. Visualizó el líquido dorado con algunos brillos, sintió su mano temblar. Necesitaba valor.

El príncipe de Karasu no estaba acostumbrado a beber alcohol, pero después de aquella experiencia increíble con Shōyō y el repentino baile con Atsumu, necesitaba del "líquido milagroso" para soltarse y calmar sus nervios. Tobio dejó de titubear y se tomó el trago de golpe, el ligero ardor en la garganta no se hizo esperar.

Atsumu vio atónito aquella escena. —Wooow, tranquilo Kags. Puedo ver que no estas acostumbrado al alcohol por tu expresión de asco.

El pelinegro dejo la copa en la charola de Narita y se secó la boca con la manga de su costoso traje. —Lo siento, creo que lo necesito para pasar esta larga noche.

El rubio soltó una pequeña risa. De cierta manera, concordaba en que sería una noche pesada. —Cierto, olvidé que los bailes no son lo tuyo. De hecho, ninguna actividad real es lo tuyo.

Tobio rio ligeramente por el comentario, asintiendo en respuesta. El sonido de la música incrementó y el rubio le ofreció la mano para dar inicio al baile. Los ojos azules se posaron en la expresión relajada del mayor, mientras este se encogía de hombros. Tobio suspiró. —Supongo que puedo darte un baile, qué más da.

Al moverse un poco, Kageyama sintió vívidamente como el alcohol subía a sus mejillas, sonrojándolas mucho. Además, el círculo externo se abría y cerraba, aquello no ayudaba en lo absoluto a sus mareos. Quizás no debió tomar la bebida alcohólica tan rápido.

Las parejas formaron filas a lo largo del gran cuadrado de mármol. Estas se tomaron de las manos para dar vueltas en su mismo eje, sin romper la formación y alineación que estaba designada. El Miya rubio sonreía, fue fácil para él notar que su amigo estaba algo nervioso. Así que decidió aligerar el ambiente un poco.

—Oye... ¿recuerdas mi fiesta de cumpleaños número ocho? Esa en la que hicieron que Yaku toque el piano en frente de todos.—el rubio soltó una carcajada.— ¿Recuerdas que nosotros dos le metimos un zorrillo apestoso cerca de los pedales del piano y terminó pisando al animal?

Kageyama rio ante el recuerdo de lo que pasó. —JAJAJA si lo recuerdo. Y para vengarse, Yaku y Tōru nos pusieron ardillas en los pantalones en la fiesta del jardín de Hoshiumi. — mencionó el heredero de Karasu, sonrió junto rubio. Recordar su niñez hizo que el ojiazul se relaje, Atsumu vio que sus manos ya no temblaban mucho. Además, Tobio lucía una genuina sonrisa.