Capítulo 19: grises

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Hermione se agitó despierta por las respiraciones pesadas hormigueando en la sensitiva piel entre sus omoplatos, y pestañeó ahuyentando las sombras de lo que ya había sentido como un sueño placentero.

Ella miró fijamente a través del espacio mientras reunía lentamente sus somnolientos pensamientos, su mirada se ensanchó cuando se percató que la respiración chocaba más contra su piel. Cuidadosamente se dio la vuelta, y sus ojos cayeron en el Slytherin durmiente que estaba a su lado, siguiendo la línea de su mano floja, la cual estaba echada alrededor de la cintura de ella.

Él se había quedado. Se había quedado con ella en la cama hasta la mañana.

Sonrió a pesar de sí misma, y cuidadosamente rozó la punta de sus dedos sobre sus nudillos, dando un vistazo al reloj de al lado de su cama, notando que ya casi habían dormido hasta las once de la mañana después que fuera el Boxing Day(1). Ni siquiera podría recordar la última vez que había logrado tener una siesta con sus previas luchas de insomnio venciéndola, y el hecho de que él estaba allí le había dado una sensación olvidada de paz.

Se incorporó sentándose hacia atrás en las sabanas tostadas y admiró sus facciones relajadas; tan hermoso cuando estaba perdido entre los sueños e ignorante de la realidad. Podría haber sido egoísta y un poco irracional, pero casi permitió que la oscuridad de la guerra se deslizara al fondo de su mente y acariciara ese momento tan surreal.

Él se arrimó, agarrando su cadera un poco más justo, y Hermione trató de aguantar su respiración. No quería que se despertara; no todavía. Merlín sabía si alguna vez la entretendría con su presencia en la mañana otra vez, y quería recordar cómo se sentía sentirse así… como si fuesen reales

Y elementales…

Sabía que sólo era algo temporal; la temporada de navidad tenía la mala costumbre de engañar a la gente y dar luz a niveles peligrosos de optimismo, pero por el momento se sentía cálida y más cerca a ser… feliz que en meses. Y todo porque el que debería ser su enemigo estaba de su lado. Su sonrisa se ensanchó mientras recordaba la noche que pasaron afuera.

Perdóname…

Las especificaciones no fueron necesarias, tampoco las razones por las cuales le había pedido perdón, pero Godric eso había sido un shock. Un increíble shock. Ese había sido su regalo de navidad; un pequeño sacrificio de su orgullo y ego por el bien de su clemencia.

Él realmente había cambiado en los últimos tres meses.

Se estaba volviendo más obvio ahora, el evitar las mentiras y los prejuicios que se habían estado grabados en su cráneo, estaba empezando a pensar por sí mismo y hacer sus propios juicios. Todo lo que ella podía hacer era darle los hechos y esperanzas que él eventualmente podría verlo en ese sentido, reconocer que la pureza de la sangre era una circunstancia irrelevante, como el color de cabello o el color de piel. Era un proceso lento y doloroso y apenas estaba iniciando, pero Dumbledore tenía el claro pensamiento que el alma de Draco valía ser salvada, y ahora entendía el porqué.

Y a ella le gustaba… que Grodic la ayudara, realmente le gustaba.

— ¿Con frecuencia ves a la gente dormir, Granger? — Su voz áspera la hizo jadear, y sus ojos se abrieron lentamente para fijarse en ella con su mirada agitada.

— Odio cuando haces eso — murmuró ella, se sonrojó de vergüenza, frunciendo la ceja mientras él arrastraba el brazo fuera de ella

Aislamiento [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora