Aislamiento [Completa]

Capítulo 42 (parte 2): fuego

—Harry, estoy seguro que está bien…

—¡Hermione, mira el estado de este lugar! ¡Le pudo haber pasado cualquier cosa!

—Sabes lo inteligente que es —le aseguro ella, agarrándole el rostro para verlo a los ojos. —Mira, nos queda un Horrocrux. Sólo uno. Estamos muy cerca de terminar todo esto.

—Pero no sabemos dónde está Voldemort —dijo Ron. —Mierda, me olvide que no puedo decir su nombre…

—Ya no tiene importancia —interrumpió Harry. —Él ya está aquí, y probablemente las personas están diciendo su nombre cada dos segundos. Pero tienes razón. No sabemos dónde está, lo que significa que no sabemos dónde está Nagini.

—Pero puedes ver dentro de su mente, Harry —dijo Hermione, ofreciéndole una breve sonrisa alentadora. —Puedes hacerlo. Mira dentro de su mente.

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Los músculos de Draco se tensaron cuando dos Mortífagos más entraron en su línea de visión. Reconoció el feo rostro de Thicknesse, un poco escondido por la sombra de su capucha, pero el otro era un extraño con ojos negros y dientes torcidos. Suavizando sus pasos y sosegando sus movimientos, Draco se acerco con la varita extendida con la inteneción de capturarlos desprevenidos, pero los que iban detrás de él frustraron esa posibilidad.

—¡Oye, Percé! —exclamo Fred, y las cabezas de los Mortífagos se dieron vuelta en su dirección. —¡Mira, es tu jefe!

—Exjefe —dijo Percy, lanzando un hechizo a Thicknesse.

Draco solo necesito lanzar un hechizo; en cuestión de minutos ambos hombres estaban fuera de combate y tirados en el suelo. Los Mortífagos sin nombres fueron derrotados rápidamente, gracias al rápido y preciso Petrificus Totalus de Blaise, pero el Ministro había logrado mantenerse firme por un breve momento. Con cinco contra uno, Draco había disparado un Diffindo y le abrió una herida en el rostro del hombre, y luego los hermanos Weasley habían golpeado con un aluvión de Hechizos Paralizadores hasta que cayó.

—Sé que todos piensan que sus jefes son unos idiotas —dijo Fred, secándose el sudor de la frente. —Pero el tuyo en verdad es un gran idiota, Perce.

—Estoy de acuerdo.

Fred asintió, pero luego enfoco su mirada a Blaise y Draco, aún dudoso y desconfiado. —Por cierto, sólo porque ayudaron, no significa que ahora te creamos.

—Vete a la mierda, Weasley —se mofó Draco. —Crees que me importa una mierda si…

—Oh, miren —murmuró Lovegood, quien estaba detenido a una corta distancia de la unión del otro pasillo, apuntando a algo que los demás no pudieron ver. —Ahí están Harry, Ron y Hermione.

¿What?

Draco empujo a Fred fuera de su camino y corrió donde estaba Luna parada, siguiendo la línea de su dedo apuntando… y mierda . Mierda su alma frágil, allí estaba ella. Justo ahí. Allí con Potter y Weasley, tal vez a unos cincuenta metros de distancia al otro extremo del pasillo; demasiado lejos para distinguir los rasgos específicos familiares o incluso su vestimenta. La forma de ella era borrosa y distorsionada con el humo que nublaba el aire, causándole escozor a sus ojos, pero definitivamente era ella.