Luna Fría (Reyes Volturi)

Capítulo Cien || Honestidad

El sol apenas se deslizaba por el horizonte cuando el grupo de criaturas llegó a Blanc-Sablon. Tan pronto como el barco estuvo quieto y el ancla estuvo abajo, Alessia se apresuró a bajar del barco con Embry pisándole los talones. El ardor en su garganta se había atenuado hasta convertirse en un ligero dolor. Sin embargo, todavía estaba allí recordándole que se alimentara.

"¿A dónde vas?" Preguntó Aro mientras él, sus hermanos y los guardias se unían a la Reina en el muelle.

"¿Dónde piensas?" Alessia escupió las palabras mientras caminaba hacia la ciudad. "Quedaos aquí, volveré en un momento". El recién nacido ordenó a los otros vampiros. El vampiro se apresuró a salir de la ciudad y se dirigió hacia el espeso bosque que rodeaba la ciudad. Una vez que estuvo lejos de todos, dejó que un suspiro de frustración saliera de sus labios. Odiaba en lo que se había convertido, el hecho de que quisiera matar humanos solo se sumaba a eso. Todo lo que Alessia quería hacer era volver a ser humana. ¿Alguna vez se acostumbraría a ser esta criatura chupa sangre? El pensamiento la hizo apretar la mandíbula mientras trataba de enterrar su ira.

"Lissie", dijo Embry en voz baja en su cabeza. "Háblame, ¿qué pasa?"

Lis se detuvo en seco y miró a su amigo. "Estoy bien." El vampiro mintió.

"Eres una mentirosa terrible".

Cuando escuchó esas palabras, el veneno comenzó a brotar de sus ojos. La última vez que le dijo esas palabras fue en la boda de su hermana cuando todavía era humana. Cuando creía que los vampiros eran solo un cuento de hadas y que ella y Embry envejecerían juntos. "Odio lo que soy". Dijo finalmente el recién nacido. "¿Alguna vez te has odiado tanto que deseaste no estar aquí?"

"Me odiaba a mí mismo cuando no podía decirte lo que era". Embry admitió. "Sin embargo, nunca lo suficiente como para desear no estar aquí. Solo lo suficiente como para querer cambiar".

"¿Cómo dejaste de odiarte a ti mismo?" Preguntó Alessia.

"Cuando te enteraste de lo que era y no tenías miedo fue cuando dejé de odiarme". El cambiaformas informó a su encarcelado.

Lis se echó a reír ante la ironía de la situación. Mientras lo hacía, más lágrimas venenosas caían de sus ojos. "Dejaste de odiarte a ti mismo por mi culpa. Sin embargo, aquí estoy y ni siquiera puedes soportar mirarme. No es que te culpe, ahora ni siquiera puedo mirarme en un espejo. He estado evitándolo porque sé lo que volverá a mirarme".

"Lissie, las cosas mejorarán". Dijo Embry, intentando consolarla.

"No, no lo harán Embry. ¿Sabes lo difícil que fue para mí no hundir mis dientes en ese hombre? Estaba literalmente dolida. Si no hubiera sido por los guardias y por ti, lo habría matado. Un día terminaré matando a alguien, ya sea por accidente o intencionalmente". Haciendo una pausa, Alessia se secó las lágrimas que manchaban sus mejillas. "¿Cómo puedo criar a Luci para que no se alimente de humanos y los respete cuando todo lo que quiero hacer es matarlos?"

"Puedes criarla así porque sé que no matarás a nadie. Sé que duele, pero creo en ti Alessia. No tienes un hueso malvado en tu cuerpo. Nunca dañarías a un humano".

"Em, ¿no viste lo que acaba de pasar? ¡Quería lastimar a ese hombre! ¡Todo en lo que podía pensar era en su maldita sangre!" Alessia gritó mientras más lágrimas caían de sus ojos. "Ya no importa si intencionalmente quiero lastimar a un humano o no. Está claro en este momento que no tengo control sobre mí misma, y eso es todo por lo que me convirtieron".

"¿Los odias?" Preguntó Embry, con la esperanza de que esta vez dejara a los vampiros.

Alessia pensó en la pregunta por un momento antes de responder. ¿Ella los odiaba? Era una pregunta simple con una respuesta compleja. Los odiaba por lo que le hacían, pero al mismo tiempo los amaba. Sabía que nunca los dejaría y ese hecho la molestaba. Después de todo lo que le habían hecho, debería haberse ido hace mucho tiempo. No importa cuánto quisiera llevarse a Luci y vivir el resto de su vida con Embry, no podía.