Medio dormida, diste un par de vueltas, buscando una posición más cómoda. Pero aquella no era tu cama, y te costó encontrarla. Deberías estar en tu casa, pero un proyecto que estabas haciendo junto con tu amigo Sunoo te había obligado a quedarte a dormir en su casa. Aunque no podías quejarte. Aquel chico, era la persona más amable que habías conocido, y hacía que incluso los trabajos del colegio fueran divertidos.
Lograste conciliar el sueño por unos momentos, pero en seguida volviste a despertar, buscando en la oscuridad la otra almohada que Sunoo te había dejado, para que pudieras abrazarla. La encontraste cerca de ti, aunque te pareció mucho más grande de lo que recordabas. Aun así, la rodeaste con un brazo, estampando tu cara contra lo que pensabas que era la almohada... Hasta que tus labio toparon con algo que, obviamente, no era tela.
- ¡¿Sunoo?!
Te apartaste rápidamente, agradeciendo que la oscuridad de la noche no permitiera ver lo roja que te habías puesto.
- ¿Qué haces aquí?
- Bueno, pensaba que cuánto más tiempo pasáramos juntos, mejor nos sabríamos el trabajo- dijo con una sonrisa.
- Podrías avisar, por lo menos- respondiste, lanzándole un cojín.
- Pero entonces no sería una sorpresa- se quejó.
Y no pudiste evitar una sonrisa.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
JUNGWON
Siempre te habían gustado los perros. Por eso, cuando viste que tu mejor amigo había decidido adoptar uno, estuviste a punto de llevártelo a tu casa.
- Bueno, si algún día te cansas de él, ya sabes a dónde llevarlo- le dijiste a Jungwon mientras jugabas con Maeumi.
El chico rio.
- Sabes que tus padres me matarían.
- Bueno... Pues me mudo aquí. ¿Me adoptas?
- Buff, quita, quita- dijo Jungwon mientras se alejaba de ti a modo de broma.
Le sacaste la lengua como respuesta, y seguiste jugando con el cachorro, que solo quería caricias y besos tuyos.
El chico se quedó mirando, hipnotizado ante tu risa, deseando ser algún día la causa de ella. Pero sabía que tú solo le veías como tu mejor amigo, nada más. ¿O no?
- Yo también quiero...- el chico murmuró sin darse cuenta, refiriéndose a las muestras de cariño que Maeumi estaba recibiendo de tu parte.
- Ohhh, ¿tú también quieres?- preguntaste con tono burlón. Pero en el fondo, nunca pensaste que este momento llegaría. Después de todo, creías que Jungwon solo te veía como la persona que quería robar a su perro, nada más.
Por eso, cuando te acercaste y le diste un beso en la mejilla, la cara del chico se tornó tan roja como las cerezas, haciendo que hasta Maeumi se riera.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NI-KI
Aquello iba a salir mal. Aquello iba a salir mal porque no deberíais jugar al escondite de noche. Pero antes si quiera de empezar a contar, el chico ya había desaparecido, dejando tras de si el eco de su risa. Ya no había vuelta atrás.
[...]
- ¿Ni-ki? Ni-ki, ¿dónde estás?
Tu voz resonó en el parque, pero no obtuviste respuesta.
- ¿No crees que ya somos mayorcitos para jugar a estas co-?
Un ruido detrás tuya te hizo enmudecer, y pondrías la mano en el fuego a que viste el arbusto moverse.
Será un gato.
Pero aquel pensamiento no te tranquilizó. Así que te quedaste mirando en aquella dirección, queriendo correr lejos de allí pero sin poder hacerlo. Tus piernas estaban petrificadas.
No supiste cuánto tiempo estuviste así, sintiendo solo el sobrecogedor silencio de la noche, y los latidos de tu corazón. Pero cuando viste una sombra alargarse por detrás del arbusto, no lo dudaste más. Ahogando un grito, echaste a correr.
Si te hubieras dado la vuelta para mirar, habrías descubierto que, en efecto, solo se trataba de un gato. Pero estabas demasiado aterrada como para hacerlo.
- ¿T/N?
Una voz a tu lado te asustó, e hizo que lanzaras un grito.
- ¿Ni-ki?
- ¿Dónde has estado? Se supone que tú me tenías que buscar, pero como pasaba el tiempo y no te veía, al final he salido yo a buscarte. Estaba preocupad-
Calló inmediatamente cuando sintió tus labios en su mejilla.
- No pienso volver a jugar a esto nunca- dijiste, dándole un golpe en el brazo.
Te diste la vuelta rápidamente, intentando ocultar tu vergüenza. Aquel beso había sido un impulso, una reacción del alivio que sentiste al verle de nuevo, después del susto que te habías dado. Aún así, no te arrepentías de nada.
Ninguno de los dos pronunciasteis una palabra durante el camino a casa. Pero ambos sonreíais.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NOTA:
Holaa!!! Bueno, aquí está la segunda parte del pedido, que espero que os haya gustado. Tenía pensado subir una reacción de navidad para hoy, pero no sé si me dará tiempo a acabarla. Aún así, intentaré que así sea.
