CUANDO ESTÁN TRISTES (maknae line)

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SUNOO

A veces, los accidentes pasan. Y solo son eso, accidentes que nadie quería provocar, pero que acaban pasando. Y sin embargo, cuando Sunoo vio cómo intentabas respirar, sin éxito, tras haber comido esos ese pastel con frutos secos, sintió que se le caía el mundo encima. 

A pesar de que la ambulancia tardó apenas unos minutos en llegar, el chico tuvo la sensación de que habían transcurrido años, y cuando te vio desaparecer en aquella camilla tras las puertas del hospital, se quedó completamente solo.

[...]

Las manecillas del reloj de la sala de espera dieron una vuelta más, pero el chico ya había perdido la cuenta de cuántas llevaba. Llevaba allí sentado quién sabe cuánto tiempo, pero nadie había salido a decirle cómo estabas, y su preocupación no hacía más que aumentar. 

- Estará bien- le había dicho Jungwon cuando, movido por la desesperación, le había llamado para contarle lo sucedido- Has hecho bien en llamar cuando antes a una ambulancia, y no olvides que los médicos están acostumbrados a tratar casos así todos los días. 

Pero a pesar de la buena intención del chico, no hizo que Sunoo se sintiera mejor. Si hubiera sabido que era alérgica... Se repetía una y otra vez. 

- ¿Familiares de T/N?

Una voz hizo sobresaltar a tu novio, quien se levantó rápidamente con el corazón latiendo con fuerza. Aquel era el médico que te había atendido. 

- Soy yo- dijo, intentando que no le temblara la voz- Bueno, sus padres están a punto de llegar...

- ¿Eres Sunoo?- preguntó de repente el médico con una sonrisa- T/N preguntó por ti. Vamos, pasa, yo hablaré con sus padres cuando lleguen.

- ¿Cómo se encuentra? 

La pregunta del chico quedó en al aire, porque el médico señaló con una gesto de cabeza la puerta de tu habitación, y te invitó a entrar con una sonrisa. Sunoo le miró por un segundo, y después entró. 

En el momento en el que te vio, sentada en la cama, y con una pequeña sonrisa, se sintió la persona más feliz del mundo.

Está bien, pensó. 

Y entonces, todas las preocupaciones que había albergado hasta ese momento, se transformaron en lágrimas, y corrió a abrazarte. 

- Lo siento, lo siento- repetía una y otra vez contra tu hombro- Todo esto es mi culpa...

Negaste con la cabeza mientras acariciabas la espalda del chico, intentando calmarle.

- No, Sunoo, no digas eso. Ni si quiera yo sabía que era alérgica a los frutos secos, hace años que no como. ¿Cómo íbamos a saberlo? 

Él se separó un poco de ti, momento en el que aprovechaste para secarle las lágrimas con cuidado.

- Pero ahora estás bien, ¿verdad? 

- ¡Por supuesto! Lista para volver a casa en cualquier momento. Y veremos juntos una película, ¿verdad? 

El chico sonrió ante tu petición. Para él, eras como un pequeño cachorrito, uno que había prometido cuidar el resto de su vida.

ENHYPEN IMAGINES AND REACTIONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora