Capítulo 61

2.7K 639 653
                                    

Yoongi se va de su habitación a eso de las diez. No quiso quedarse a dormir, no lo hace casi nunca, por lo que Taehyung tiene tiempo antes de que le dé sueño. Está intranquilo, jugueteando con mechones de su cabello mientras muerde su labio. El pelimenta le metió una idea en la cabeza, y ya no hay forma de hacer que se vaya.

Qué podría salir mal de tocar una breve melodía en el departamento del profesor. Sería una total casualidad que él estuviera ahí, claramente, pero... ¿era una mala idea? Yoongi se veía muy entusiasta. ¿Sería aquella la confesión verdadera? ¿Tocar(le) una canción en su teclado? Posiblemente. No era algo que hacía frente a otras personas, sólo en contadas ocasiones alguien más que su madre o Yoongles —cuando ya se hizo más grande— lo ha escuchado tocar. Y no es que lo oculte, es sólo que no tiene motivos para hacerlo. ¿Le gustaría a Jeon?

Taehyung piensa en el mayor, en sus sutiles ensueños y gestos. Claro que le gustaría, lo escucharía sin interrumpirlo, sentado junto a él con esa expresión pensativa...

—Vaya —dice al aire—, tendré que hacerle una visita al profesor.

Y está a nada de levantarse, mas detiene sus pasos en cuanto cae en cuenta de su impulsividad.

¿Cómo va a ir así sin más, sin practicar? No puede, no cuando siente, en lo más profundo de su inconsciente, aquel dominado por cierto hombre, que debe ser un momento calculado, especialmente preparado. Tiene que pensar bien la canción, los detalles, lo que quiere expresar. El latir frenético de su corazón le sugiere que no es como cualquier concierto personal que ha hecho con Yoongi, sino algo distinto, una intimidad que debe ser cuidada. Taehyung se desliza fuera de la cama y coge un cuadernillo del escritorio y un bolígrafo de tinta roja.



──────



La oficina está en silencio, salvo por el sonido que hace el teclado de su computadora. Jungkook escribe, escribe como no lo ha hecho en mucho tiempo. Las palabras fluyen con tanta facilidad, como si un arroyo obstruido recuperara su cauce. Tenía una idea en mente, desde hace tiempo, un análisis sobre el impacto de la filosofía occidental en la filosofía coreana, y por fin se puso manos a la obra. Es un borrador que no sabe si enviará a alguna revista, pero ya tendrá tiempo de pensarlo una vez lo termine. Y vaya que ha sido divertido escribirlo, sentado en su oficina, con un café caliente sobre la mesa y el gato acurrucado en su regazo. Incluso estuvo escuchando un poco de música —una balada—, pero la detuvo una hora atrás, cuando se levantó a hojear unos libros.

Está tranquilo, en su ambiente. El gato se mueve en sueños y se acomoda, el pelo negro esparcido en sus piernas. Le recuerda a Taehyung, como todas las veces.

La hora en su reloj marcan las dos de la madrugada del domingo. «Vaya, ¿tanto tiempo pasó?», piensa, y parece que sí, porque en cuanto detiene su escritura los músculos de su espalda protestan. Se levanta, cargando a Sr. B en sus brazos. Le gusta mucho el gato. Sí, el gato. El gato, sólo el gato. El gato y Taehyung. Taehyung.

Oh, Taehyung.

La conversación con Seokjin (y en realidad con todos, su hermana, Hoseok, incluso aquella desastrosa última conversación con Namjoon) se repite en su cabeza. Es tan claro ahora, sus pensamientos. Ya no son tanto una nebulosa como sí agua diáfana. ¿Siempre fue tan fácil? Pensar, tomar decisiones. Tal vez. Sí. No.

El gato ronronea, amasando su pecho. Jungkook lo toma por debajo de las patas delanteras, alzándolo.

—¿A quién le eres leal —le pregunta—, a Taehyung, que te dejó aquí, o a mí, que te cuido todos los días? —El maullido alargado que recibe como respuesta parece ser muy claro—. Traidor. ¿Así son todos los gatos?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

LA FILOSOFÍA DEL DESEO © vkookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora