Ese día, Taehyung está expectante. Hasta el momento no se ha topado con el profesor, pero anticipa que actuará como si nada hubiese pasado y no puede esperar para comprobarlo. Tiene un plan.
Llega temprano al salón y se instala en su puesto de siempre, al fondo. Apoya su cuerpo en la pared mientras observa a los demás llegar. Las últimas semanas se ha encargado de ser especialmente exasperante e impertinente, así que no le sorprenden ni en lo más mínimo las miradas juzgadoras ni los ceños fruncidos que recibe. Le hacen gracia, de hecho, y se divierte haciéndole muecas burlescas a esos que pretenden intimidarlo manteniendo el contacto visual. «Idiotas», piensa.
Jeon no tarda mucho en llegar, pero su postura es tensa y su rostro no expresa más que desprecio hacia todo lo que se mueve. Tenues ojeras acentúan su malhumorado aspecto; se nota a millas que no pretende hacer la clase más llevadera.
—Silencio —ordena a la vez que deja su maletín sobre el escritorio. La mayoría de los alumnos le hacen caso y guardan silencio; no obstante, un par, una mujer y un hombre, continúan susurrando en sus asientos. Jungkook fija su vista en ellos—. Si tienen tantas ganas de conversar, háganlo afuera. No necesito que interrumpan mi clase con pláticas irrelevantes.
«Su Majestad no está de humor». Taehyung casi se ríe.
Sin embargo, a medida que avanza la clase el pelinegro se da cuenta de que el supuesto mal humor es más que eso: Jungkook está ignorándolo por completo.
No lo mira, no toma en cuenta sus comentarios mordaces, no le da la palabra. En ninguna instancia Jungkook repara en su presencia y para el final de la clase Taehyung ya no se ve tan divertido. Incluso el cuchicheo descarado logra molestarlo, porque nadie pasa por alto lo que está haciendo el profesor. Lo atribuyen a la molesta personalidad del chico, a las constantes advertencias que le ha dado y que ha decidido ignorar; nadie sospecha ni por asomo que algo más une a ambos hombres, tampoco lo creerían si alguien comenzara un venenoso rumor. Pero eso no serena al pelinegro.
Tras apagar el proyector, el profesor Jeon recoge sus cosas y se va de la sala sin más.
Poco a poco los demás estudiantes también se retiran, dejando a Taehyung solo en su asiento. Se queda ahí unos cuantos minutos más, en analítico silencio, hasta que vuelve a sonreír como siempre lo hace, con malintencionada ironía y soberbia.
Va a terminar lo que comenzaron.
Va a ejecutar su plan.
──────
Son pasadas las siete cuando Jeon Jungkook termina de hacer clases y se dirige a su oficina. Afuera ya está oscuro, pero no tiene pensado volver a su departamento aún. En un sitio neutro como su despacho es más fácil concentrarse para trabajar y necesita distraerse. Los exámenes de medio semestre son la próxima semana, podría preparar algunas preguntas, enunciados... Sí, ya tiene una nueva lista de pendientes. Jungkook respira con tranquilidad.
Saturarse de trabajo ha sido efectivo, quiere creer. Aunque hay un inconveniente, y es que su rutina de sueño se ha alterado ligeramente. Otro motivo para despreciar a cierta persona.
El hombre se acerca a la ventana. Se ha preparado un café, pero lo deja entibiar sobre el escritorio mientras disfruta de la apagada vista. Hay nubes en el cielo y corre el viento. «Lloverá», piensa y por poco ríe. Cree que es curioso que llueva en esas circunstancias, cuando se halla tan contrariado, como si el clima replicase sus emociones. No le gusta la lluvia.
Permanece ahí un buen rato, quieto junto a la ventana, pensando.
Hasta que la persona que menos quiere ver entra a su oficina, sin tocar, sin avisar. «Genial».
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LA FILOSOFÍA DEL DESEO © vkookv
FanficEn la Facultad de Artes Liberales de la KU, el profesor Jeon Jungkook es conocido tanto por su exuberante atractivo físico como por su desmesurada arrogancia. Sus alumnos y colegas prefieren contemplarlo desde lejos, pues es tan presuntuoso e inteli...