Un par de horas habían pasado desde que lograron escapar del vehículo blindado que los llevaría a tener que pasar los años futuros encerrados nuevamente, habían pospuesto el tener que ir tras el hombre vestido de murciélago por el momento, y el camino a la mansión con la compañía del otro había resultado incluso placentero; diez años habían pasado separados del otro, apenas recibiendo noticias por cartas, si es que estas tan siquiera salían de sus respectivas prisiones, solo ante la expectativa del momento en que volverían a verse, viviendo unicamente con el recuerdo de todo aquello por lo que pasaron, y atesorando los últimos seis meses juntos antes de ser separados, antes de que una cruel jugarreta del destino los alejara nuevamente en el momento en que estaban listos para afrontar sus sentimientos, una historia repetida que solo hacia que la sensación de la mano del otro enredandose en la propia se grabara aún más en sus mentes. Sus manos buscándose como si se necesitaran en ese momento, como si el solo hecho de entrelazarlas haría que se sintieran más seguros de algún modo.
Abría la puerta principal, aún siendo capaz de sentir el tacto del más alto sobre sus manos, sin tener la menor idea de como tocar aquel tema. Habían estado discutiendo tanto en el momento, desesperados por no saber como salir de dicha situación, que no había notado lo que había pasado hasta más tarde. Había estado colgado de un poste tomando la mano de Edward Nygma, el Acertijo, como si esa pequeña acción fuera capaz de hacerle sentir que todo estaría bien. Miró a Ed una vez mas antes de abrir la puerta, y se topó con aquella cálida sonrisa que parecía dirigir unicamente hacia él, con aquellos ojos oscuros viendolo a través de los pequeños cristales verdes que ahora conformaban sus lentes, aquella sonrisa que de algún modo lo llenaba de paz y esa mirada tan indescriptible para él reposando sobre si; sonrió y por fin empujó aquella puerta de madera, viendo como una fina capa de polvo se levantaba ante ellos.
Se sentía tan ajeno a aquel lugar en ese momento, avanzaba con lentitud por el oscuro pasillo, escuchando los pasos del más alto detrás de él, y el sonido de la puerta cerrándose pocos segundos después. Sintió el peso de la mano de Edward sobre su hombro, como invitándolo a avanzar, mientras le dirigía una dulce sonrisa. Solo era capaz de escuchar sus pasos mientras observaba las paredes y los muebles de cada habitación, fijando sus ojos en la chimenea y casi corriendo a encenderla como por inercia. Sintiendo el calor del fuego y deleitándose con la luz que este producía mientras se avivaba. Se dispuso a ponerse de pie y alejarse cuando un leve tropiezo, a causa de su cojera, lo llevó directamente a los brazos del de verde, quien lo miraba con cierta preocupación ante la posible caída.
–¿estás bien? ¿te duele?– tenía la mirada fija sobre la suya, buscando una respuesta mientras lo ayudaba a reponerse, sin ser capaz de separar su mano enguantada de la suya una vez que estuvo completamente de pie.
–S-sí– un ligero apretón devolvió su atención a sus manos entrelazadas, provocando que las separase bruscamente. –Tranquilo, mi pierna está bien.
Sentía la mirada confundida del castaño mientras se sentaba en uno de los muebles de aquella sala, dando su mayor esfuerzo por ignorar aquellas señales que creía ver y que juraba probablemente no estaban ahí; ya se había equivocado antes después de todo, ¿por qué repetir aquello que le había causado tanto dolor en el pasado?
Vió como el otro hacía una pequeña afirmación con la cabeza al tiempo que se colocaba frente a él.–Oswald, ¿solo no quieres hablarlo o es que ya no sientes nada?
–¿De que hablas?
–Se que todo en cuanto a nosotros ha sido, cuando menos, complicado, y entiendo que no quieras saltar directamente al tema, pero si ya no sientes nada, creo que es mejor que lo dejes claro desde ahora.
–. . . ¿Nosotros? ¿De qué hablas? ¿Si ya no siento nada?– su tono reflejaba su cansancio, físico y emocional, masajeaba sus sienes mientras recordaba todo por lo que se habían hecho pasar, todo lo que tuvieron que soportar por su cuenta, solo por ser tan imbéciles como para aceptar lo que sentían, y tan cobardes como para expresarlo, tampoco quería repetir aquello, menos aún si el otro estaba enmendando aquellos errores de sus pasados.
–Tomaste mi mano, o yo tomé la tuya, eso no importa, el punto es...
–¿Qué, Ed? ¿Que "nosostros"... nosostros qué?! Nunca ha habido un nosostros, no como algo más que una amistad o una sociedad, no. Siempre eres tú con alguien más y yo siendo el idiota incapaz de dejarte en el pasado como una historia que simplemente no ocurrió. No ha habido un nosotros.
Una sonrisa se formo en los labios del de verde que, con cierto atisbo de tristeza en sus ojos que era borrado casi de inmediato por la esperanza que en estos se reflejaba, se inclino ante el más bajo, quedando de rodillas frente a él mientras tomaba una vez mas sus manos entre las suyas.
–¿Entonces aún lo sientes?
–No voy a decirlo, Ed.
–Está bien, no es necesario. Yo, bueno...Yo iba a decírtelo antes de que nos separaran por diez jodidos años.– la mirada atónita del pelinegro estaba clavada en él, paralizado por lo que estaba escuchando, incapaz de producir ni un sonido. –Se que me tarde en darme cuenta, y en aceptar lo que en verdad sentía, que tal vez no debía haber entendido que me amabas unicamente después de que me protegiste de una granada, y tal vez debí decir algo antes, pero aún así daba miedo. Te amo, Oswald Cobblepot, siempre ha sido así.
Dejó un suave beso en una de sus manos antes de alzar una vez más la vista y encontrar la expresiónseria del más bajo fija sobre él.
–¿¡Entendiste que te amaba cuando perdí un ojo por tí!? ¿¡A eso te referías con el maldito sacrificio, Nygma!?
–Uh...
–Eres increíble Edward.
–Yo...– las manos del mas bajo sosteniendo su rostro lo tomaron por sorpresa, acercándolo con delicadeza al rostro palido del otro mientras los latidos de su corazón mezclados con la leña quemándose inundaban sus oidos, sumados al susurro del más bajo que le permitió sentir su respiración y ver con más claridad aquel ojo verde desbordante de emociones bañado bajo la iluminación que el fuego les brindaba.
–Pero aceptare tu estupidez en esta ocasión porque me parece adorable.– unió sus labios con los ajenos, permitiendose saborearlos por primera vez, dejando que cada roce de estos fuera significativo para ambos, simplemente dejándose llevar por el momento.
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Nygmobblepot en Mix-cember
FanfictionOne-shots de este shipp a lo largo de Diciembre.